tal vez, en otra vida

CAPITULO VII

Amaya Bloyd

¨Flores¨

Cada una de ellas florecen de mi piel...

Siempre al rojo vivo...

Se comienzan a tonar un color violeta al momento de marchitarse...

Y con el tiempo caen marchitas y solo dejan una cicatriz...

Haciendo saber que estuvieron ahí...

Y así nunca olvidar por que plante cada una de ellas en mi piel...

Arden al tocar el agua...

Pero el dolor es tan satisfactorio...

Mi propia sangre me hace recordar que estoy viva...

Me hace sentir viva ver mi sangre correr...

Ese dolor...

Ese dolor no es comparado con nada. No se compara al vacío que tengo dentro, a la ausencia que hay en mi...

Soy una buena mentirosa, desde que era pequeña para no preocupar a nadie fingía estar bien. aprendí a fingir. Comencé a mejorar mi técnica cada vez que alguien se iba de mi vida —empezando con mi padre—. para que no vieran cuanto me dolía. Lo sola y vacía que me sentía.

Todos creen conocerme, pero no lo hacen. solo ven mi mascara construida para que no me dañen otra vez.

Nadie me conoce...ni siquiera yo.

Es irónico, creí que creando esta personalidad me encontraría a mi misma y termino siendo lo contrario.

Me perdí en mi propia mentira.

 

En un intento de normalizar mi vida conseguí una sola persona en la que de verdad confío, una persona que siento parte de mi, que es parte de mi y que se puede decir que ya es mío. No dejare que nadie me lo arrebate no a él. Ansel Williams, mi castaño favorito, el chico mas lindo que he conocido, pero no es eso lo que me atrae a el, es su forma de ver el mundo, sin prejuicios, ni estereotipos. Ve a todas las personas como algo bueno no ve nada malo en ellas, solo se enfoca en lo bueno y positivo. Es justo lo que necesito. El esta completamente hecho para mi.

Es el único que ignoro mis flores recientemente hechas, las ya marchitas y las que ya no están. N o vi lastima en su mirada, desde ese momento se esforzó en sacarme una sonrisa, en que olvidara el cruel mundo que me rodea, solo el lo ha logrado solo él.

Desde que todo esto comenzó hace mas de año y medio, creí que solo se acerco a mi por la razón que lo hacen todos; —Daphne, mi querida hermana mayor, amada por todo el mundo por su carisma, ingenio y generosidad—. Pero el no, el solo se acerco por que me vio sola excluida del mundo exterior—y no, no como un bicho raro, ni menos como la persona que odia a todo el mundo, solo por que sufro de ansiedad social y si me acerco a alguien siempre he sentido que seria lo mismo que estar sola, y prefiero mi soledad—siempre me gusto vivir mis fantasías sola, al momento en el que historias ficticias brotan de mi mente para evitar el aburrimiento, pero en ese momento tuve con quien compartirlas. Con él.

Él es todo lo que quiero y necesito en este mundo no permitiré que nadie me separe de Ansel, la única persona que comprendió mi soledad y la única persona a la que le confiaría mi vida mis problemas y mi corazón. 

El dueño de mis pensamientos esta frente a mi, enseñándome uno de sus pasos de valet en medio de un anfiteatro completamente vacío donde me trajo. Llegamos aquí ya que fingí una crisis solo para que Amity se quitara de en medio entre él y yo. Yo dije que nadie me lo va a arrebatar y el como siempre cae en mis pequeñas mentiras. No dejare que una mosquita muerta como Amity que viene y le hace ojitos a mi Ansel justo en frente de mis narices se salga con la suya.

—¿Qué tal yaya?, ¿Cómo lo hice?—. Su cálida voz me saco de mis pensamientos. No dije nada solo asentí con la cabeza.

—Vamos, ¿No dirás nada?, llevas una hora sin soltar palabra— Dijo tomándome de los hombros y meneándome un poco de lado a lado para que reaccionara.—Di algo, yaya— Vociferó haciendo pucheritos como los de un niño pequeño—¿Por favor?— Y lo que me faltaba esos ojitos del gato de sherk para que me sacara una sonrisa genuina.

—Loco.

—No dijiste eso.

Esos ojos color miel que enloquecen a cualquiera, me miraban con cierta diversión mientras me abrazo de las piernas para subirme a su hombro y comenzar a girar. El engreído saca a destacar su gran fuerza al hacer eso siempre que quiere hacer que me arrepienta de algo que dije. Desde arriba tengo la perfecta vista de su formado trasero que se ve a través de sus pantalones negros. ya iba en la quinta vuelta y mis brazos agarraban su espalda con fuerza, aunque sabia que no me dejaría caer por instinto me agarre con fuerza de su caja torácica y ya un poco mareada pude decir: 

— Ya va, basta me retracto, me retracto.

— No te oigo— Dijo canturreando el loco.

— Que ya va, me retracto. Bájame antes de que te vomite el culo.  

— Tan amable—. Dijo ya luego de dejarme por suelo.

— Y tu tan-.— Me detuve antes de decir alguna ofensa.

—¿Tan que?, ¿Qué ibas a decir yaya?.

—Lindo. Iba a decir lindo— Dije con una sonrisa para nada convincente provocando que entrecerrara sus ojos.

—Solo por esta vez.— Ahora yo entrecerré los ojos. Ansel Williams. ¿Cediendo? eso no es real.

—¿Que?.

—Me sorprendes cada día mas. ¿Qué bicho te pico?.

— El único bicho cerca eres tu yaya.

— Ja, Ja, payaso.

—Yyy.

—¿Y que?, ¿Te trabaste?. Si te trabaste no puedo destrabarte. Aun no encuentro tu botón de apagado y el de volumen menos así que te jodes. 

—¿Estas mejor?.— Pregunto con seriedad.

— Sigo con vida.

— Y yo soy el payaso.

— Hasta que lo admites.—.Dije apretando sus mejillas mientras caminábamos.

—Auch— dijo sobándose la cara.— Veo que estas mejor sigues siendo mala.

Si tan solo supieras castaño mío

—¿Mi casa o la tuya?—. Dije cambiando el tema.

— La tuya.




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