Capítulo 9

Más tarde, Eva estaba en casa estudiando en su recámara cuando su mamá le avisó que tenía visita. Al bajar las escaleras se sorprendió mucho encontrar a Adán.

— ¡Hola! ¿Qué andas haciendo por aquí? — Dijo saludándolo.

— ¿Estás ocupada?

— Estaba estudiando. — Al darse cuenta que su mamá seguía en la sala, hizo las presentaciones de rigor. —Mami, Adán es un compañero de clases.

— ¿Adán? — Dijo la mamá con una sonrisa divertida.

— Mucho gusto señora. — Saludó el joven estrechando la mano de Mayra y añadiendo. — Le prometo no aceptar ninguna manzana de su hija. — Cosa que provocó una carcajada de ambas mujeres.

Cuando su mamá se retiró a la cocina, Eva dijo preocupada — No debiste venir, me vas a meter en problemas.

— ¿No te dejan recibir visitas tus papás? — Preguntó Adán preocupado. — Discúlpame, no sabía.

— El problema no son mis papás. — Respondió Eva con un suspiro dirigiéndose al sofá. — Ven siéntate ¿Te ofrezco algo de beber?

— No gracias, estoy bien. ¿Entonces con quién es el problema? Yo solo quería hablar contigo de Marisol.

— Hay un chico que… ¿Cómo explicarlo? Que no le guste que me frecuenten muchachos, siempre que viene alguien, si él está cerca, se deja venir y se está aquí hasta que hace que se vaya, y si no está, te apuesto lo que quieras a que mañana me va a buscar a la escuela.

— ¿Es tu novio?

— No… si… — Dudó Eva — No, reamente no es nada mío.

— ¿Entonces?

— Es una historia muy rara. — Dijo Evita apenada. — Tan rara que no se la he contado ni a Marisol.

— Pues cuéntamela a mí, si en algo te puedo ayudar.

— Pero no aquí… espera. — Se levantó y se dirigió a la cocina —Mamá, voy con Adán al parque, regreso al rato.

La mamá salió a mirarla desconcertada, Evita jamás salía con chicos. —Ten cuidado hija— Dijo luego de dudar un segundo, después de todo, ya casi tenía 18 años y no le podía prohibir salir como si fuera una niña pequeña.

— Sí, no te preocupes, vamos a estar en el parque que está aquí a la vuelta. Me llevo el celular por cualquier cosa.