Te estaba esperando

Capítulo 12

Alberto acarició el cabello de su hija, se sentía desconcertado. No sabía lo que su hija había estado sufriendo y no podía evitar pensar que él era culpable en gran parte por no haberse dado cuenta a tiempo de lo que estaba pasando. Estaba molesto consigo mismo, y con Fernando. Apreciaba mucho al joven, pero en este momento tenía ganas de golpearlo por hacer llorar de esta manera a su pequeña.

— ¿Cuánto falta para que termines el bachillerato? — preguntó dándole un beso en la frente.

— Una semana, ya estoy en exámenes finales y no creo llevarme ninguna materia.

— ¿Qué va a pasar con la Universidad?

— ¿No podría tomarme un año sabático o algo así? Papi, la verdad es que, aunque pasé el examen de admisión, no estoy segura de querer estudiar Contaduría…

— ¿Y qué piensas hacer?

— De hecho…. ¿Si te digo la verdad no te enojas? — Lo miró preocupada.

— Depende de cuál verdad sea esa. — Le respondió serio.

Eva suspiró  

— No quiero ir a la universidad.

— ¿Entonces?

Eva sonrió

— Quiero poner un negocio.

— ¿Ah sí? — La miró sorprendido — ¿Qué tipo de negocio?

— Me llama mucho la atención las uñas, quiero aprender a aplicarlas y poner un saloncito.

— ¿Uñas? ¿Es en serio?

— Te sorprendería lo que gastan las mujeres en eso. — Eva sonrió.

— ¿Y eso dónde se aprende?

— Casi todas las marcas tienen técnicos que dan capacitación, no sólo en lo básico, sino también hay cursos especializados.

— ¡Vaya! — Sonrió el papá. — Por lo que veo te has estado informando sobre el tema.

— La verdad es que sí. — Ella le devolvió la sonrisa. — De hecho conozco a una chica que vive en otra ciudad, que se dedica a eso, la conocí por internet, y dice que le va muy bien. Tiene un saloncito muy bonito, lo he visto por fotos, con ella me he estado asesorando.

— A ver, platícame de esa amiga.

— Pues, es hija de familia, alguna vez me presentó por video chat a su hermana y a su mamá, dice que empezó con lo de las uñas porque una tía se dedica a eso, y tomó cursos y talleres, y al final puso un saloncito en su casa y está muy contenta con eso.

Alberto se quedó pensativo un momento y luego dijo — ¿Qué tal si, cuando termines la escuela tú y yo nos tomamos unos días de vacaciones y vamos a conocer a tu amiga?

— ¿Hablas en serio? — Eva se soltó de su abrazo y se giró a mirarlo sorprendida.

— Pues si ella tiene experiencia en esas cosas sería bueno que nos asesorara. ¿No crees?

— ¡Papi eres el mejor! — Exclamó Eva saltando hacia su padre y abrazándolo.

Él se rio y devolvió el abrazo. — Pero vamos a planear bien las cosas ¿Te parece? De momento no creo prudente comentar nada a nadie… Claro que, cuando tu madre se entere, voy a acabar durmiendo en el patio seguramente.

— Lo sé. — Suspiró Eva. — Y también se va a enojar conmigo porque no le he platicado nada a ella de todo esto.

— Bueno chiquilla, será mejor que regresemos a casa. Termina la escuela y después planeamos nuestro viaje ¿De acuerdo? Mientras tanto, veré si mato a Fernando o sólo le fracturo un par de huesos. — Dijo su papá mientras encendía el motor del auto.

Eva sólo se rio




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