Te Odio Porque No Quiero Amarte

2. Audrey

"¿Estás loca?”, exclamó Gwen cuando le conté lo que me había pasado el día anterior.

Después del divorcio, todos los amigos de Zane se alejaron de mí.

Ninguno quiso mantenerse en contacto conmigo y mi partida a Gatesville, destruyó cualquier intento de reconciliación.

La única persona con la que pude reencontrarme cuando llegué a Chicago fue con Gwen, ella era la dueña de la cafetería donde Zane y yo siempre íbamos a tomar café antes de ir a trabajar.

Ese lugar traía a mi mente maravillosos recuerdos de mi historia de amor con mi ex.

En ese momento estábamos tan enamorados y llenos de sueños e ilusiones. No teníamos mucho, ni siquiera dinero para unas vacaciones o una cena especial.

"Yo sé... ...que me equivoqué. ¿Crees que podría denunciarme?".

"No creo llegue tan lejos, pero si piensa en los últimos meses de tu matrimonio y que lo dejaste por Rick... Bueno, podría pasar por mi mente si yo estuviera en su lugar".

"¡Nunca engañé a Zane! Rick era sólo un amigo que siempre estaba disponible, dispuesto a escucharme y a consolarme cuando me sentía mal por pelear con Zane".

"Rick era una basura lista para llevar a la esposa de su jefe a la cama mediante el engaño y la adulación", me corrigió con severidad.

"Ahora lo sé", dije en voz baja. Por desgracia, lo había descubierto demasiado tarde y no había escuchado a mis amigos y a Gwen cuando me dijeron que me cuidara de Rick, cuyo objetivo era quedarse con la agencia de Zane. Él sabía muy bien que yo era su punto débil y que usándome podía hacerlo perder la cabeza y perjudicarlo en su trabajo.

"Pero no tu esposo, Audrey, no creo que Zane haya creído nunca en tu inocencia".

"No lo dudo. Por mucho que traté de contarle la verdad, Zane nunca quiso escucharme... pero ya no importa. Ya todo quedó en el pasado, ¿no es así?".

"Depende. ¿Estamos hablando de un hombre herido y vengativo, o de un hombre que continuó con su vida?”.

"No lo sé. Han pasado cuatro años, y no sé nada de él".

"Me dijiste que tenías la impresión de que ocasionó tu despido a propósito ¿o me equivoco?".

"¡Estoy segura! Juro que estaba siendo muy cuidadosa, y de repente se paró frente a mí... No fue una simple coincidencia, créeme".

“Te creo, Audrey. Esto me basta para deducir que no eres la única que no lo ha superado".

"¡Ya lo superé, Gwen!".

"¿Estás segura?".

"Completamente segura".

"Entonces, ¿por qué lo abofeteaste?".

"Yo... yo... no lo sé... Me sentía fatal... Mi vida ha sido un infierno desde...".

"Desde que dejaste a Zane", dijo ella terminando la frase por mí.

"No sé qué hacer. Zane es vengativo, lo sé. Él realmente podría hacerme algo terrible... Tal vez solicite una orden de restricción contra mí".

"Sólo tienes que acercarte a él y averiguarlo".

"¿Qué sugieres?".

"Preguntarle, disculparte y pagarle la tintorería”, sugirió mi amiga.

"Apenas tengo dinero para pagar este café y este panecillo", confesé, comiendo el último bocado del pastel de Gwen.

"Esto va por cuenta de la casa", exclamó comprensivamente, mientras preparaba una bandeja llena de magdalenas de arándanos. "Y estas son para tu esposo. Eran sus favoritas cuando solía venir aquí.

"Ex-esposo", la corregí. "De todos modos, gracias", susurré, conmovida por su gesto y por el recuerdo de la sonrisa de Zane cada vez que comía esas magdalenas.

Sentí otra punzada en mi corazón.

¿Cómo podré volver a ver a Zane sin dejarme llevar por los recuerdos?

 

 




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