Su vuelo aterrizó de noche, había decidido no molestar a su familia porque sabía que su papá tenía guardia en la clínica, así que tomó un taxi.
Eva estaba feliz de regresar y, al mismo tiempo, un poco preocupada de su inminente encuentro con Fernando ¿Qué pasaría cuando se vieran? No tardó en descubrirlo. Su taxi se estacionó frente a su casa en el preciso momento en el que Fernando llegaba en su propio auto a la suya. Ella lo vio mientras pagaba al chofer e inhaló en busca de valor antes de bajar. Fernando descendió de su auto y miró hacia el taxi extrañado, en cuanto la descubrió una sonrisa iluminó su rostro mientras se acercaba a abrirle la portezuela
— Evi. — Le dijo cuando la tuvo enfrente, dándole un beso en la mejilla. — ¡Qué gusto verte!
— Hola Fer.— Dijo separándose y caminando hacia la cajuela que el taxista había abierto, para bajar su equipaje. Fernando se le adelantó y tomó las maletas.
— Deja te ayudo.— Dijo encaminándose a su casa. —¿Vienes de vacaciones o ya para quedarte?
— Me quedo. — Respondió Eva sin mirarlo. Se sentía cohibida.
Mayra abrió la puerta y salió corriendo a abrazar a su hija.
— ¡Evita! ¿Por qué no me avisaste para ir por ti al aeropuerto?
— ¡Hola mami! — Respondió devolviéndole el abrazo. — No quise molestar.
— Las dejo que conversen a gusto. — Dijo Fernando colocando las maletas junto a la puerta. — Bienvenida Evi, Mayra gusto en verte.
Sin esperar respuesta se retiró a su casa.
Evi lo miró alejarse pensando que estaba más guapo de lo que lo recordaba.
— ¿Estás bien, mi niña? — Preguntó Mayra con preocupación.
— Si mami, estoy feliz de estar en casa. — Respondió sonriendo la joven.
— A tu papá le va a dar un gusto enorme saber que ya estás aquí, te esperábamos el fin de semana.
— Encontré este vuelo más económico, y ya había terminado todos mis pendientes así que ¿Para qué esperar?
Eva volvió a abrazar a su madre luego de empujar las maletas dentro de la casa y cerrar la puerta. Ambas se dirigieron a la cocina.
— ¿Tienes hambre? — Preguntó su mamá. — ¿Quieres que te prepare algo?
— No mami, gracias, cené en el aeropuerto antes de abordar. Sólo necesito un café.— Dijo preparándoselo. — ¿Llegaron mis cajas?
— Si cariño, llegaron ayer; papá las guardó.
— ¿Puedo verlas?
Mayra sonrió.
— No, papá te tiene una sorpresa y no quiero arruinarla, así que tendrás que esperar a mañana que llegue.
Llamaron por teléfono a Alberto a quien le dio mucho gusto saber que su hija ya estaba en casa. Luego de la llamada, Mayra y Eva siguieron conversando hasta que esta última empezó a bostezar y decidieron acostarse.
Una vez en su cama, Evi abrió su computadora portátil y revisó el correo. Para su sorpresa, encontró uno de Fernando.
Esta noche vi un ángel y la luz volvió a brillar para mí. Un ángel tan hermoso que dudé que fuera real, tuve que acercarme y tocarlo para saber que no estaba soñando; por un instante me sentí el hombre más feliz del mundo. Pero pronto me di cuenta que mi ángel aún me teme, que recela de mi cercanía y odio eso.
No voy a forzar nada, no voy a exigir ni acosar. Sólo ruego por que se me permita iniciar desde cero para intentar ganarme su amor y poder demostrarle el mío.
Eva sonrió, le gustaba esa idea “Iniciar desde cero”… Ella había estado pensando precisamente eso. Le gustaría realmente conocer a Fernando en nuevos términos, sin reproches, sin resentimientos, sin que el pasado se interpusiera entre ellos. Se había negado a responder todos sus correos, no quería alentar en él falsas esperanzas. Ella había deseado estar lista, sin miedos, ni dudas. Quería poder amar sin presiones de ningún tipo. Y aunque todas esas líneas que él le había enviado durante los pasados meses le habían encantado, sentía que, si respondía, sería como caminar en círculos.
Pero ahora se sentía más madura, más segura de todo. Sabía lo que quería y lo que no. Presionó “Responder” y empezó a escribir
Empezar desde cero me parece perfecto, hacerlo como si fuéramos 2 desconocidos que nunca han estado frente a frente, porque en realidad creo que eso es lo que somos ahora. Yo siento que he cambiado mucho en todo este tiempo y me imagino que tú también.
No se puede vivir de recuerdos, los sentimientos no serían reales, sólo serían una ilusión, una añoranza, pero no tendrían cimientos fuertes.
Envió el correo y no esperó la respuesta, el sueño la venció.
Fernando miró incrédulo la pantalla ¡Una respuesta de Evi! Sus manos temblaron mientras reunía el valor para leerla. Era la primera vez que ella contestaba algún correo suyo. Esta noche, cuando la vio bajar del taxi se había sentido tan feliz, tan ilusionado, y luego su alegría se estrelló en mil pedazos al sentirla fría y distante, temía que este correo fuera para volverle a pedir que se alejase. Inhalando profundamente, leyó con ansiedad. Poco a poco, una sonrisa se fue dibujando en sus labios ¡Empezar desde cero! ¡No lo estaba rechazando! Gran Dios, sus oraciones habían sido escuchadas ¡Su Evi le estaba dando una nueva oportunidad! Y carajo si iba a desaprovecharla. Por primera vez en meses, Fernando pudo conciliar un sueño tranquilo durante varias horas seguidas.
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Editado: 20.08.2020