CAPÍTULO 8
Después de quince minutos de breve reunión, los tres se pusieron de acuerdo a todas sus responsabilidades.
—Bella —la nombró cuándo terminaron de ponerse al día. La embarazada lo miró esperando hiciera referencia a su llamado. Al ver el rostro de su jefe, supo que no era estrictamente laboral lo que le diría —. Deseo no pises esta empresa hasta dentro de un año, cuida de ella. Leah hará un excelente trabajo.
La miró entornando los ojos. Ese hombre era poderoso, firme y desde un par de meses atrás todo un corazón hielo pero no era malo, no era cobarde y no era un monstruo como muchos solían pensar. Pero, ¿quién lo podía juzgar?
—No lo dudo, Leah está muy bien preparada y es responsable —observó duda en su mirada, sin embargo lo calló.
—Tienes razón, Leah ha hecho un gran trabajo estos días
—Tú aún no confías completamente en ella ¿cierto? —Bella dejó salir un suspiro, perdió la vista en el cuadro detrás de él comprendiendo. Maciel sabía algo que ella no.
—Es la mejor para sustituirme un tiempo, ella es diferente —le recordó.
—Lo es —sonrió recordando la noche anterior, ella era simple, sencilla, nada que ver con ese mundo que lo rodeaba pero no comprendía la posición de aquellos chicos en su vida.
—Bien, creo que tu solito ya has creado tu opinión, yo mejor me retiro.
El resto del día fue ir y venir, llamadas, clientes, copas sin fallos. Así acostumbraba, así era él. Para terminar a las ocho y asistir a aquella cafetería que ahora le parecía tan atractiva o mejor dicho aquella diosa de hermosísimos ojos verdes que lo mantenían en intriga.
Salió de su oficina frotándose la sien con su móvil en mano. Ya los empleados se habían retirado y el edificio se encontraba solo a excepción del personal de vigilancia. Al salir observó a los lejos la silueta de la chica hablando con aquellos hombres e inmediatamente localizó a Jessie y puso atención a lo que en ese lugar ocurría.
Leah le extendía un sobre con contenido desconocido, quizás con mucho dinero. Para luego caminar a la cafetería y cumplir su turno.
La chica iba con un par de hojas pegadas a su pecho y temblando.
¿Quiénes demonios eran esos hombres?
Mejor pregunta. ¿Qué le importaba a él?