Más tarde, Fernando y Eva estaban en una heladería sentados ante una mesa conversando.
— Evi, no me gusta tu amiga.
— No es mi amiga, ella y yo casi no nos hablamos. — Aclaró la niña. — Hoy nos tocó hacer la tarea juntas.
— ¿Y cómo es que dice que vieron esa película en su casa?
— Porque el otro día nos tocó también hacer la tarea en equipo y la hicimos en su casa, y al final puso la película.
— Pues ten cuidado, se me hizo muy agrandada para su edad. Tú no estás para andar viendo ese tipo de películas ni hablando de amores eternos ni que no sé quién imprimió a no sé qué tanto.
Eva se rió.
— ¡Toooodas las de mi clase han visto esa película! ¡No tiene nada de malo!
— Evi, estás muy chiquita para esas cosas.
— No entiendo. — dijo la niña frunciendo las cejas. — ¿Estoy muy chiquita para hablar de amor eterno y no para ser tu novia?
— Pero no somos novios como los grandes, Evi, tú eres mi novia chiquita y nada más. Nosotros no hablamos de amor, de besos, ni de nada que hacen los grandes, todavía eres una niña. ¿Entiendes?
La niña asintió con una sonrisa.
En ese momento, 3 jovencitas se acercaron a la mesa, eran compañeras de Bachillerato de Fernando.
— ¡Hola Fer! — Dijo una mientras lo besaba en la mejilla. — ¿Te tocó estar de niñero?
— ¡Hola Fernando! — Saludó otra. — ¿Es tu hermanita?
— Hola chicas. — Saludó él. — No es mi hermanita, ella es Evi y la invité a tomar un helado.
— ¡Qué niña tan bonita! — Dijo una de ellas — ¿Es tu primita entonces?
— Soy su novia. — Dijo Eva sonriendo inocentemente.
— ¿Qué?
— Fernando. ¿Es en serio? ¿Andas con una niñita?
— ¡Asaltacunas!
— No es lo que piensan. — Fernando se rió. — Evi es mi “novia chiquita”, desde que nació está decidido que nos vamos a casar cuando sea grande, pero no ahorita, sólo estamos tomando un helado.
— ¿Desde que nació? — Preguntaron las chicas muy extrañadas.
— Sí. — Dijo Fernando. — Como la película esa del lobo y… ¿Cuál dijiste que era, Evi?
— Crepúsculo. — Contestó la niña con seriedad. —Cuando nací Fer dijo que se iba a casar conmigo.
— ¡Ay que tiernaaaaa! — Dijo una de las chicas. —¿Así que tú eres un hombre lobo Fer?
— Sí, y no te me acerques porque muerdo. — Él siguió la broma.
—¡Pero tienes que quitarte la camisa! — Dijo otra. — Porque los lobos de esa película siempre andan sin camisa.
— ¡Ay papacitos! — Dijo otra. — ¡Ni me los recuerdes!
Las chicas se sentaron en la misma mesa que ellos y se quedaron a conversar.
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Editado: 20.08.2020