Te seguiré a donde vayas

Secuestro

Me acosté demasiado tarde, casi no tuve tiempo de dormir, pero había algo más en el ambiente. No sé bien qué, pero no dejaba de pensar en ellos. Cuando desperté en el sofá de la mansión del doctor anoche, sentí un aroma intrigante en mi cuerpo. Ya lo había sentido antes, de hecho fue hace ya un par de años era el aroma de la persona que me salvó de la oscuridad de mi sufrimiento en aquel entonces.

Tuve la curiosidad de comprobar si era él, el hombre con el que había pasado el rato en el bar y me había ofrecido su ayuda. No sé si nombre, no me lo ha dicho aunque él ya conoce el mío. Me llené de valentía y quise respirar de cerca su olor. Pero él fue más astuto y me habló al oído con esa voz tan masculina que casi hizo que me derritiera contra la pared. No sé cómo algo tan simple como eso me dejó sin aliento, creo que es porque su olor y su voz son demasiado atrayentes para mí.

Aún no ha amanecido, dormí una hora tal vez y siento que ya no puedo hacerlo más. Estoy en la casa de un extraño, o más bien son dos extraños y guapos hombres. No sé que podría pasar si continúo aquí, lo peor de todo es que mi padre podría encontrarme en este lugar. Estoy encerrada entre cuatro paredes, será para él como atrapar un ratón que ya está dentro de una jaula. No entiendo cómo pude llegar a despreciar tanto a mi familia. Si soy sincera lo mejor para mí sería desaparecer, incluso preferiría que un extraño me llevara antes que volver a esa mansión y continuar con mi vida. Tengo un novio que me engaña con mi supuesta mejor amiga, estoy rodeada de personas que fingen ser mis amigos para luego apuñalarme por la espalda.

No quiero seguir teniendo una vida como está. No quiero continuar haciéndome daño a cada paso que doy. Quiero poder ser realmente yo misma y que al mirarme al espejo conocer a la chica que estoy viendo. Quiero ser feliz, eso es tan difícil de lograr.

Aprovecho la oscuridad reinante de la noche, agarro mi mochila de ropa y me decido a salir de la habitación.

Estás segura de que es esto lo que quieres? No podrás dar marcha atrás cuando todo se vuelva aún más difícil.

Una pregunta que no me voy a responder, es algo obvio. Eché un último vistazo a la habitación en la que estaba, a pesar de la oscuridad podía distinguir que era de una chica. Tenía un gigantesco armario y una cómoda al lado, no pude distinguir el color. Encima de la cómoda había un pequeño espejo de maquillaje y unos cuantos accesorios, me acerqué para echarles un vistazo. Un ruido fuera hizo que todos mis sentidos se agudizará, fueron unos pasos. Me recosté contra la pared y contuve mi respiración tratando de producir el menor ruido posible. Eran muchos pasos parecían ser de más de una persona, tal vez los guardias de mi padre ya habían llegado.

Cómo me pudo encontrar tan rápido? Acaso me siguió desde que salí de casa? Qué hago ahora?

Mi corazón latía de forma desesperada, tan ruidoso que nublaba mis oídos. Mi respiración se aceleró y mis pensamientos me estaban volviendo loca. Ya se había calmado, hacía mucho tiempo que me estaba teniendo paciencia y no me había puesto un dedo encima, pero y si ahora lo hacía. Qué pasaría conmigo? Todo eso estaba nublado mi mente sin dejarme pensar con claridad en lo que de verdad importa, y eso es buscar la forma de escapar de esta mansión. Miré hacia todos lados buscando una puerta disponible, un lugar por el que me fuera seguro salir, pero no pude ver más que la ventana. Una gran ventana al costado de la habitación con unas cortinas que parecían ser de color blanco.

Salta, házlo!!!

La idea surcó mu mente y automáticamente me puse en función de hacerlo posible. Dejé la mochila sobre la cama, ya no me sería de mucha importancia, me giré hacia la puerta y coloqué el seguro. Tomé las sábanas y las hice un nudo y lo até a una de las patas de la cama. Me subí con cuidado en la mesa de estudio frente a la ventana y quité las cortinas para también atarlas todas, con eso sería suficiente para saltar desde allí aunque mis pies no tocaran el suelo. Abrí despacio la ventana, tratando de hacer el menor ruido posible y tiré el bulto de telas hacia afuera, todo estaba tan oscuro que aunque quisieran no me podrían ver, pero era raro porque ninguna de las luces del patio trasero estaba encendida. El aire frío entró por la ventana y me recorrió hasta los huesos, con la ropa que traía no sería suficiente así que fui una vez más hasta la cama y saqué toda la ropa que tenía en mi mochila. Me coloqué encima de la ropa unos dos abrigos y un pantalón deportivo, también me envolví unas bufandas y me moví deprisa hasta mi salida.

Tomé aire mientras asimilaba la escena y me llenaba de valor. Es ahora o nunca. Subí a la ventana y salté... No debí haberlo hecho así, en cuestión de segundos estaba en suelo tirada no me sirvió de mucho la "soga". Me levanté y miré a mi alrededor para comprobar que nadie me hubiera visto. Entonces solo pude hacer una cosa...correr. La mansión estaba sercada con un enorme muro, y mi corazón estaba a punto de un paro por lo rápido que iba. Miré la altura del muro y no dudé, comencé a escalar por las aberturas un paso tras de otro hasta saltar hacia el otro lado.

Ya había logrado salir fuera del muro, pero estaba en la calle y de nuevo no tenía más remedio que correr. No tenía un rumbo a seguir, solo la idea de no volver. Así que corrí aunque tengo que admitir que no sé que es lo que me hace querer huir tanto de todo esto, pero siento que no puedo hacer otra cosa. Pero mis momentos de libertad siempre han sido pocos, así lo eligió el destino. Un auto color negro apareció en medio de la nada, giró y dió un frenazo en frente de mi. Me quedé paralizada, unos hombres de negro salieron del auto y me sujetaron de las manos, creo que sentí un pinchazo en el cuello y momentos después todo se volvió oscuro.

***

Mi cuerpo estaba entumecido, mis párpados se sentían tan pesados que no podía levantarlos. Escuchaba mi corazón latiendo con fuerza en mis oídos, la respiración acelerada hacía que mi cuerpo pareciera estar temblando. También hacía frío, mucho frío y... escuché un sonido distante como si fueran pasos, no apresurados sino firmes que llegaban a darte miedo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.