Te estaba esperando

Capítulo 5

Fernando estaba igual de confundido. Siempre había respetado el hecho de que Eva era una niña, estaba más que consciente de eso y no iba a satisfacer sus necesidades físicas con ella. Por eso había tenido relación con otras chicas, prácticamente desde que estuvo en la secundaria, como cualquier adolescente normal. Solo que siempre había sido muy cuidadoso en que su familia, y sobre todo Evita, no se enteraran. Él nunca había sido el que iniciaba una relación; al ser un joven con cierto atractivo para las chicas simplemente tomaba lo que ellas le ofrecían. Y cuando alguna de ellas quería ir a algo más serio, simplemente terminaba la relación.

Silvia se había pasado totalmente de la raya; su relación con ella era para él algo intrascendente, por lo que lo tomó desprevenido que ella se tomara el atrevimiento de presentarse en su casa. La discusión que tuvieron cuando la sacó de allí fue brutal. Carajo, y tenía que haberse presentado precisamente cuando su Evi estaba ahí. Porque para él Evita sí era importante. Siempre había sentido verdadera adoración por esa criatura desde el momento en que la vio por primera vez cuando recién nacida. Su Evi era esa lucecita que alumbraba sus días. Siempre disfrutaba sus juegos, sus risas, su charla… Y hoy, luego de haber estado por primera vez con ella a solas disfrutando una tarde en la hamburguesería, de conversar sin restricciones y conocerla un poco más en esta nueva etapa de su vida como adolescente, todo se había jodido gracias Silvia.

Le dolió haber hecho llorar a Evi. Fernando se sentía muy mal por eso, cuando salió de la cocina y alcanzó a ver cómo ella huía a su casa luego de que llegara Silvia, deseó haber corrido detrás de ella en ese momento, pero tenía que deshacerse de la visita no deseada y luego aclarar las cosas con su madre, quien se había ilusionado de que por fin una chica llegara a visitarlo.

Cuando por fin logró ir con Evi sabía que la iba a encontrar enojada, lo que no se esperó es que ella se hubiera negado a recibirlo, por eso insistió varias veces hasta que convenció a Mayra que le permitiera subir a hablar con ella.

Todo se le escapó de las manos, hubiera preferido no tener que admitir ante ella que había tenido otras relaciones. Pero tampoco quería mentirle. Y ¡La había besado! Carajo… Eva era aún una niña y no debía haberlo hecho, pero, se había enojado tanto al escucharla hablar de los novios de otras chicas y de insinuar querer alejarse de él y salir con otros chicos para ser besada que no pudo contenerse. Y cruzó esa línea que jamás se había permitido cruzar antes.

Un beso… un simple beso lo había trastornado totalmente. Evita jamás se podría imaginar el trabajo que le costó controlarse para no continuar. El beso más dulce y electrizante que había dado jamás. Evi tenía boca de miel, sus labios eran suaves, carnosos… había sido perfección pura. Pero no se debía repetir, por lo menos no ahora que Eva no tenía ni siquiera quince años.

Quizá lo mejor fuera alejarse un poco, por el momento.

Evita pensaba lo mismo. Luego de ese día tan revelador y tan doloroso pensó en alejarse de Fernando y replantearse su vida. No más “Novia chiquita”, no más ilusiones y sueños, no más mentiras, a partir de ahora, trataría de ser una chica como cualquier otra y olvidarse del asunto de “Me voy a casar con él cuando sea grande”.

Decisión un poco complicada de realizar, dada la amistad que tenían sus respectivos padres y, peor aún, el ser vecinos cercanos. Pero ambos lo intentaron. Cuando se encontraban se saludaban cordialmente y luego se dedicaban a conversar con los demás fingiendo ignorarse entre ellos. Porque, ni Fernando podía dejar de estar pendiente de ella ni Eva de él; aunque ambos lo disimulaban.

 




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