En los siguientes dos días continuó rechazando a adler. Evitando verlo y mintiendo sobre un trabajo extremo. Pensó que eso estaba funcionando. Era una buena forma de eludirlos.
Apagó las luces de su cuarto y se recostó rogando que volviera a conciliar el sueño como la noche pasada. Si seguía así, tal vez podría hacer que Loan se fuera para siempre.
Pronto escuchó un ruido en la ventana. Pensó que era el viento u otra cosa más. No le dio importancia, pero entonces volvió a escucharlo más fuerte. Se levantó para averiguar. Abrió sus cortinas y rápidamente volvió a cerrarlas.
- Ábreme o llamaré a la puerta- logró escucharlo.
- ¡Lárgate de aquí! - le gritó sin la suficiente fuerza
- ¡Ábreme o llamaré a la puerta!
- ¡No te atrevas a hacerlo!
- ¡Entonces ábreme!
- ¡Lárgate de aquí! – le volvió a ordenar
Lo observó caminar, pero entonces escuchó el timbre. Corrió hacia la puerta, abrió, y entrando, rápidamente Loan la agarró de la mano, cerró la puerta y la arrastró a su cuarto volviendo a cerrar con seguro.
- Loan, por favor ¡vete de aquí! - comenzó a llorar- por favor no me hagas daño
- ¡Perdóname ELL!- cambió a un tono suave acariciado su mejilla- sé que tienes razón al temerme, te juro que no quería lastimarte
- Entonces vete, déjame, te lo ruego
- No
Sollozó más
- Perdóname en verdad, no te traté como te mereces, no fui justo contigo, no he hecho las cosas como hubieras querido, sin en cambio he venido a remendarlo. – se acercó susurrándole a su oído.
- Loan… no lo hagas- sabía lo que vendría
- Sé que esto no es lo correcto, pero dime… ¿Cuándo le dirás? ¿Cuándo hablarás con adler?
- No… yo no…
- ¿Por qué no? ¿Cuándo les dirás a todos? Estoy esperándote. Pensé en decirle, pensé en contarle todo, pero quiero que tú le digas, pero si tardas mucho entonces tendré que hablar yo
- ¡Por favor no lo hagas! - le exclamó rápidamente
- ¿entonces cuándo hablarás?
- No puedo… yo… no puedo...
Le limpió sus lágrimas, la abrazó con suavidad y acarició su cabello. Sabía que el forcejearse y librarse de él sería en vano. Permaneció tranquila pero aun sollozando.
- Te juro que nunca llegué a tocar a nadie más. Todas aquellas mujeres fingieron conmigo. Todas sabían que solo amaba a una chica. Me comprendieron y por eso me ayudaron fingiendo relaciones falsas. Todo era para que mis padres supieran que por un lado te había superado y que haría lo que ellos quisieran. Todo era una mentira. Ahora he logrado zafarme por completo de ellos. No sabes cuánto deseaba volver a verte, a tenerte entre mis brazos y decirte lo mucho que te amo
- Por favor Loan… vete…
- Déjame demostrarte que lo que te digo es verdad, sé que lo que hice el otro día es imperdonable, te lastimé, no quiero que sigas llorando, no quiero verte sufrir.
La acostó sobre la cama. Se quitó su playera y permaneció en bóxer. Aun podía escuchar su llanto, un llanto que le dolía pero que quería eliminar. Poco a poco fue levantando su blusa besándola en su vientre. Ella intentando librarse, pero sin tanta fuerza como la anterior vez. Entendió que tampoco quería que su amiga se enterara de la verdad.
Inició acariciando sus pechos. Empezó a depositar pequeños besos en cada parte de su vientre. Su boca pasó a succionar sus pezones con suavidad. Bajó su mano izquierda, entró por debajo de sus bragas y comenzó a tocar con roces lentos. Introdujo uno de sus dedos dentro de su vagina y comenzó a girarlo. Metiéndolo y sacándolo con suavidad. Mientras continuaba haciendo eso no dejaba de besarle su cuello, vientre y pezones.
Deslizó por completo su ropa interior y continuó. Cada vez más podía sentirla más mojada y escuchar menos sollozos. Alcanzó a escuchar un pequeño gemido cuando introdujo un segundo dedo. Aun con movimientos suaves, metiéndolos y sacándolos y girando en su alrededor comenzó a verla más relajada y abrir sus piernas más. Estaba consiguiendo lo que quería.
Volvió a escuchar un gemido más fuerte cuando introdujo su lengua. Sin dejar de dar placer en sus pechos continuó con su lengua. Esta vez podía sentirla moverse y retorcerse, pero no por querer alejarlo sino porque esta vez lo que estaba sintiendo le estaba gustando.
Nunca antes le había hecho un oral, pero estaba agradeciendo haber escogido éstas acciones. Sus ruegos para detenerse habían desaparecido por completo. La podía sentir completamente mojada y arquearse por el placer. La volteó, le quitó su blusa y comenzó a besar cada rincón de su espalda. Llegó a sus nalgas y comenzó a abrilas y a cerrarlas, acariciándolas y besándolas con la suavidad que a ella le gustaba. Volvió a introducir sus dedos y volvió a escuchar otro gemido. Sabía que se estaba suprimiendo. Continuó besando y tocando cada una de sus partes.