Te estaba esperando

Capítulo 4

Fernando la había llevado a comer hamburguesas, mientras estuvieron en el local, conversaron mucho, sobre la escuela de ella, sobre la de él, sobre los amigos, música, películas y unas cuantas cosas más de las pocas que podrían tener en común un muchacho de 20 años y una jovencita de 14. Cuando terminaron, regresaron directamente a la casa de Fernando.

Celia, la mamá de él estaba en casa y Evita se puso a conversar con ella sentadas en el sofá. Fernando se había dirigido a la cocina por un vaso de agua, cuando se escuchó una voz femenina desde la puerta que habían dejado abierta.

— ¡Hola! ¿Está Fernando? — Dijo una joven sonriente.

— ¿Quién lo busca? — Preguntó Celia.

— ¡Hola señora! Soy su novia, me llamo Silvia.

Celia sonrió y se puso de pie diciendo. — ¡Fer te buscan!

Eva se levantó y sin decir nada, se dirigió hacia la puerta para escapar de allí, cruzó corriendo la calle y subió las escaleras hacia su recámara saltando de 2 en 2 los escalones ¿Su novia? ¿Entonces ella qué era? Con cuidado se asomó a través de las cortinas y alcanzó a ver a un Fernando muy enojado que salía de su casa tomando del brazo a esa chica y, al parecer, ambos estaban discutiendo. Los vio cómo caminaban hacia la esquina sin parar de discutir. Al final, ella se fue y él regreso dando largas zancadas dirigiéndose hacia la casa de Eva. Se quitó de la ventana y corrió a cerrar la puerta de su recámara luego se metió al baño y abrió la ducha fingiendo que se estaba dando un baño. Un momento después, su mamá tocó la puerta.

— ¿Eva? Fernando está abajo, quiere hablar contigo ¿Qué pasó?

Se limpió las lágrimas.

— Nada, me estoy bañando, dile que luego lo veo.

Se quitó la ropa y se metió a la ducha.

Permaneció tratando de ocultarse el resto de la tarde sin salir de su habitación, 2 o 3 veces su mamá le gritó que Fer la esperaba y se negó a bajar, inventando cualquier pretexto para no verlo. La última vez que gritó una excusa, a los 2 minutos estaban llamando a su puerta. Pensando que era su mamá, abrió y se quedó en shock al descubrir que era el mismo Fernando quien había subido. Jamás antes había entrado a su recámara.

Él frunció el ceño al ver los rastros de llanto en la cara de Evita, la tomó del brazo y la llevó hacia la cama, donde hizo que ambos se sentaran. Ella no decía nada y mantenía la cabeza baja.

— No es mi novia. — Dijo Fernando. — Yo no la invité a la casa, me molestó mucho que fuera.

Eva no respondió nada, se quedó mirando al vacío.

— Evi. — Dijo Fer tomando su barbilla y haciendo girar su cara hacia él. — Silvia no es mi novia.

— No soy tonta Fernando, si fue a buscarte y dijo eso es porque seguramente estás saliendo con ella. — Respondió por fin, con la voz rota y una lágrima rodando por sus mejillas.

—Evi lo siento mucho. No pensé que te fueras a dar cuenta— Dijo él limpiándole la lágrima con su dedo —Nunca fue mi intención lastimarte.

—No es la única ¿verdad?

Fernando dudó un momento antes de responder —No, lo siento, no ha sido la única.

—¿Siempre va a ser así contigo Fer? — Lo miró con una infinita tristeza en los ojos. — ¿Siempre va a haber más mujeres? ¿Es eso lo que voy a vivir contigo?

— No Evi. — Dijo Fer serio. — Tienes que entender que eres una niña y yo soy un adulto.

Eva levantó una ceja y lo miró con ironía. — ¿Desde cuando sales con mujeres? — Fernando sólo se encogió de hombros.

Ambos quedaron en silencio mirándose por un momento. Luego Fer habló.

— Eras una niña Evi, sigues siendo una niña. — Se levantó y empezó a caminar por la habitación. — Entre tú y yo no puede haber nada…

Eva se puso de pie y se acercó a la puerta y se paró junto a ella.

— Tengo mucha tarea.

— Evi…

— De verdad tengo mucha tarea.

— Eva. — Fernando se acercó y se paró frente a ella.

— Creo que ya dijiste todo lo que quería saber. — Lo interrumpió ella. — Tú eres hombre, puedes andar con quien quieras, yo soy una niña, entre nosotros no puede haber nada y tengo que quedarme aquí encerrada sin salir con nadie más ¿Verdad?

— No es así Evi.

— ¿Ah no? ¡Qué bueno que me lo aclaras! Porque ya estoy cansada de ser la rarita del grupo. ¡Todas mis amigas han tenido mínimo 2 o 3 novios y a mí hasta la fecha ni siquiera me ha besado nadie! — Reclamó muy enojada.

Fernando no dijo nada, simplemente se inclinó sobre ella y la besó. Evi, sorprendida, se quedó sin moverse y el aprovechó eso para besarla a gusto, primero tierno y suave; con cuidado, teniendo muy en cuenta que era el primer beso que recibía la jovencita, cuando ella se relajó Fer empezó a profundizar poco a poco, mordisqueando suavemente el labio inferior de Evi, incitándola con la lengua hasta lograr derribar sus defensas e iniciar un beso apasionado.  Un momento después se separó lentamente de ella.

Eva se sonrojó profundamente, lo miró con los ojos muy abiertos sin saber qué decir o qué hacer. Luego de un momento, inhaló y dijo suavemente.




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