Más tarde, luego de consultar con sus papás sobre los planes de Fernando, todos estuvieron de acuerdo en que era hora de aclarar las cosas entre ellos dos.
Eva estaba en su recámara terminando de arreglarse cuando llamaron a la puerta
— Adelante. — Dijo sobresaltada.
Era su papá.
— Te ves hermosa. — Le dijo acercándose a la joven y besándola en la frente. — ¿En qué momento creció mi pequeñita y se convirtió en esta mujer tan impresionante bella?
Eva rió. — Eres un adulador. — Le dijo abrazándolo.
Alberto de pronto se puso serio —No puedo evitar estar un poco preocupado cariño ¿Has decidido ya qué va a pasar con ustedes dos?
— En realidad no lo sé aún papá. — Dijo ella soltando el abrazo y tomando el cepillo. — Supongo que primero tengo que escuchar lo que vaya a decir antes de tomar cualquier decisión.
Se miró al espejo y comenzó a cepillar su cabello — Lo que te había dicho de poner mi salón es en serio. Y quiero hacerlo con o sin Fernando a mi lado.
Su padre soltó una pequeña risa. — ¡Por supuesto que te voy a apoyar en eso! De todos modos, creo que me va a salir mucho más barato que una carrera universitaria— Dijo guiñándole un ojo a Eva a través del espejo.
Ella sonrió, dejó el cepillo y se giró hacia él poniéndose seria de nuevo. — Lo que me preocupa, y me duele es que mamá y tú estén perdiendo la amistad de Javier y Celia por culpa de todo este enredo.
Alberto asintió. — Hemos sido amigos por muchos años. Confío en que todos tengamos la suficiente madurez para superar esto y aceptar lo que ustedes dos decidan sin que se rompa del todo la amistad.
—Ojalá. — Musitó Eva.
Mayra entró en ese momento y miró a su hija con una mezcla de orgullo y tristeza.
— Te ves preciosa. — Le dijo.
— Gracias mami. — Eva sonrió.
— ¿Por qué me siento como si te estuviera perdiendo? — Dijo Mayra abrazándola. — Mi niña ya creció. — Suspiró.
—Nunca vas a perderme mami. — Se rio Eva besándola en la mejilla. — Me case, me quede soltera o me haga monja, siempre voy a ser tu hija y lo sabes.
Mayra suspiró de nuevo. — Fernando está abajo esperándote.
Alberto se le acercó de nuevo y la besó en la frente.
—No te sientas forzada a nada cariño. Lo que tú decidas él debe aceptarlo y respetarlo. ¿Entiendes?
Eva asintió y salió del cuarto seguida de sus padres. Bajaron las escaleras en silencio. Fernando la vio y le dedicó una sonrisa acercándose al último escalón a esperarla extendiendo su mano.
— Te ves hermosa Evi.
— Gracias. — Respondió sin sonreír aceptando su mano.
— Cuídala Fernando. — Dijo Mayra.
— Y respétala. — Completó Alberto.
Fernando asintió y llevó a Eva al auto.
— Me siento tan nervioso como un adolescente. — Fernando se rio mientras arrancaba. — ¿Te parece bien comida italiana?
Eva sólo asintió sin decir nada.
Fernando empezaba a sentirse frustrado. Sentía a Eva tan fría y distante que temía estarla perdiendo aún más a cada momento.
— Yo… quería esperar un par de meses más, hasta que cumplieras 18 años, para hablar contigo. Pero como se han ido presentando las cosas…— Eva seguía con la mirada fija al exterior, sin responder nada. — …Te amo Evi, siempre te he amado.
La miró de reojo, ella seguía sin reaccionar. Estiró la mano para tomar la de la joven.
— Sé que me he portado como un imbécil, y por mi afán de no perderte conseguí todo lo contrario. Pero quiero enmendarme Evi, quiero que me des la oportunidad de demostrarte que realmente te amo y que lo único que deseo es hacerte feliz.
Eva giró la cabeza lentamente hacia él, aún en silencio. Una lágrima escurría por su mejilla.
— Evi, pequeña, por favor dime algo. — Fer apretó su mano. —Insúltame si quieres, pero por favor habla. Tu silencio me está matando.
— Tu forma de amar es muy amarga Fernando. — Por fin habló ella. — Hasta el momento, sólo me ha causado dolor y dudas.
— Lo siento Evi, lo siento muchísimo. — Fernando orilló el auto y lo detuvo. Apagó el motor y se giró hacia ella. — Ojalá algún día puedas perdonarme tanta estupidez.
Levantó su mano y acarició su mejilla
— Nunca volví a estar con otra mujer después de aquella vez Evi, créeme, jamás volví a traicionarte. Quiero compensarte mi niña, quiero estar contigo, quiero que seamos pareja, quiero dártelo todo. Dime qué quieres que haga, por favor dime cómo puedo arreglar las cosas.
— Dame mi libertad. — Susurró Eva entre lágrimas.
Fernando se quedó en shock, era algo que no se esperaba. Sintió como si una mano apretara su corazón y el aire le empezó a faltar. En el fondo, él ansiaba que Eva también lo amara, que por fin pudieran estar juntos.
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Editado: 20.08.2020