–Sigue las indicaciones que te di y en menos de lo que piensas serás la misma persona de antes –Les abro la puerta y salen feliz
–Gracias doctora –Dice la pequeña Ivonne –No hay nada que agradecer bonita
Se despiden y se van, en toda la tarde no hubo algún caso que haya requerido mi atención así que salí temprano, me despedí de Ramsés y salí para tomar un taxi, al llegar a la empresa de Héctor la recepcionista que me llego a sacar me miro y me ignoro por completo
–Hola Amelia ¿Cómo estás? –Digo cuando me pongo frente a ella –Andrea ¿Qué milagro que pasas por aquí?
–Vine a saludar –Respondo con una sonrisa y me hace señas para que le muestre la mano y lo hago –Dios que emoción cuando el jefe llego estaba con una sonrisa, al principio me dio miedo pero después puso sus manos aquí en el escritorio y le mire la sortija entonces me dijo que yo me merecía un sueldo más alto y se metió a su despacho, pensé que era una broma pero ahora que veo su sortija ya sé que está pasando USTEDES SE CASARON –Grita lo último emocionada
–Amelia por favor, si estamos casados pero nada más –Comienza a dar aplausos y me abraza –Espero de corazón que sean muy feliz –Me suelta y pienso para mí que así sea, le pregunto si Héctor está solo y me responde que si así que voy en camino a su despacho
–Adelante –Entro y Héctor está en su computador trabajando y tiene muchos documentos en su escritorio
–Dime Melia ¿Qué se te ofrece? –Esta tan concentrado en lo que está haciendo que ni se da cuenta que estoy aquí –Estoy buscando al señor Montañez –En cuanto lo digo Héctor deja lo que está haciendo y se abalanza sobre mi
– ¿Qué es lo que haces aquí? ¿No se supone que debes estar trabajando? –Me pregunta cuando me suelta
–Vine por usted Amo y salí temprano ya que no había tanto movimiento en el hospital
– ¿Amo? –Pregunta confundido
–Lo siento, he estado leyendo libros y se me pego
– ¿Estás leyendo libros de Sumisión? –Me pregunta mientras me gira poniendo mi espalda en contra su pecho
–Estaba, ya termine de leerlo
–Y dime ¿Te gustaría que te vende los ojos, que te espose y que te azote con un hermoso látigo?
–Yo no sé –Respondo y toma mis caderas poniéndolo contra su ya creciente erección –No me apetece taparte tus lindos ojos porque me gusta verte, ni esposarte porque me gusta que me toques, ni mucho menos darte con un látigo porque es más satisfactorio darte una nalgada con la mano, así que sácate estas ideas de tu cabecita –Dice dándole unos toquecitos a mi cabeza
–En unos minutos terminare el trabajo que tengo para mañana, puedes sentarte en el sofá –Dice y toma asiento el tras su escritorio, poco a poco voy dándole la vuelta y despacio me siento en sus piernas dándole la espalda
– ¿Qué pasa contigo amor? ¿Quieres que te posee aquí? –Hago como que no escucho y lentamente comienzo a dar círculos con mi trasero –Dios Andy también tengo ganas pero espera a casa
Paro de hacer eso y comienzo a moverme de enfrente y hacia atrás asiendo que Héctor deje los papeles y me tome de la cadera para acelerar los movimientos
–Andrea por Dios, harás que me corra y manchare el pantalón –Volteo y me levanto para poner las piernas juntas de Héctor y abrir las mías, sentarme frente a él y besarlo, de pronto Héctor se levanta y me carga para después dejarme acostada en el sofá
–En verdad amor, tengo que terminar este trabajo, pero podemos terminar esto en casa –Dice y me guiña el ojo
–Pues yo ya no voy a querer –Le saco la lengua y me cruzo de brazos asiendo que Héctor ría
–Mi niña chiquita ¿Se enojó? –Pregunta y lo ignoro cierro mis ojos y sin querer queriendo me quedo dormida
De la nada siento como me cargan y me dejan en un sitio totalmente cómodo no me molesto en abrir los ojos y sigo con mi sueño
Al despertar miro todo obscuro y me levanto, tomo mi celular y prendo la lámpara, después de inspeccionar todo me tranquilizo al saber que estoy en casa y salgo de la habitación. En la sala me encuentro con Héctor que esta con su Ordenador trabajando
– ¿Por qué no me despertaste? –Pregunto poniéndome frente a el –Estabas bien a gusto dormida y no había terminado el trabajo, por eso –Dice sonriéndome – ¿Y ya terminaste? –Le pregunto sentándome a un lado de el
–Si ya lo termine y lo envié, ahora si podemos continuar con lo que dejamos –Me toma de la cintura y me sienta en su regazo –Que bueno que no te deje dormir porque esta noche no duermes mi amor
OH, OH
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¿Les he dicho que los quiero?
Me encantaria saber desde donde me leen, tal vez y la proxima escapada que tengan Hector y Andrea sea por donde ustedes viven