INTRODUCCIÓN:
La habitación estaba envuelta en un silencio sepulcral, solo perturbado por los desesperados suspiros del hombre que se debatía en su cama. Noches y noches había pasado en vela, torturado por un enemigo invisible que lo acosaba sin piedad. La oscuridad de la noche se volvía su peor enemiga, un escenario de pesadillas en el que luchaba contra la inevitabilidad de la vigilia.
Cada vez que cerraba los ojos, el sueño era arrancado de su alcance por la presencia inquietante de ese ser sin rostro. Su mente se debilitaba a medida que las horas avanzaban, consumida por la desesperación y la angustia. Las ojeras profundas y los ojos vidriosos eran reflejos de la guerra silenciosa que libraba en la intimidad de su habitación.
Las noches sin descanso habían dejado huellas evidentes en su cuerpo. Su rostro, una vez radiante, ahora estaba pálido y demacrado. Los dedos temblorosos apenas podían sostener una taza de café que intentaba en vano mantenerlo alerta. El constante zumbido en sus oídos, un eco persistente de las noches de insomnio, había empezado a atormentarlo incluso en sus momentos de lucidez.
El hombre había agotado todas las posibilidades en su intento por liberarse de esta tortura psicológica. Había buscado respuestas en la web, en libros y revistas. También, había consultado a expertos en el sueño y experimentado con diferentes métodos para conciliar el descanso. Sin embargo, cada intento había resultado en vano, sumiéndolo en una espiral de frustración y desesperanza.
¿Cómo podía un ser tan insignificante despojarlo de su paz y arrebatarle la tranquilidad que tanto anhelaba?
No era la primera vez que se enfrentaba a su atormentador invisible. No, ya había tenido encuentros previos con él, en noches anteriores en las que también había sucumbido ante su presencia insidiosa. Pero esta vez sería diferente. Esta vez tenía un plan, una estrategia que creía infalible. A pesar del agotamiento físico y mental, se aferraba a un hilo de esperanza, decidido a acabar con esta pesadilla de una vez por todas.
Hora 1:
Mi habitación parece tranquila a simple vista, con la lámpara de noche proyectando una luz tenue sobre el mobiliario familiar y las sombras de los objetos cotidianos. Los rayos de la luna se filtran a través de las cortinas entreabiertas, arrojando un tenue resplandor plateado sobre la cama desordenada y el escritorio abarrotado de papeles. Todo aparenta normalidad, pero una extraña inquietud flota en el aire mientras cierro los ojos.
Me despierto sobresaltado, como si alguien hubiera dejado caer un libro pesado en el suelo de forma brusca. Mis sentidos se agudizan al instante, y mi corazón late con fuerza en mi pecho. No es la primera vez que esto ocurre en las últimas noches; se ha convertido en una constante en mi vida, una oscura rutina que no puedo ignorar. Desde hace días, estas horas de la noche me atormentan, y la sensación de que algo no está bien es innegable.
Mi mirada nerviosa recorre la habitación, pero no detecto nada fuera de lo común. Sin embargo, una sensación inquietante me envuelve como una fina niebla.
Siento que algo o alguien está aquí, en la habitación conmigo, observándome desde las sombras
Mi respiración se vuelve más superficial mientras trato de identificar la fuente de esta perturbadora presencia, pero mis ojos solo encuentran sombras que se retuercen y objetos que parecen haber cambiado de lugar desde la última vez que los vi.
Mi habitación se siente diferente esta noche. La iluminación parece haberse vuelto más tenue, y el ambiente se ha vuelto más frío de repente, como si una presencia invisible hubiera robado el calor del aire. Sombras indecisas danzan en las esquinas de la habitación, moviéndose de manera incomprensible. Veo libros que han caído al suelo, lápices y hojas de papel que yacen desordenados en mi escritorio, y mi lámpara de noche parece parpadear de forma irregular.
Mis manos tiemblan mientras intento desesperadamente encontrar una explicación para lo que estoy experimentando. La sensación de angustia aumenta a medida que mis pensamientos se enredan en un torbellino de confusión.
¿Estoy volviéndome loco? ¿O hay algo más en juego, algo sobrenatural que escapa a mi comprensión?
Me froto los ojos, tratando de despejar la visión, pero las sombras continúan acechando en cada rincón oscuro de la habitación.
Decido que no puedo quedarme pasivo en la oscuridad de esta habitación, esperando que la inquietante sensación desaparezca por sí sola.
Mi curiosidad y temor me impulsan a investigar
Me incorporo en la cama y miro a mi alrededor, decidido a descubrir qué está sucediendo. Esta habitación, que solía ser mi refugio, ahora se convierte en un enigma que debo resolver.
Me deslizo con cautela de la cama, procurando no hacer ruido, y mis pies tocan el suelo frío. Cada paso que doy parece resonar en la quietud de la noche. Las sombras se retiran ante la luz tenue de mi lámpara, como si temieran ser descubiertas. Me dirijo hacia el escritorio, donde los objetos parecen haber cobrado vida propia. Los papeles están esparcidos de manera caótica, y algunos de mis libros han caído al suelo.
¿Cómo pudo haber sucedido esto en tan poco tiempo? No recuerdo haber dejado mi escritorio en semejante desorden
El desconcierto crece mientras investigo los objetos fuera de lugar en mi escritorio. Me doy cuenta de que algunos de los libros abiertos están marcados con extraños símbolos. No reconozco ninguno de ellos, y su significado escapa a mi comprensión. La desesperación aumenta cuando intento recordar si los había colocado allí yo mismo, sin éxito. La habitación parece estar llena de sombras en movimiento, como si tuvieran vida propia, pero cada vez que intento enfocar mi mirada en una de ellas, se desvanecen, como si evadieran mi atención.