Después de haber visto ese amanecer tan hermoso Héctor se dispuso a irse a su casa, yo me acosté totalmente feliz, jamás me había sentido de esa manera
Después de haber terminado mi trabajo con Héctor semanas después me llamaron y fui la ganadora del premio nobel en medicina, ya que mi descubrimiento ha servido de mucho, me fui de la clínica dejando a Nath a cargo junto con Adrien como era anteriormente, comencé a trabajar en el Hospital Center de Francia y ahora es una poco más solicitado el hospital, es decir, llegan más gente rica que quiere que yo los atienda
–Andrea, sabes le diré al director que invente que te fuiste a otro país para que solo los casos más urgentes te toquen
–Gracias Ramsés, no sabes que cansado ha sido últimamente todo esto –Pone un vaso de café frente a mí y le tiro un beso –Oye pero ya en serio lo de inventar que me fui no sería un invento, sabes que me trasladaran a Canadá
–Solo porque tu quisiste –Me acerco a el –Quiero ir a ver a mi madre y hermanos, hace mucho no los miro y no me dará el director vacaciones así que me trasladara haya
Me esquiva su mirada y lo abrazo –Créeme que cuando llegue haya hare todo lo posible para que te trasladen y estés conmigo
–Está bien pues, pero que sea rápido porque no soportare el que otra persona me dé ordenes –Nos reímos y nos ponemos a trabajar, en dos semanas más me voy a Canadá, mis hermanos ni mi madre sabe que iré
***
Toc, toc, toc, estoy muy nerviosa, vuelvo a tocar la puerta y escucho pasos, Dios
–No está mi mamá, vuelva –Saúl se queda callado y me mira de pies a cabeza, de pronto los mellizos salen y felices me abrazan llorando, rápidamente me arrodillo y también los abrazo, mis hermanitos ya están grandes
–Dios, no puedo creer que estés aquí –Me levanto y Saúl me abraza fuerte –Te hemos extrañado tanto, ¿Por qué no te has comunicado con nosotros? –Mis hermanos toman mis maletas y las meten a la casa
–Eh tenido muchas ocupaciones, eh estado muy ocupada y no he tenido tiempo de usar por mucho tiempo el celular –Saúl sonríe y nos sentamos en la mesa
Los mellizos me contaban de todo las cosas divertidas así como también Saúl me estaba platicando de una chica que anda pretendiendo cuando escucho la voz de mi madre
– ¿Por qué están estas maletas aquí? –Mis hermanos se tapan la boca y Saúl sale –Tranquila madre, aun no me iré –Saúl entra a la cocina abrazado de mi mamá y ella al verme cae de rodillas
–Dios mamá por favor no hagas eso, vamos levántese –La ayudo a levantarse y ella me abraza fuerte –Mi niña, ¿Cuándo llegaste? –Dice cuando llega a calmarse un poco
–Acabo de llegar ma, por eso las maletas –Ella me vuelve abrazar –No puedo creer que estés aquí, ¿Cuánto tiempo te quedaras? –Todos me miran en espera de una respuesta
–No lo sé, todo dependerá de si me quiero ir, es decir, me trasfirieron desde el Hospital Center hasta aquí –Mis hermanos aplauden emocionados
– ¿Eso quiere decir que te quedaras? –Asiento feliz – ¿Dónde te quedaras hija? –Saúl tenía su celular y comienza a reírse – ¿De qué te ríes? –Pregunto quitándole su celular
–Da la grandísima casualidad que tú llegas a Canadá y las empresas del empresario Héctor Montañez también llegan –Confirmo en cuanto leo la noticia
–No sé qué onda con eso, yo vine porque necesitaban ayuda en el hospital de aquí y porque ya los extrañaba –Mi mamá sonríe y toda la tarde nos las pasamos en el sofá, comiendo, mirando películas hasta que ya era tiempo de irme
– ¿Enserio no te quieres quedar aquí? –Niego –Gracias madre pero ya tengo reservado un cuarto de hotel así que tengo que irme –Ella me abraza –Hay mi niña, parece que estoy dormida y este es un sueño
–Pues mañana sabrás su es un sueño –Me despido y entro en mi auto, estoy por llegar al hotel cuando entra una llamada
– ¿Bueno? – ¿Andrea? –Sonrió al reconocer la voz – ¿Quién habla? –Pregunto sonriendo –Soy.. –Interrumpo a Héctor –Se quién eres Héctor –Escucho como se ríe –Quería decirte que pues estoy en Canadá –Entro al estacionamiento y me aparco
– ¿Y cómo para que quería yo saber dónde estás? –Pregunto una vez que quito mi celular del manos libres –No sé –Responde algo nervioso – ¿Seguro? –La línea se queda unos minutos en silencio
–La verdad es que solo quería hablar contigo, quería escuchar tu voz –Estoy muy segura que me sonroje –Pue si quieres escuchar mi voz mañana nos vemos en donde nos conocimos la primera vez ¿Lo recuerdas? –Se queda callado
– ¿No le parece bastante atractiva la vista? –Trato de imitar su voz –Me preguntaba ¿Quién es y que hace aquí?