Tan efímero como un beso

Preámbulo

Escribir esta novela fue un salto al abismo, un desafío que me despojó de temores y me enfrentó a la crudeza del amor. Las críticas que lleguen las recibiré con el corazón abierto, pues son el fuego que forja mi pluma, un recordatorio de que el amor, como mis palabras, no siempre busca complacer, sino estremecer. Abordar la violencia y la intimidad me inquietó; siempre creí que el amor no necesitaba de esas sombras para brillar. Pero en Tan efímero como un beso, me atreví a explorar sus aristas más crudas, tejiendo una historia que marcó mi alma y dio forma a este debut audaz, un lienzo de pasiones y heridas que refleja mi propio corazón expuesto.

A ti, lector, mi gratitud infinita por sostener estas páginas, por confiar en mí, por adentrarte en un mundo donde el amor es un relámpago: breve, deslumbrante, eterno en su instante. No domino el arte de los agradecimientos, pero que estas palabras destilen mi devoción por ti, que haces vivir esta novela con cada latido que compartes con ella.

Tan efímero como un beso no es solo una historia de amor; es un vals en la cuerda floja, un abrazo desesperado en los callejones oscuros de la vida. Es un flechazo que promete la eternidad y se desvanece con la certeza de su finitud. Es un acto de rebeldía contra un mundo que desilusiona, donde amar es atreverse a caer, sabiendo que el abismo espera. Esta novela es un espejo de nuestras fragilidades, un susurro que pregunta si el amor, aunque efímero, puede salvarnos. Espero que, al recorrer sus páginas, encuentres las chispas de tus propios anhelos y que, como yo al escribirla, te descubras transformado por su fuego.




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