- Loan… - lo miró a los ojos con lágrimas - ven conmigo, escápate de tus padres, ven conmigo a México. ¡Por favor Loan, por favor, ven conmigo! - le rogó.
Con miedo, angustia y desesperación le dijo que sí. Era su única opción para ser felices.
Todo estaba planeado para poder escapar, en una semana se irían de Francia y todo gracias a Kerstin, la tía de Loan. Una mujer joven, alta, hermosa, delgada, con copete, cabello negro con mechas azules en las puntas, chino y largo hasta la cintura.
Kerstin era la menor de sus hermanas, había tomado la decisión de irse a vivir con su hermana mayor Gretchen para estudiar la universidad y en parte ayudaba a ser la niñera de sus sobrinos. Amaba tanto a esos niños, sus sobrinos eran su más grande felicidad.
Loan agradecía enormemente que todos los ruegos y súplicas por una semana habían funcionado para poder ayudarlo a tramitar su vuelo sin que sus padres se enteraran. Era su tía preferida. La persona en la que más confiaba después de su hermana. La persona que los había visto crecer y que prefería por encima de su madre.
Ella no le impidió su amor con Elizabeth, se alegró de que ella fuera el motivo de su felicidad en los últimos meses. Verlo radiante y alegre todo el tiempo a su sobrino le producía satisfacción. Sabía que la muerte de su hermana había sido terrible para él. Pero ella le había dado sentido a su vida inspirándole de nuevo el deseo de vivir. Era la única persona que sabía de su noviazgo y de sus escapadas en las noches, cubriéndolo y evitando enfrentamientos con sus padres. Al fin que le había presentado a esa muchacha podía convencerse de que era buena y que en verdad su amor era real. Ella lo amaría y él la protegería. La primera novia que le presentaba y que sabía que en verdad amaba su sobrino. Sin embargo, se preocupó al enterarse de lo que planeaban. Sabía que no era una buena decisión la que habían tomado. Era la peor y la más arriesgada. Trató de convencerlo para que desertara de su locura, pero le fue imposible cambiar de decisión.
El plan consistía en viajar a temprana hora con destino a México. Ellos se hospedarían en un hotel y cuando después llegara Elizabeth se iría con ella a su casa a vivir, diciéndole a los padres de ésta que ahora él se encontraba de intercambio. Con la ayuda de su tía engañarían a aquellos señores. Una vez Loan llegara a la casa de su novia y se asegurara de donde viviría Kerstin se regresaría de nuevo a Francia ocultando toda la verdad. Todos estaban acostumbrados a ver a su tía viajar todo el tiempo, un vuelo más no diría nada malo de ella.
Loan dejaría una carta a sus padres diciendo que estaba harto de su vida y por eso los abandonaba advirtiéndoles que no lo buscaran. No escribió más detalles y no dejó cabos sueltos para que no sospecharan de su huida. Nunca les contó nada a sus amigos o parientes, ni del plan, ni de su amor con su novia. Sólo fue de visita a la tumba de su hermana explicándole por centésima vez su amor y sintiéndose orgulloso de lo que haría.
Se irían en las primeras horas de clase así que lo buscarían en el atardecer. Tiró su teléfono asegurándose de no ser rastreado a causa de él.
Con gran nerviosismo sacaron las maletas de Loan al automóvil de Kerstin. Ella avisó que viajaría a Holanda como de costumbre y se marchó de la mansión la noche anterior.
Al día siguiente Loan fue a la escuela. Entró a su primera clase, saludó a su madre como de costumbre y le avisó que entrenaría hasta tarde.
Escapó en la segunda hora y corrió hacia la esquina donde lo estaba esperando su tía. Subieron al vuelo, se hospedaron en el hotel que habían reservado y esperaron hasta el día siguiente.
Las cosas iban funcionando a la perfección.
Elizabeth llegó hasta ellos y con ayuda de su primo los llevó en la camioneta hasta su casa. Le mintieron a sus padres y demás familia haciéndoles creer que en verdad estaba de intercambio. Nadie dudó. Sólo sus primos Pepe y Nancy sabían la verdad. Kerstin dudaba que funcionara su plan, en la madrugada la había despertado su hermana avisándole la desaparición de su hijo.
La osadía con la que comenzó no era la misma de ahora. Tenía miedo de que los descubrieran y más temía por su sobrino. Las condiciones en que vivía aquella familia no eran nada gratas para ella. Mucha gente, comida extraña, niños revoltosos por doquier. Terrenos de cultivo y animales de granja peligrosos. Los muebles viejos y sucios. Todo le desagradaba. Sin en cambio su descontento no era compartido con Loan. A él le estaba fascinando, tan sólo llevaban unas horas en aquella casa y ya se había enamorado, a él todo le emocionaba. Era tan noble y amable como los demás con él. No paraba de sonreír y decir que amaba todo.