-Ares.- susurre.
-¿Qué ocurre?- pregunto con mismo tono de voz.
-creo que deberíamos levantarnos, hoy hay escuela.- dije mirando el reloj que estaba en la mesita de noche.
-sí, ¿quieres bañarte? Aún es temprano y si no quieres que mi familia ataque deberías cambiar esa cara.- limpio una lagrima con su pulgar.- no puedo ayudarte si no me dices que ocurre.
-sí, me bañare. Ares.- dije su nombre con un tono dolido.- no sé cómo hablar con alguien de eso.
-aslo... yo nunca diré nada; eres la mejor amiga de mi hermano... y por lo tanto te cuidare con mi vida.- dijo algo dolido.
-¿eso soy para ti?... la mejor amiga de tu hermano.
-no, demonios que no. Eres mucho más que eso... pero no puedo entrar si no me lo permites.
-créeme, no quieres involucrarte con alguien como yo.- solté.
-no, te equivocas... yo...- lo pensó por un tiempo y luego negó con su cabeza.- es mejor que te deje bañarte, arreglarte y baja a desayunar... hoy conocerás a mis primos.- dijo divertido.
Salió de la habitación y me dejo allí, sola; quería gritarle y decirle que no me dejara, que se quedara aquí conmigo... por un tiempo indefinido, pero no, es mejor alejarlo de la mierda que soy.
Entre a la ducha y deje que el agua callera por todo mi cuerpo, cerré mis ojos y por un momento recordé como era mi vida en Denver, lo feliz que era con Mack, la felicidad que Seth me transmitía, los chicos de la escuela, los viernes de pizza con papá en uno de los estacionamientos cerca de casa... cuando iba al campo de disparos con el señor Rizzo y Seth, suspire ya agotada de esto... extrañaba a todos, ya habían pasado algunas semanas desde que nos mudamos y había perdido el contacto con todos por allá. Lo pensé por unos segundos y creí que sería buena idea ir a Denver, necesitaba que alguien me acompañara y ya sabía a quién le pediría que me acompañara.
Busque mi ropa y opte por unas vans, un short corto y una camiseta ancha, me mire en el espejo y note que esa era una camisa de Seth cuando aún estudiaba para ser agente... suspire, busque en mi maleta improvisada y no encontré nada que me gustara, Salí de la habitación y entre a la que estaba al lado... busque una camiseta que ponerme pero no encontré nada, abrí las gavetas y en el fondo de la segunda había una zanahoria de peluche, sonreí y me imagine a el dios griego dormir abrazado de esa cosita cuando él era un niño. Encontré lo que buscaba y me la coloque, le enrolle un poco las mangas y... ¡Dios que grande es Ares, esta cosa me queda como vestido!
Claro que te quedara como vestido tonta, eres una pitufa. Dijo mi conciencia.
Oh, cierra la boca.
Las cosas como son.
Eres una hija de...
Baje las escaleras y me adentre a la cocina, en los últimos tres o cuatro días que he estado aquí he notado que la familia jamás come en el comedor, siempre lo hacen en la isla que está en el centro de la cocina.
-buenos días familia.- salude a los ya conocidos Barker.
-buenos días cariño.- dijo Becky.
-oh, buen día pequeña.- dijo el abuelo Gabriel.
-buen día abu. ¿Puedo llamarte así?- pregunte tímida, el sonrió dulcemente.
-sí, siempre he querido una nieta, y tú ya eres mi pequeña.- dijo tiernamente, Dios esta familia se encariña rápido.
-deja a mis bebes.- escuche que decía Queki.- no quiero que los toques.- gruño y note que estaba peleando con un chico de unos 16 años.
-pero mamá, Liam ya se comió dos... porque yo no puedo comer.
-¿Qué Liam que?- pregunto molesta.
-ups, lo siento hermanito.- dijo el viendo a un chico que estaba escondido tras la puerta del refrigerador.
-no importa, mamá tiene ese sexto sentido... de saber quién se come a sus crías y quién no.
-eso me suena a celos.- canto Abril
-son celos.- dijo Dante.
-papá.- chillaron los ¿gemelos?
-yo solo digo.- dijo divertido.
-no mientas.- dijo Ethan entrando a la cocina.- oh, buenos días hija.- dijo saludándome con un beso en la frente, wow esperen ¿hija?
-¿hija?- preguntaron todos y el sonrió.
-oh, ya deberían de acostumbrarse, ella es mi hija ahora...
- y la mía.- dijo la madre de Ares.
-ten cuidado, mi hijo suele ser sobreprotector con las mujeres que ama.- dijo Abril divertida.
-mamá, ya basta.- dijo Ethan con un tono infantil.- no me gusta que crean que las cuatro mujeres en esta casa me hacen débil.
-y eso que faltan tres.- dijo el abuelo.- no, corrección, cinco, no olviden a las niñas de Marshall.
-oh, cierto ¿Cómo está el tío Marshall?- pregunto Ares y sus ojos se abrieron como platos al notar que llevaba puesta una camisa suya, sonrió con orgullo y tomo un sorbo de su café, jamás aparto su mirada de mí.
-está bien, viene mañana, recuerden que la cena es en dos días.
-¿cena?- pregunte con el ceño fruncido.
-oh, lo había olvidado.- dijo Queki.- las famosas cenas de la familia. Créeme cuando te digo que después de la primera cena querrás venir a las demás, siempre algo termina roto, alguien termina borracho y uno de los Barker termina con el corazón roto. Es un sueño hecho realidad.- dijo divertida.-... sabes, en mi opinión, la mejor cena fue cuando Ares tenía 15 años.- hablo recordando algo, mire a Ares y tenía el mismo rostro de Queki, perdido en el recuerdo.
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en el texto hay romance, en el texto hay corazones rotos, en el texto hay diversion
Editado: 01.05.2018