Te atreves a amarme

Capítulo 19

CAPÍTULO 19

 

Dos días había transcurrido desde aquella noche en el parque, el regreso a New York cada vez estaba más cerca y tanto Maciel como Leah sentían que algo les estaba carcomiendo el sistema.

Entre reuniones, llamadas, videoconferencias, él estuvo muy ocupado, y Leah revisando los informes que le habían enviado a Maciel con respecto a la restructuración de las áreas afectadas del edificio en el accidente, de esa manera transcurrió el día. Ambos ocupados, sin verse las caras.

En la noche subieron juntos al elevador, luego de aquella salida al parque la relación era así, un paso adelante y miles para atrás, ninguno de los dos quería entregar más. En el ascensor el aire era tenso, se lanzaban miradas desafiantes, Maciel se estaba conteniendo.

—No resisto más, no puedo —murmuró tomando su cuello para enseguida besarla. Su aroma se coló en su sistema tan rápido como la sensación cálida de su cuerpo, hermoso y fuerte. Algo en la mente de Leah gritaba “detente” y otra parte “déjate llevar”, así que dedicó  a solo sentir, a vivir algo que sabía no sucedería con nadie más, no de esa forma por lo menos. El hombre rugió tomando el control, deslizando lentamente sus manos por su cintura. Leah gimió. Sintió como sus manos subían el vestido sin dificultad. El beso era tan exigente, ninguno pensaba separarse. Sus sentidos actuando al compás. Su ansiedad en contra de ambos. Se separaron en cuanto las puertas de elevador se abrieron y siguieron hasta la habitación. Al cerrar la puerta Maciel volvió a impactar sus labios contra los de ella.  Dieron con un sillón. Descendió lentamente de aquel descomunal cuerpo que lo embrujaba. Las partículas que brotaban no les permitían ser conscientes de lo que otra vez sucedería. Sin perder el tiempo y aplicando movimientos que jamás se había atrevido a realizar se despojó de su vestimenta. Él intentó tocarla, ella retrocedió señalando su vestir. Maciel se despojó de todo en un segundo.

Sin demora la tomó por la cintura, y continuaron en aquel viaje hacía la perdición. La joven no sabía lo que quería, pero se sentía tan jodidamente bien que no lograba salvo gemir. Más de una vez aferró su cabellera buscando que se alejara, colapsaría, pero lo único que conseguía era sus dedos se hundieran más, que su lengua fuese más exigente. Sin poder evitarlo su respiración fue aumentando, su vista era pura niebla  y dentro sentía que su cuerpo colapsaría.  Gritó arañando su espalda.

 —No como antes —gimió Maciel. La joven apenas si podía respirar. Con los ojos cerrados y humedeciéndose los labios asintió. Apenas si un segundo después fue consciente de que él se enterraba tan profundo que volvió a gritar de placer al sentirlo de aquella forma. Pasión y lujuria era lo único que circulaba en esa habitación. Casi en el aire, con él sujetando su cintura. Agarró sus hombros mientras él cargaba todo su peso y adentraba en ella con mayor arrebato.

La traspiración, los jadeos y el choque de sus cuerpos era lo único que se escuchaba. Se acercaba a una explosión llena de sensaciones y colores, lo veía venir. Se aferró con más fuerza a él, buscó su labios pues el hombre tenía los labios en su cuello, mordisqueaba su hombro, su lóbulo, mientras ella solo podía sostenerse a su espalda. Al comprender lo que deseaba hizo que se deslizara por el mueble y sin detenerse la besó. No tardaron en llegar, pero al hacerlo, ambos absorbieron sus gritos sin soltar sus labios, sin dejar de probarse. La explosión llegó volando todo a su paso. Unos segundos después aún continuaba sobre ella, buscando, de alguna manera, regresar a su condición normal, deseando conectar un pensamiento con otro, cualquiera. Pero era casi imposible, menos teniéndola cerca, jamás había estado con alguien de una forma tan arrebatada, tan pasional. No tenía idea de por qué carajos no le dijo lo que iba a decirle, por qué terminó nuevamente perdido en ese lugar ardiente, que lo envolvía y lo apretaba a tal punto que perdía la cordura.  Se irguió despacio juntando el valor necesario. Leah tenía los párpados cerrados, respiraba con dificultad y su rostro tenía adherido algunos mechones gracias a la transpiración.

Se quedaron acostados sin decir nada, Maciel acariciaba su brazo, tratando de controlar las sensaciones que ella le provocaba, una vez su respiración volvió a la normalidad se vistió y salió de la habitación sin decir más. Leah estaba con la boca abierta, nunca había sido tan arrebatador. Debía parar, su estancia en Italia había sido increíble pero al regresar buscaría un lugar para vivir, debía irse de su apartamento o perdería la poca cordura que le quedaba.

Maciel sin pensarlo mucho le hablo a su mejor amigo, era el único capaz de ayudarlo.

—Maciel déjate llevar, lo que pasó con Rebeca, pasó, debes cambiar de página y si esa chica está descongelando ese corazón de hielo, ella es la indicada.

Esa noche Maciel perdió la cabeza por completó y Jareb lo observaba con sorpresa, nunca lo había visto tomar tanto.

 

***

 

Maciel se encontraba reunido con Jessie y Leah pero no lograba concentrarse, su mente estaba en otro lado, las palabras de Jareb lo tenían completamente perdido. Y si se dejaba llevar ¿Qué podría ocurrir?

Leah le había dejado claro que no estaba en busca de una relación seria, tendría que conquistarla y estaba dispuesto a hacerlo.

—¿Necesita algo más? —Leah se puso de pie y cerró el ordenador relajada. Al ver que no respondía, lo miró expectante. De inmediato reaccionó.




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