¿te amo?

Capítulo 6

Un mes después

Mi vida había cambiado en el último mes, pues desde mi visita al cementerio y el perdón que vino con ello, me sentía como una nueva Cristyn capaz de enfrentarse a cualquiera sin titubear. Alisha se mantenía, al igual que sus padres, en contacto conmigo y siempre me estaba enviando mensajes para subirme el ánimo, ya que a veces la soledad volvía a mí y hacía tambalear mi recuperación.

Los señores Humprey me confesaron, en una de nuestras cenas, que después de la muerte de Ashton se sintieron mal por hacerme a un lado y que se arrepentían por haberme tratado mal cuando yo era el motivo por el cual su hijo sonreía. Extrañaban tanto a Ashton que seguía trabajando para dejar la culpa atrás, pues también se sentía como yo cuando ellos eran inocentes de todo. Suspiré, leyendo por décima vez el mensaje de Alisha mientras me mordía el labio inferior con nervios, pues ella quería acompañarme a la cita con mi obstetra para que no esté sola en ese momento importante, pero Gareth iría y no quería enfrentamientos entre ellos.

 

Alisha: Por favor, Cristyn. Me portaré juiciosita y no haré nada que te provoque estrés.

Alisha: Por favor, quiero estar ahí.

Yo: Cambie la cita para mañana porque Gareth irá. Lo siento, Alisha.

Alisha:

 

Una sonrisa igual al emoticón se coló en mi rostro, pues quería tenerla junto a mí en ese momento relevante de mi vida, pero sabía que si veía a Gareth se desataría la tercera guerra mundial y no estaba lista emocionalmente para verlos discutir. Alisha me quería como una hermana y me iba a defender ante cualquier persona, incluida mi expareja.

A Gareth le tomó dos largas semanas poder asimilar mi embarazo y aceptar ser parte de la vida de su hijo, algo que me hizo suspirar aliviada pues no quería que mi bebé sintiera la ausencia de la figura paterna. Sus padres se habían enterado de que iban a ser abuelos y estaban extasiados con la noticia mientras que él quería mantener una distancia prudente de mí y eso dolía en demasía. Mi corazón no dejaba de llorar por su ausencia, la cual dolía más que cuando perdí a Ashton y eso era raro, pues nunca pensé que pasaría más dolor que ese fatídico día hace cinco años atrás.

Resoplé agarrando un pedazo de manzana para llevarla a mi boca, pues la fruta era muy buena para mi bebé y la comía entre horas o en el desayuno. Tenía una dieta saludable que seguía a pie de la letra con el pensamiento de que era por la salud de mi hijo. Continué alimentándome mientras mi móvil sonó sobre la encimera de granito frente a mí y no tenía ánimos de contestar porque sabía que era Minerva presionándome por los cuadros. Había pintado muchos sobre el perdón, pero la pieza principal seguía tapada en una esquina de mi estudio, ya que no podía verla sin llorar y sentir que mi corazón, apenas construido, se estaba rompiendo de nuevo.

Limpié mis dedos en una servilleta para agarrar mi móvil y ver quien estaba llamando. Me sorprendí al leer el nombre de Gareth parpadeando en la pantalla, pues no esperaba que me contactara tan de mañana. Tomé una fuerte respiración para calmarme y deslizar mi dedo para contestar, llevé el aparato a mi oreja para saber que era lo que deseaba el padre de mi bebé.

 ―¿Gareth?

 ―Cristyn ―murmuró―, ¿cómo está el bebé?

 ―Muy bien ―sonreí, pues hablar de nuestro bebé me hacía feliz.

 ―¿Náuseas matutinas?

 ―Un poco cuando me desperté. ―En ese momento eran las diez de la mañana y había ingerido unas galletas saladas antes de levantarme de la cama porque ayudaban a controlar las náuseas.

 ―¿No has vuelto a sentirlas? ―preguntó y escuché voces de hombres al fondo, lo que significaba que Gareth acababa de llegar a la estación de bomberos.

 ―No, he tenido una mañana tranquilo.

 ―Es bueno saberlo, Cristyn. ―Hizo una pausa―. ¿Cambiaste la cita?

 ―Sí, Gareth ―suspiré y giré para caminar hacia el fregadero, pues tenía que lavar lo que había ensuciado―. Mañana a las diez tenemos la cita con mi abstracta.

 ―¿Veremos el sexo del bebé? ―cuestionó con la voz llena de emociones y sonreí, pues eso me demostraba que él contento con mi embarazo.

Escuché aplausos provenir desde otro lado de la línea y podía jurar que estaba sonrojado por ser el centro de atención. Los compañeros de Gareth se encontraban felices con la noticia de que su mejor bombero se convertiría en papá y eso me hacía muy feliz.

 ―Es muy pronto para saber el sexo del bebé ―expliqué―, pero lo veremos y escucharemos sus latidos.

 ―¿Sus latidos? ―balbuceó. Conocía demasiado sus reacciones que sabía que en ese momento debía tener los ojos llenos de lágrimas.

 ―Sí.

 ―Gracias ―dijo, aclarándose la garganta―. Mañana paso por ti para ir juntos a la consulta. ¿Necesitas algo?

 ―Tengo todo lo que necesito.

 ―Si tienes antojo de comer algo, avísame para llevártelo.

 ―Gracias ―susurré.




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