Tarde En El Verano

—Capítulo 3–

(PASADO)

REBECCA.

He llegado al famoso B. College, uno de los más prestigiosos del Reino Unido, es más largo el nombre pero lo hemos abreviado para que suene más cool, las estructuras son tan antiguas como quienes educan en ellos, hay que hacerlo nuestro, regresamos de vacaciones y con el hemos cambiado de semestre, el tiempo para mí ha ido demasiado de prisa es como si el tiempo quisiera evitar que vivamos cosas que pudieran estancarse en nuestras vidas si no se apresura.

Observo los jardines por donde andan mas de mis compañeros, al ser un sitio exclusivo la mayoría de veces reconoces a los hijos de los amigos de tus padres. Bueno, depende si estudian aquí, ya que muchos otros se van a otros internados.

Avanzó mientras observo mis alrededores, el verano comienza a extinguirse y eso me agrada bastante, pues el otoño es mi época favorita del año. Amo el pisar hojas secas y los lindos colores oscuros que aparecen en la naturaleza, las tardes llenas de melancolía y la calidez de las chimeneas mientras escuchas la madera crujir.

Una pareja atrae mi mirada, a ella no la conozco a simple vista y a él menos, solo lo reconozco por su forma de caminar y mover los brazos, algo estupido si lo pienso. Pero no le he visto el rostro, bueno tampoco es como si fuera tan importante en mi vida, lo qué pasa es que hace un par de días lo vi por aquí con una chica totalmente distinta. Me quede observándolo y la joven parecía maravillada cómo está, me intriga saber cual es su método de ligar, aunque me enfada el que sea tan mujeriego. Debe creerse un Don Juan, sí, uso un término anticuado debido a la última lectura que tuve, el mito de Sísifo, de por sí no me gusta leer y luego hacerlo con Camus fue una bomba de ideas, capte los nombres y títulos que mencionaba pero, me dieron ganas de evitar la lectura, de ahí saco el término Don Juan. No creo ser la única que cuando lee algo lo asocia con la realidad para recordar esos fragmentos del libro, incluso he escuchado que las lectoras quieren o intentan tomar la personalidad de algún personaje literario.

Particularmente no soy la típica joven fanática de la lectura, no, tengo otros intereses, pese a que la lectura es obligatoria para el colegio donde estudio donde después de días de leer el libro asignado lo comentas con otro grupo de personas, promoviendo la cultura y temas de conversación, sin mencionar que leer nos hace hablar con más fluidez, pensar más allá y sobre todo nuestro cerebro crea redes neuronales. Desde luego, como ya dije no es mi pasatiempo favorito tengo otras particularidades de Nerd que me gustan practicar mas.

Veo como la joven mujer se recoge un mechón que le nubla la vista y le sonríe tiernamente al caballero que a mi perspectiva es un lobo vestido de oveja.

Sí, mis ideas de los hombres es que todos son iguales. Lo único que les cambia es el grosor de la billetera y los ceros en cuentas bancarias.

—¿Detective Bélanger está en tierra?

Mi amiga me hace saltar de susto, ya que no supe ni en qué momento me detuve a ver a la nueva pareja.

—¿Qué miras Becca?

Trata de buscar lo que me tiene entretenida, fallando en el intento.

—Solo caminaba y pensaba algunas cosas, ya sabes suelo divagar.

—Okey, en fin. ¿Adivina que?

La miro con escepticismo.

—¿Te volviste a enamorar?

Se gira para ver a otro lado.

—ya se me hacía extraño, detective Cox.

Ariadne es una enamoradiza de primera categoría, se enamora tan inmediato de los hombres que hasta dudas, pero lo hace ver real.

Sí, es hipócrita de mi parte castigar a Don Juan y perdonarle a Bovary. Es injusto y me odio por ello.

Pero Ari es excéntrica y puedo decir que tiene hasta un alma inocente. Nada mal intencionado jamás, solo ve a un hombre y decide que estará enamorada de él por una semana, después cambiará a otro, todos en secreto. Al menos no la ilusionan o ilusiona.

—O sea sí, pero también escuche que tendremos nueva miembro de grupo.

Continuamos nuestro recorrido hacia el aula.

—¿Nueva?

Asiente con rapidez.

—Sylvia Walker, la hija del petrolero James Walker.

—Es raro, ¿Quién deja su vida hecha de otro estado para venir acá? Me imagino que sucedió algo estrepitoso.

—Lo sé, yo no podría dejar este precioso lugar, ni a mi detective Bélanger.

—En fin, dejemos de cotillear.

—¿No nos da estatus? —se burla.

—No, pero nos fascina.

Me rio y me sigue la corriente.

He escuchado de los Walker, poco a decir verdad mantienen una vida un tanto privada. Por lo regular cuando los hijos son menores de edad poco se habla de ellos, solo se nos menciona como los herederos de una fortuna tal y el apellido tal. Aunque las caras publicitarias son los padres o los mayores.

Nos dan privacidad, supuestamente. A algunos, no a todos les gusta ser privados, eso se sabe.

Cuando entramos al aula todos están platicando con ella, le miro y es una dama una auténtica mujer inglesa. Belleza natural que hace que cualquiera quiera estar con ella.

Paso de largo y tomo mi asiento. Tengo un humor algo irritante para la mayoría de las personas, no soy un alma acaramelada, me gusta ser mal encarada, disfruto incomodar.

Las clases dan comienzo y ahora las participaciones que daría y por las cuales estudie son arrebatadas por la señorita Sylvia Walker.

Por fin volteo a verla y con fingida gracia le sonrió al decirle que no hay problema. Además de Hermosa es inteligente. Sin duda una mujer peligrosa.

Mi lado competitivo se activa de cierta forma, el desazón de ser arrollada por alguien más me mueve.

Y dejo claro de una vez por todas, no soy la típica chica que se gano una beca para estudiar aquí, tampoco soy la típica joven amable y carismática que hace todo bien, no. Esos sólo ocurren en las series o películas que hablan de socialites, no todo lo bueno viene por ser de escasos recursos, ni tampoco lo malo viene de ser de buen estatus económico, o bueno, tal vez.




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