Te Necesito

3. Verdades

Narra Amos
 


Miro a la chica frente a mí totalmente impactado. Las palabras no me salen, solo puedo sentir como mi pecho se oprime y nunca había odiado tanto tener una corbata como en este momento

Que soy, ¿padre?

Y no solo eso; sino que nos ¿casamos?

Trago saliva e intento ordenar mis pensamientos. Busco y busco el maldito recuerdo y este cuando llega a mí, golpea con fuerza. Flashes de nosotros bailando, frente a un sacerdote, besándonos desesperadamente en un ascensor y finalmente terminan en el momento que la abrazo antes de dormirme.

No. Esto no puede ser verdad.

No tenía recuerdos de esa noche hasta ahora. Había intentado recordar todo, pero me era imposible. Solo había despertado en una habitación totalmente solo, pero nada había llegado a mi mente.

Cinco años —casi seis— sin nada y ahora todo se siente como si me hubieran tirado un balde de agua fría.

—No puede ser —susurro. Tomo mi rostro con frustración.

—Sucedió —dice convencida.

—Señor, ella dice la verdad —intenta defenderla.

Le hago un gesto de silencio, no necesito que la defienda. Colin finalmente sale de la oficina cuando se da cuenta que quiero privacidad.

Vuelvo la mirada a Rose Black, la recorro y claramente ya no está como hace cinco años. Sus facciones están más marcadas y la hacen ver más adulta.

Vuelve a hablar al ver que me he quedando en silencio.

—Tengo pruebas de ello. —Acerca la carpeta a mi.

No fueron días o solos meses los que pasaron, han sido años ocultando estos secretos. Si ella vino hasta aquí para soltarme todo esto, debe de haber una razón.

—¿Por qué ahora? ¿Por qué después de cinco años? ¿Que ganas con esto? —la bombardeo con preguntas.

—En serio lamento haberlo ocultado, nunca lo quise hacer con mala intención. Estaba pensando en mi hijo —dice afligida. Río irónico por la estupidez que acaba de soltar.

—¿Por tu hijo? ¿O por tí? —reclamo—. ¿Me crees tan mala persona como para no decirme sobre un hijo?

Ella no responde y se siente como la mierda. Piensa que soy una mala persona.

Vuelvo a tomar asiento, pero me doy vuelta para el enorme ventanal sin mirarla.

—Es mejor que te vayas —digo y suelto mi corbata.

—Amos, por favor, debemos hablar —dice sollozando.

Remojo mis labios y cierro mis ojos con fuerza.

—Vete.

No sé cuántos minutos sigue esperando que me dé la vuelta, pero solo tomo en cuenta el portazo que suelta al salir.

La puerta se vuelve a abrir y ya se de quién se trata. Claro que vendría a defenderse.

—¿Por qué nunca me lo dijiste? —pregunto.

—Amos...

—Te lo pregunté muchas veces ¿recuerdas? —me giro— Siempre fue la misma respuesta: cuando llegué no había nadie —digo y sonrío desganado—. ¿Por qué mierda una de las personas en las que más confío me mintió?

—Tu no podías...

—¿Piensas que no me hubiese hecho cargo? ¿Es eso? —digo desconcertado.

—Sé que lo hubieses hecho y es por eso que no lo dije, tu carrera se habría arruinado. Estabas comenzando y ese escándalo...

—¡¿Y es que acaso una empresa es más importante que la vida de un ser humano?! ¡Y que al parecer es mi hijo! —Golpeo el escritorio con fuerza y comienzo a dar vueltas por la oficina intentando calmarme— Prepara el auto y dile a Char que cancele todo lo de hoy, me voy a casa.

Colin sale de la oficina a paso apresurado, sabe que estoy lo bastante cabreado como para seguir escuchando sus escusas. Necesito pensar con la cabeza fría.

Tomo mis cosas y emprendo mi camino para poder salir de la oficina, pero la carpeta azul me hace parar en seco. Trago saliva debatiéndome si volver o no.

Necesito respuestas.

A paso apresurado regreso por la carpeta y termino mi recorrido para dejar la empresa. El camino a casa nunca había sido tan silencioso. Pasan unos quince minutos cuando entramos a la residencia privada.

—Estaré en mi oficina, no quiero que me molesten. Dile a Chanel que puede regresar a su casa, hoy no quiero a nadie aquí. —Dejo a Colin con la palabra en la boca y solo sigo hasta entrar a mi propiedad.

Cuando llego a mi oficina me dejo caer en la silla mientras termino de sacar la corbata y soltar tres botones de la camisa.

Me acosté con la hija de Calev Black.

Recuerdo totalmente el escándalo de hace años cuando se supo de su embarazo, fueron semanas donde solo se hablaba de lo horrible y decepcionante que fue para la familia Black que la menor de ellos estubiera embarazada, y además nadie sabía del padre.

Pero como el padre de esa criatura iba a aparecer, si ni él sabía de su existencia.

Me paso las manos por el rostro en modo de frustración para después enseguida tomar la carpeta azul entre mis manos. Termino abriéndola para leer su contenido.

Lo primero que me encuentro es el Acta de Matrimonio

Comienzo a leer con detenimiento y claramente mi nombre junto al de ella sale allí y también mi firma. El matrimonio es totalmente legal.

Felicidades Amos, llevas cinco años casado.

Que irónico, ¿no?

Doy vuelta la hoja y aparece una foto de nosotros en la boda. La miro totalmente impactado, yo me encuentro abrazándola desde atrás y los dos sonreímos a la cámara en grande, mientras mostramos nuestros anillos con arrogancia. Se puede notar que estamos bastante borrachos, nuestras mejillas están sonrojadas y los ojos apenas los tenemos abiertos.

Suspiro dejando la foto de lado y paso a la siguiente página.

Acta de Nacimiento.

Repaso cada detalle.

Asher Dylan Black.

4 años.

Veo cada fecha y todo concuerda, por último tomo la pequeña foto a un lado y sonrío sin poder enviarlo.

Tengo un hijo.

¿Exámenes médicos?

Totalmente confuso tomo la hoja y me la acerco comenzando a leerla. Mientras voy leyendo siento mis manos temblar y mi pecho se oprime, la respiración se me acelera y me cuesta respirar. Me pongo de pie desorientado mirando hacia todos lados.




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