≫────≪•◦ NOAH ◦•≫────≪
— ¿Estás seguro de dejar entrar esa mujer a casa? — pregunté intrigado, aun no entendía porque habían dejado entrar a una completa extraña a nuestras vidas, y lo peor, a una pelirroja.
Le di un trago a mi café mientras esperaba la respuesta, me encontraba sentado en la cafetería con Alessandro.
— A Melissa le gustó, además, hay algo que me llamo la atención de ella.
— Ni se te ocurra, Melissa te va a cortar las bolas — el bufó antes de acomodar a Nicho en su brazo.
— No en ese modo, es algo raro, esa mujer se ve como si viviera asustada, como si ocultara algo, no sé, ya veremos qué pasa, por ahora no quiero negarle nada a Melissa, al menos hasta que le pase la locura de las hormonas — hice una mueca al escucharlo, Melissa había estado loca los últimos meses de embarazo.
— ¿Quieres que la investigue? — él asintió con la cabeza.
— Ordénale a alguien que lo haga, te necesito a mi lado, mejor dicho, estarás pendiente de los movimientos de esa mujer dentro de casa, después de todo, estará con mis hijos — asentí con la cabeza, aunque no quería estar cerca de esa mujer.
— Así será, después de todo también son mis sobrinos.
Saliendo de la cafetería me vi escaneando todo el lugar con la mirada para encontrarla.
La encontré cerca a la salida, pero no estaba sola, un hombre alto, musculoso de cabello negro la llevaba de un brazo, parecía forcejear con él, por un momento nuestras miradas se encontraron y pude ver miedo y suplica en sus ojos.
— A eso es a lo que me refiero, hay algo extraño detrás de ella — dijo Alessandro mientras ambos veíamos en su dirección, ninguno se movió de su lugar o intento ayudarla.
En ningún momento deje de ver sus verdes ojos, aquellos ojos llorosos que parecían suplicar salvación, rogaban ayuda, ayuda que en ese momento no estaba dispuesto a brindarle.
— ¿Crees que enviada por alguna organización? — pregunte viendo por ultima vez sus acuosos ojos.
— Algo así, no sé muy bien, pueden ser otros factores, pero lo mejor estar seguros — debía ser por eso que esa mujer no me causaba buena impresión.
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Dos días más pasaron desde el nacimiento de mis, Isabella venía cada día a ayudar a Melissa en todo, yo, como buen tío y hermano, permanecía todo el tiempo pendiente de Melissa, de paso, revisaba cuidadosamente cada movimiento de esa mujer.
— ¿Qué opina tu hermano al respecto? — pregunto Melissa haciendo que mi atención se desviara a ellas.
— Aún no le comento muy bien, solo le dije que nos íbamos a mudar por un tiempo — se le escuchaba muy nerviosa al contestar eso.
— ¿Y tú hermano es real o es alguna invención tuya para acercarte a mi familia? — pregunte mordaz, la idea de un infiltrado en casa me tenia muy desconfiado en este momento.
— ¡Noah! — grito Melissa — Disculpado linda, a veces es insoportable.
— No pasa nada, sus palabras no me molestan en absoluto, total, no le debo ninguna explicación — sonreí de medio lado al escuchar su respuesta.
¿Qué no me debía explicaciones? Esta mujer me iba a tener que decir hasta cuantas veces iba al baño, la tendría tan vigilada que no podría respirar sin antes pedirme permiso.
— Hey, necesito que se lleven bien chicos, después de todo viviremos en la misma casa, además, mis bebés sentirán sus vibras negativas — suspiré y me recosté al lado de Melissa, no iba a pelear en este momento, no en frente de mis sobrinos. — Por cierto, mañana en la mañana ya me dan el alta, Isabella, está noche irás con Noah y dejaras todo listo para partir mañana, ya hablé con Alessandro y un camión de mudanzas estará listo cuando vayas a tu casa.
— ¿Hoy? — pregunto nerviosa.
— Si linda, vivimos a tres horas de aquí, y que vayas y vuelvas en un mismo día será imposible, tendrás que alistar todo hoy mismo, ¿Tienes algún inconveniente con ello? — pareció dudar por unos minutos.
— No, no, solo debo decirle a Tommy y eso.
— Si no te gusta simplemente renuncia — Melissa golpeó mi brazo mientras me daba una mala mirada.
— No voy a renunciar, mucho menos si es para darte gusto, iré por algunas cosas, permiso — salió de la habitación rapidísimo y Melissa me fulminó con la mirada.
— ¿Que fue eso? — chillo enojada.
— Siento que algo está mal con ella, en ese momento siento que algo oculta, que no es de confianza — ella se quedó pensativa.
— Es de confianza, pero en algo tienes razón, algo oculta, parece tener miedo de algo o alguien — se quedo pensativa mirando un punto fijo.
— ¿A qué te refieres?
— Cuando me tocaba hacer mis prácticas en urgencias de hospital, siempre llegaban chicas golpeadas, algunas por sus parejas, otras por sus padres, y casi siempre se mostraban igual que ella, a la defensiva, pero la realidad era otra, eran chicas abusadas o golpeadas, siento que ella esta sufriendo algo como eso.