Las semanas pasaban y los preparativos de la boda comenzaron. Habían decidido la fecha y el lugar. Sería algo íntimo. La gente más importante y cercana a ellos estarían. Raymond les insistió miles de veces hacerla grande, pero decidieron no obedecerle.
Sofía había cambiado radicalmente su actitud con Elizabeth. Estaba a su lado y había decidido ayudarla en todo. Le prometió que después de su boda la ascendería si ellos decidían seguir en Alemania.
- ¿Enserio? - gritó exaltada Nancy a través del teléfono
- Sí, es enserio
- ¿y porque apenas me lo dices?
- No ha pasado mucho tiempo, solo ha pasado unas semanas desde que aceptamos casarnos.
- ¡Me tienes que invitar!, más bien me tienes que llevar para allá- exigió- ¡tengo que ir!
- Está bien
- Pero ¿cómo pasó? ¿por qué ya nunca me dices las cosas interesantes? Todo lo aburrido me lo dices, pero una tremenda noticia como ésta la guardas, ¡te pasas! - le comentó con cierto enojo
- Tranquila, pues la verdad nunca pensé en que algo como ésto pasaría
En aquella llamada Elizabeth le contó todo a su mejor amiga lo que había vivido con Adler. Desde que lo conoció hasta ahora que llevaba con él cómo novia. Volvió a explicarle con lujo de detalle y a tener las típicas charlas que hacían como cuando eran adolescentes.
- Me alegro tanto, es que en verdad es maravilloso, parece una novela- suspiró- y dime…en verdad… ¿amas a Adler? En verdad ¿ya lo olvidaste?
- No lo sé. A ti no te puedo mentir. Ni siquiera estoy segura.
- ¿y supongo que no le has dicho a mis tíos?
- No
- ¿les dirás?
- No lo sé. Adler quiere que todos vengan, quiere invitarlos a todos, pero… no sé
- ¿estás loca? ¡Todavía sigues pensando en él!, ¿por qué te mientes? ¿ya deja eso en paz? Ya pasaron años, él nunca regresará.
- Pero…
- ¡no Elizabeth! -le gritó- no quiero oír excusas, si no lo amas entonces nunca te hubieras comprometido con él. Pero por todo lo que me has contado significa que en verdad sí lo quieres, pero a pesar de eso no quieres soltarlo. Te vas a casar ¡entiéndelo!
- Lo sé, y eso es muy difícil para mi
- No lo es, tú te complicas, tienes una nueva vida, vas a hacer una con Adler, a él lo quieres, él te ha hecho cambiar y volver a ser la misma persona que fuiste, te conozco y sé que gracias a él has cambiado, o dime ¿todo lo que has vivido con él ha sido falso?
- ¡No!, yo lo quiero
- Pues no lo quieras, ámalo, él te ama a ti y están por comenzar una nueva vida juntos para siempre. Sepárate de todo lo que alguna vez viviste con el otro, lo otro fue bonito, fue romántico, tu primer amor y demás, pero ya pasó. Ya son años. Te mereces algo mejor. Te mereces alguien que te ame, que en verdad puedan ser felices. Quiero que te deshagas de todo pensamiento y objeto de él. Quiero que te cases con Adler porque lo amas y quiero que cuando te cases toda tu familia esté presente. Si no invitas a nadie entonces olvídate de nosotros, tal vez no soy la persona correcta para decirte esto, pero no quiero ver a mis tíos sufrir por tus tonterías. Has hecho lo que has querido, y te fuiste dejándoles grandes pesares. Si piensas una vez más abandonar a tu familia por él entonces ya no estoy dispuesta a apoyarte. Haz encontrado a un hombre perfecto, sé que él es bueno y en verdad te ama, tú debes hacer lo mismo. Haz las cosas correctas. Y pon en orden a tu corazón. Piénsalo.
Acabó de decir eso y colgó. Elizabeth se extrañó por su reacción, pero sabía que lo que le había dicho su prima era cierto, tenía toda la razón, tenía que poner en orden a su corazón.
Los días avanzaban y entonces la relación de Adler y Elizabeth se hacía cada vez más fuerte. Salían más frecuentemente. Se divertían cada vez más, divirtiéndose como adolescentes. Haciendo cosas ridículas en la calle y demás lugares, siempre procurando que la prensa no los viera y convirtiendo la guarida secreta en un nuevo lugar para ellos.
- ¿Te gusta? - le mostró el dibujo que había hecho en la pared gris del edificio.
- Me encanta
- Sabes...- volteó hacia ella y le abrazó la cintura- estoy inmensamente feliz por nosotros. ¡te amo! ¡Ya quiero que seas mi esposa! - elevó su voz besándola.
- ¿Te puedo hacer una pegunta?
- ¿Otra? - se rio haciéndole inferencia sobre la pregunta que ya le había hecho
- Si- rodó sus ojos sonriendo
- ¡Haz las que quieras!
- Adler. ¿Ya no recuerdas a Dagmar?
- ¿por qué lo preguntas?
- Porque ella fue tu primer amor, porque ella lo fue todo para ti, porque su ausencia te destrozó y porque no lo sé, estamos en el lugar que muchas veces viviste con ella, sé que era muy bonita y si no hubiera pasado ese accidente desde hace mucho ya se hubieran casado y serían el matrimonio perfecto.