Narra Amos
24 de Junio, 2017
La enfermera dijo que los resultados podrían estar en unos días más, por lo que solo queda esperar, no voy a negar que tengo un gran grado de nerviosismo. Sí, soy él padre, pero al igual que con los demás familiares está la posibilidad de que tampoco sea compatible; aunque no me gusta pensar aquello.
Suspiro y me froto el cuello, hoy de nuevo no he ido a la empresa, después de los exámenes no me sentí muy bien, por lo que decidí quedarme en casa. Por la tarde quería ir a visitar a Asher, ahora más que nunca no quiero estar ausente.
Por otro lado están los medios, desde ayer he estado pensando en como alargar todo esto, no quiero que la prensa esté encima nuestro en un momento tan importante, como lo es la recuperación de mi hijo. Lo que le dije a Rose, no fue en broma, si es necesario hacer aquello para que Asher pueda tener algo de su privacidad y su estancia en el hospital no se vuelva incómoda, tengan por seguro que lo haré.
Y los problemas no terminan. Aún debo llamar a mis padres y decirles sobre Asher, quiero que ellos lo sepan antes que salga en los medios. Por eso ahora en encuentro haciendo una videollamada desde mi laptop.
—¡Hola, cariño! —la voz alegre de mamá es lo primero que escucho.
—¡Buenos días, madre! —sonrío al ver su cabello alborotado y pequeñas manchas de ¿tierra?, en su rostro. Seguro estaba trabajando en el jardín—. ¿Cómo estás?
—Muy bien, hijo —veo como frunce el ceño—. ¿No estás en la oficina?
—No, hoy no he ido. ¿Madre podrías ir a buscar a los demás?, me gustaría poder conversar algo importante con ustedes —entre más pronto lo haga, es mejor.
Pasan pocos segundos para que aparezca el rostro de mi padre y mi hermano pequeño en la pantalla.
—¡Amos!, ¡llamaste! —Ansel grita emocionado.
—Hola, enano.
—Ya no soy enano, casi llego al hombro de papá. —Levanta la frente orgulloso. Aunque tiene razón, ya casi llega al hombro de papá.
También saludo a mi padre y nos ponemos al día antes de que comience al contarles lo necesario.
—Bueno, debo decirles algo muy importante y quería que lo supieran por mí primeramente —digo con tranquilidad—. Por favor no sé alteren e intenten comprenderme.
—Hijo, habla ya, que nos estás preocupando —mamá se ríe nerviosa.
Aún no encuentro las palabras para soltar la noticia, aunque ya creo que tendré que seguir los ejemplos de Rose. Al parecer funcionan.
—Yo... yo tengo un hijo —no escucho absolutamente nada en los siguientes diez segundos, mi padres me miran como si fuera un bicho raro.
—¿Qué has dicho? Amos, esto no es una buena broma —mamá reclama.
—No es una broma, tengo un hijo —les vuelvo a confirmar.
—Pero, no estoy entendiendo nada hijo —ríe con nerviosismo—. ¿Puedes explicarnos mejor?
Les digo absolutamente todo, desde ese viaje a las Vegas, la visita de Rose y la enfermedad de Asher. Puedo ver completamente sus reacciones, mamá está llorando mientras hablo y papá la abraza, mientras Ansel solo sonríe.
—No quiero que la juzguen, esto es algo que solo nos compete a nosotros. Si lo ocultó fue por algo y ya no se puede hacer nada contra eso. —Aunque sé que mi familia no la juzgará, igual siento de decirlo—. No saben lo feliz que estoy con la noticia, soy padre —sonrío sin poder evitarlo.
Me encuentro con la mirada de mis padres y los dos están aún muy emocionados.
—Nosotros no somos nadie para juzgar —dice papá—, todo lo contrario, estamos muy impresionados y orgullosos de esa chica, ha salido adelante sola con nuestro nieto y es de admirar.
Nuestro nieto.
Que bien se escucha eso, y creo que no soy el único que lo piensa.
—¡Yo lo quiero conocer! —exclama Ansel—. ¿Cómo es? ¿Se parece a mí? ¿Es de los ojos grises? —Ansel hace una pregunta tras otra.
Carraspeo llamando su atención.
—Esto era lo otro que les quería decir. Pienso que no sería bueno que viajen ahora, no quiero que la prensa esté sobre ustedes. Con Rose sabemos que es cosa de días para que todo salga a la luz y no quiero que estén allí cuando suceda.
Mis padres vivían en Los Ángeles, se habían ido a vivir allí cuando mi madre quedó embarazada de Ansel, necesitaban algo más tranquilo y poder descansar de las calles de New York.
—Pero lo quiero conocer —Ansel dice cabizbajo.
—Tu hermano tiene razón, no es bueno que viajemos justo ahora, pero estoy seguro que nos puede enviar fotos.
—Claro que sí, les enviaré algunas fotos e incluso intentaré hacerles alguna videollamada cuando esté con Asher.
La sonrisa de Ansel es inevitable mientras me escucha.
—Eso sería estupendo, hijo. Ver su rostro y escuchar su voz sería hermoso —dice mamá—, además debe ser un hombrecito muy guapo, si su nombre ya es hermoso.
Sigo hablando con ellos unos minutos más antes de cortar la llamada, haciéndome prometer muchas veces de enviar fotos.
En los próximos quince minutos intento trabajar pero me es imposible, mi mente está a cada momento en Asher y solo deseo verlo.
Paso las manos por mi rostro intentando dejar la desesperación, ya que no lo puedo visitar hasta más tarde. Hablé con Rose y me dijo que teníamos que verlo por la tarde ya que en las mañanas le hacen exámenes y la mayoría de las veces duerme.