Te Recordaré Siempre

Capítulo 10

Nadia apareció a los pocos minutos de que me alejara de ella. Por su cara, pude notar que había estado llorando y que había hecho todo lo posible para borrar el rastro de las lágrimas.

Me sentí culpable con solo verla, pero decidí ignorarlo hablando con Sebastián; aunque, de manera inevitable, mi mente viajaba hacia Nadia.

—Creo que deberíamos juntarnos en casa y después ir a lo de Ailén. —La voz de Sebastián me sacó de mis pensamientos, e inmediatamente mi mirada se dirigió a él.

—Sí, creo que tenés razón —murmuré.

—¿Está todo bien? —preguntó, observando de reojo a Nadia.

—No lo sé, amigo —respondí, volviendo mi mirada hacia donde estaba la única persona que podía hacerme sentir fuera de control.

—Dale tiempo, quizás no sea el mejor consejo que deba darte, pero conozco a Nadia. —Miré a Sebastian sin saber qué decir, sintiéndome frustrado por la situación y por Nadia. Sin embargo, solo pude asentir.

Me sentía patético, estaba dejando que todo esto me afectara de una manera que no podía controlar. En algún punto, después de nuestro encuentro, Nadia se había adentrado en lo más profundo de mí, provocando que todo mi mundo se desmoronara rápidamente.

Entendí que no servía de nada luchar, y que lo mejor sería no pensar en eso, pero no sabía cómo hacerlo sin sentir que las cosas iban a empeorar. Me quedé observando a Nadia por algunos minutos más, podía notar que estaba conteniendo las lágrimas que no dejó salir después de su primer llanto.

Me pregunté por qué se lastimaba de esta manera, sin embargo, no hallé una respuesta en concreto. Me había dado cuenta de que Nadia siempre terminaba guardándose su dolor y no le importaba romperse en el proceso.

Eso me hizo sentir abatido y culpable, algo que no debería sentir; aún así, estaba siendo demasiado difícil, por no decir complicado, no pensar en que tal vez yo tenía parte de la culpa. Una parte de mí quería hacer algo por ella, ayudarla de algún modo para que no se cerrara con los demás, sin embargo, sabía que eso sería en vano.

Nadia no quería que nadie se acercara a ayudarla o a aconsejarla, ella terminaría buscando la forma de evadir el tema restandole importancia. Y yo no quería quedarme a ver lo que pasaría.

《Así serán las cosas ahora, Nadia》pensé, observándola por última vez antes de volver a enfocar mi vista en Ailén y los demás. Sentí doler mi corazón en ese momento, pero aún así supe mantener la compostura, por más que estuviera teniendo un terremoto por dentro.

♤♤♤♤♤♤♤♤

La clase de educación física estuvo bastante interesante. Sin embargo, no podía negar el hecho de que mi cabeza solo estaba en Nadia y nadie más.

En un punto de la clase quise correr hasta ella para tomarla entre mis brazos y decirle que todo iba a estar bien, que no volvería a irme, y que no la dejaría sola. No obstante, detuve todo pensamiento impulsivo al verla reír con Lucas.

Odié eso con toda mi alma, detestaba que ella estuviera riéndose con él como si fueran los mejores amigos del mundo, mientras que a mí me tenía acá, pensando en ella.

Me giré ignorando la escena y caminé lejos de ahí, si Nadia quería hacer la cosas así, entonces iba a obtener lo que quería.

De tan perdido que estaba en mis pensamientos, no noté a Ailén acercarse.

—Héctor —llamó, agarrando mi brazo—. Pensé que jamás te alcanzaría.

—¿Qué pasa? —pregunté, mirándola.

—¿Vas para aquellos lados?

—Sí.

—Perfecto, porque yo también voy para allá así que podemos ir juntos.

Asentí con la cabeza sin pensar en lo que pasaría después de esto. Nos despedimos de Sebastián y Malena, y empezamos a caminar para nuestras casas.

Íbamos charlando de todo un poco, cosas de la escuela y algunas pelotudeces más. De reojo vi que Nadia venía sola detrás de nosotros, me pregunté qué había pasado para que ella viniera sola; pero algo me impulsó a pasar mi brazo por los hombros de Ailén, atrayéndola a mi cuerpo.

Pude notar como Nadia se sorprendió, hasta que lo ocultó rápidamente tomando su celular, como si nada hubiera pasado. En segundos, su caminar se había acelerado, sobrepasandonos; entonces las vi, un par de lágrimas bajando por su rostro.

—¿Nadia pasó llorando? —preguntó Ailén, bastante incrédula.

—Creo que sí —fue todo lo que respondí, volviéndome a sentir culpable.

—Es bastante raro eso en ella —mencionó Ailén, con fingida lástima que intenté ignorar—. ¿Le habrá pasado algo?,

—No sé, Ailén —respondí cansado, queriendo ir detrás de Nadia.

—Perdón, Héctor. Mejor cambiemos de tema.

Se lo agradecí con una pequeña sonrisa, necesitaba sacarse esa sensación de malestar y olvidar las lágrimas en el rostro de Nadia. Aunque eso me resultara imposible.

Nadia

Luego de mí última discusión con Héctor, un dolor en el pecho me estaba matando y no me dejaba respirar. Al volver con Lucas y Kevin me sentí protegida, con ganas de simplemente llorar siendo abrazada por los dos.

Cuando me vieron llegar, ninguno soltó palabra alguna y solo se dedicaron a cubrirme con sus brazos. Lloré en silencio escuchando palabras de consuelo por parte de ellos.

—Desahoga todo lo que tengas dentro. —El susurro de Lucas me hizo erizar la piel, por primera vez tenía a alguien que no cuestionaba mis emociones y sentimientos. Dejé que todo lo que me estaba matando por dentro se fuera en ese abrazo.

Me aferré a Lucas con temor a que me soltara y alejara; él me apretó con fuerza contra su pecho, acariciando mi cabeza con ternura. Kevin, por otra parte, susurraba pequeñas palabras tranquilizadoras, y poco a poco me fui calmando.

Lentamente me fui separando del abrazo protector, limpié mis lágrimas y sonreí lo más que pude, aunque me sentía destruida por dentro. Lucas levantó mi mentón para que lo mirara y dejó un casto beso en mi frente.

—Sos demasiado buena para ser verdad, y no te mereces nada de esto. —Sus palabras me golpearon con fuerza y las ganas de llorar volvieron con rapidez, sin embargo, fui capaz de soltar una pequeña risita.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.