Más tarde, al salir de la escuela Marisol y Adán decidieron acompañar a Eva a su casa para estudiar juntos. Al entrar la chica exclamó en voz alta.
— ¡Mamá traje unos amigos!
Su madre se acercó a ellos sonriente.
— ¡Hola chicos! ¿Qué tal los exámenes?
— Ya casi terminamos ¡Gracias a Dios! — Dijo Marisol dando un beso en la mejilla a la señora. — ¿Cómo está?
— Bien hija, pasa.
Adán también saludó a la señora.
— Buenas tardes. — Dijo sonriente. — ¿Qué tal?
— Hola mami. — Eva besó a su madre luego que sus amigos entraron. — Si no te importa, vamos a encargar una pizza, tenemos mucho que estudiar para mañana.
— Llegó algo para ti. — Le respondió su mamá señalando hacia la sala.
Eva miró en esa dirección y descubrió un enorme ramo de rosas.
— ¿Y eso? — Preguntó extrañada.
— No he abierto la tarjeta así que no lo sé ¡Y me muero de curiosidad! — Dijo su mamá sonriendo.
— ¡Yo también tengo curiosidad! — Gritó Marisol. Adán solo sonrió negando con la cabeza.
Eva se acercó a las flores y tomó el pequeño sobre abriéndolo y leyendo la tarjeta en voz alta:
“Tú eres la luz que ilumina mis días.
Te estaba esperando”
— ¿Quién lo manda? — Preguntó la mamá extrañada. — ¿Y qué significa eso?
— No tiene firma. — Dijo Eva encogiéndose de hombros.
— Odio decir esto, pero… ¡Qué románticoooo! — Dijo Marisol aplaudiendo.
— ¿De qué quieren la pizza? — Preguntó Eva intentando cambiar de tema.
Más tarde, cuando llegó su papá a comer, encontró a los jóvenes sentados en el piso de la sala, con libros regados por todos lados — ¿Por qué no usan los asientos? — Preguntó sonriendo.
— ¡Hola papi! — Eva se levantó de un salto y se acercó a saludarlo.
Él la besó en la mejilla — ¿Cómo estás, muñequita?
— Alberto. — Saludó su mamá saliendo de la cocina. — ¿Cómo estás, cariño?
— Hola mi amor. — Dijo él besándola sin soltar a Eva. — ¿Cómo estuvo tu día?
— Intrigante. — Respondió su esposa
— ¿Y eso?
— Eva recibió flores, de algún admirador anónimo. ¡Mira! — Dijo señalando el ramo que estaba en la mesa del comedor.
— Hijo de puta. — Susurró Alberto mirando las flores con enojo.
Mayra abrió mucho los ojos.
— ¿Tú sabes quién es? — Preguntó sorprendida.
Alberto tomó una bocanada de aire intentando calmarse, luego se dirigió a su hija.
— Le prohibí acercarse a ti, le dije que no quería que te hablara, le exigí que te dejara en paz… Pero parece que no me hizo caso. Quiere que tú se lo digas personalmente. — Eva lo miró frunciendo el ceño. — Le dije que esperara a que terminaras los exámenes.
— Gracias papi. — Dijo Eva en un murmullo.
— Alberto…. Eva… ¿Qué está pasando? — Insistió Mayra mirando de uno a otro.
— Es Fernando. — Dijo su esposo mirándola serio — Él es quien está acosando a nuestra hija.
Alberto tomó a su esposa del brazo y se la llevó a la cocina dejando a Eva con sus amigos.
— ¿Qué vas a hacer? — Preguntó Marisol.
— Hablar con él cuando acaben los exámenes. — Dijo Eva encogiéndose de hombros, restándole importancia al tema. Aunque en realidad estaba preocupada y muy intrigada.
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Editado: 20.08.2020