Capítulo Veintinueve
Dos meses y medio después
Marzo de 1700
Acindino Vanetto
- Si Ethan, ya lo sé: tu carga llegará bien- dice y él asintió.
- No quiero problemas- dice mientras se sube al carruaje, sus hombres ya empiezan a dispersarse- Sabes cómo me gustan las cosas- le vire los ojos y cerró la puerta, di un golpe para mostrar que ya estaba su líder adentro.
- Si, si, relájate- dije y entre a mi bodega, silbando con tranquilidad.
- ¡Señor, señor!- dice uno de mis hombres me giro y con la mano pido una pipa para fumar.
- ¿Qué sucede?- pregunté, fumando un poco.
- Los guardias encontraron a una mujer en los límites de la finca- dice y suelto el humo- Está demacrada, piden permiso para atenderla un momento- termina y vuelvo a soltar el aire.
- ¿Y yo por qué permitiría eso?- dije con obviedad, él duda un momento
- Señor, según los guardias la mujer está embarazada- dice y lo pienso.
- Treinta minutos, no más: si en treinta minutos esa mujer sigue aquí, yo personalmente la echaré a patadas- advertí, él asintió y cinco minutos después: una mujer con gran belleza pero ropa muy vieja entra en brazos de uno de mis guardias.
Seguí fumando un rato hasta que se acabó mi pipa y me acerqué a la mujer, le tomé la cara y la miré detenidamente. Se la veía demacrada y con una gran tristeza en sus ojos azules, su cabello rubio estaba tan sucio que parecía café.
- ¿Cómo te llamas?- le pregunté y bajo la mirada.
- Soleil- dice en un tono bajo.
- Soleil...- repetí con lentitud- Sol- dije, traduciendo su nombre, baje mi mirada y me di cuenta del pequeño bulto de su vientre.
- ¿Cuánto?- pregunté, la verdad me gustaba cuidar de mujeres embarazadas pero siempre ponía resistencia en primer lugar.
- Tres meses- dice y le acaricie el cabello, era sedoso a pesar de la suciedad.
- Que le den algo de comer- ordene, me levanté para ir a ver una mercancía cuando la muchacha me tomó del pantalón.
- Gracias señor- dijo y asentí.
- Come bien- le ordené pero al darme la vuelta: todos mis hombres me estaban apuntando. Me ordenaron con movimiento que levanté las manos y lo hice.
- ¿Qué m*erda creen que hacen?- Les pregunté, sorprendido por esta rebeldía.
- Seguir mis órdenes- dice una voz femenina, trato de voltear pero una espada en mi cuello me lo impide- Ni lo pienses- dijo y dos hombres me tomaron de los brazos y me inmovilizaron contra el piso, varios de mis hombres estaban en el suelo, muertos.
Un muchacho aparece en mi campo de visión, alguien a quien reconozco o algo así: era el hijo del ex-Coronel Lennox, se que su nombre inicia con D pero desconozco todo el resto sobre él.
- Los refuerzos llegarán en dos minutos, General- dice y la misma mujer embarazada de antes se acerca a él.
Ya no traía su ropa vieja, llevaba un uniforme militar de color negro, se estaba agarrando el cabello en una coleta alta y estaba muy seria, a pesar de la oscuridad: fui aún capaz de distinguir su pequeño vientre de embarazada.
- Quiero hombres asegurando las salidas y las tierras, pueden escapar fácilmente por subsuelo- dice, terminando su coleta y sacando su espada.
- La General Noah García- dije y ambos me regresaron a ver- Es un honor tener a la heredera del General Adam White, la recibiría de otra forma pero creo que está bien consciente de mi situación- dije, refiriéndome a los hombres que traía encima.
- Acindino Vanetto, también es un honor conocerte- dice y se acerca, los guardias la protegen el doble- Espero sepas perdonar el como te tengo ahora, pero en un momento te llevaremos a un lugar más adecuado para ti- dice y le doy una sonrisa.
- ¿A dónde piensas llevarme, General? ¿A mi hogar? ¿Para entregarle a mis hijos, mis planes?- negué con la cabeza- La consideré más inteligente, si era la "estudiante prodigio" del General White- ella me sonríe y se levanta.
- Vanetto, me duele que pienses eso de mi: tus hijos ya han sido arrestados- en un segundo se me borró la sonrisa- Y tu esposa y tus hijas te aseguro que no la están pasando bien bajo las órdenes de mis soldados.
Varios hombres militares entraron en un momento liderados por Santiago White, este se acercó a la General y le dió una especie de resumen.
No, mi familia no podía estar ya intervenida, no podía me dije a mi mismo.
- Me disculpas, tengo trabajo por hacer- dice, tomando el arma que Santiago le ofrece- Nos vemos en las cárceles de la S.W.A.T- me informa y se da la vuelta.
Es en ese momento en que aprovecho, golpeó a los guardias detrás mío, saco mi arma y la apunto, todos inmediatamente me apuntan y Santiago se da la vuelta. Ella solo se detiene, ni siquiera se molesta en darse la vuelta.
- Si piensas, por un segundo que voy a dejar que una niñita me gane: déjame decirte que eres más estúpida de lo que alguna vez te consideré- le dije y ahora sí se volteo a verme, pero solo me dió una sonrisa.
- Vanetto, no te atrevas- dijo y miro hacia un lado, era un elemento distractor que claramente no tome- Un rasguño hacia mi te cuesta la vida de dos hijos tuyos y no me molestará empezar por tu hijo mayor y tu pequeña de tan solo nueve años- en cuanto mencionó a mi familia, regresé a ver a dónde miro antes y efectivamente: mi hijo Alessandro y mi pequeña Ginevra estaban arrodillados y con un arma en la cabeza de cada uno.
- Tú... Maldita hija de p*ta- dije, regresando a verla.
- Si me disparas, así no me llegue: comenzaré con los dedos de ambos- me advirtió- Así que espero que ames o que te importen tus hijos lo suficiente para apreciar sus vidas- dice y se da la vuelta para seguir su camino, Santiago lo hace con ella.
Dispara, dispara me dije a mi mismo, puse a la niña vestida de militar en la mira cuando escuché un jadeo.