Alberto acarició el cabello de su hija, se sentía desconcertado. No sabía lo que su hija había estado sufriendo y no podía evitar pensar que él era culpable en gran parte por no haberse dado cuenta a tiempo de lo que estaba pasando. Estaba molesto consigo mismo, y con Fernando. Apreciaba mucho al joven, pero en este momento tenía ganas de golpearlo por hacer llorar de esta manera a su pequeña.
— ¿Cuánto falta para que termines el bachillerato? — preguntó dándole un beso en la frente.
— Una semana, ya estoy en exámenes finales y no creo llevarme ninguna materia.
— ¿Qué va a pasar con la Universidad?
— ¿No podría tomarme un año sabático o algo así? Papi, la verdad es que, aunque pasé el examen de admisión, no estoy segura de querer estudiar Contaduría…
— ¿Y qué piensas hacer?
— De hecho…. ¿Si te digo la verdad no te enojas? — Lo miró preocupada.
— Depende de cuál verdad sea esa. — Le respondió serio.
Eva suspiró
— No quiero ir a la universidad.
— ¿Entonces?
Eva sonrió
— Quiero poner un negocio.
— ¿Ah sí? — La miró sorprendido — ¿Qué tipo de negocio?
— Me llama mucho la atención las uñas, quiero aprender a aplicarlas y poner un saloncito.
— ¿Uñas? ¿Es en serio?
— Te sorprendería lo que gastan las mujeres en eso. — Eva sonrió.
— ¿Y eso dónde se aprende?
— Casi todas las marcas tienen técnicos que dan capacitación, no sólo en lo básico, sino también hay cursos especializados.
— ¡Vaya! — Sonrió el papá. — Por lo que veo te has estado informando sobre el tema.
— La verdad es que sí. — Ella le devolvió la sonrisa. — De hecho conozco a una chica que vive en otra ciudad, que se dedica a eso, la conocí por internet, y dice que le va muy bien. Tiene un saloncito muy bonito, lo he visto por fotos, con ella me he estado asesorando.
— A ver, platícame de esa amiga.
— Pues, es hija de familia, alguna vez me presentó por video chat a su hermana y a su mamá, dice que empezó con lo de las uñas porque una tía se dedica a eso, y tomó cursos y talleres, y al final puso un saloncito en su casa y está muy contenta con eso.
Alberto se quedó pensativo un momento y luego dijo — ¿Qué tal si, cuando termines la escuela tú y yo nos tomamos unos días de vacaciones y vamos a conocer a tu amiga?
— ¿Hablas en serio? — Eva se soltó de su abrazo y se giró a mirarlo sorprendida.
— Pues si ella tiene experiencia en esas cosas sería bueno que nos asesorara. ¿No crees?
— ¡Papi eres el mejor! — Exclamó Eva saltando hacia su padre y abrazándolo.
Él se rio y devolvió el abrazo. — Pero vamos a planear bien las cosas ¿Te parece? De momento no creo prudente comentar nada a nadie… Claro que, cuando tu madre se entere, voy a acabar durmiendo en el patio seguramente.
— Lo sé. — Suspiró Eva. — Y también se va a enojar conmigo porque no le he platicado nada a ella de todo esto.
— Bueno chiquilla, será mejor que regresemos a casa. Termina la escuela y después planeamos nuestro viaje ¿De acuerdo? Mientras tanto, veré si mato a Fernando o sólo le fracturo un par de huesos. — Dijo su papá mientras encendía el motor del auto.
Eva sólo se rio
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Editado: 20.08.2020