The Dynasty Garcia

Necesario para funcionar

Capítulo Treinta y Seis

Tres años después

4 de Noviembre de 1708

Noah García

- La construcción de los laboratorios que me dices es una inversión bastante grande pero si vale la pena, la medicina y la ciencia debe seguir avanzando para cuidar de todos los enfermos y mejorar la calidad de vida de la gente- pienso en voz alto y levanto la vista para ver a Paúl Brown y Valentino Cyrus, miembros de Las Dinastías, y les doy una sonrisa. Yo estaba sentada en un silla especial que habían adaptado en una carpa dentro de los jardínes de La Academia- Muy bien, aprobaré este proyecto pero no me fallen- dije y ambos soltaron el aire.

- Le juro, mi General: no le voy a fallar- dice Valentino y asentí.

Nicholas lanza la flecha y se vuelve su quinta flecha en el blanco, regresa a verme y le doy una pequeña sonrisa. Él se acerca y trae a su hemano Enrique de la mano, ni siquiera me había percatado cuando se alejó. Enrique ya ha aprendido a caminar y ahora era imparable, Eleanor ya había dicho sus primeras palabras.

- Madre, según mis maestros he mejorado en un 70% mi puntería en el tiro al arco- dice con orgullo. Fruncí el ceño.

- ¿Y qué ocurre con ese 30%?- pregunté y borró su sonrisa.

- Estoy mejorando en eso madre, subiré mi nivel para el terminar de la semana- me dice.

- Eso espero Nicholas, no quiero problemas- dije y asiente.

- El traidor de Las Dinastías- susurra Paúl y todos regresamos a ver a la entrada del jardín y efectivamente: Xavier White estaba llegando al lugar.

A mi persona llego el recuerdo de como Santiago quedó mal parado por usar su derecho de expiación.

Tres años atrás

- ¿¡Por qué nadie me informó de esto!? ¡No hubiera evitado la ejecución!- reclama Santiago.

- ¿¡Y cómo esperaba que supiéramos!? ¡¡El rumor de una orden de ejecución se esparció rápido y el día que se informó a Las Dinastías sobre la orden usted se fue con su hermano!! ¡¡El mismo que después de su expiación trato de atacar a nuestra General!!- le dijo Thomás.

Las Dinastías estaban furiosas cuando se enteraron que Santiago había eximido la orden de ejecución de Xavier. De esta nadie lo salvaba.

- ¡De haber sabido los delitos de los que se le acusaban a mi hermano, no hubiese interferido en lo absoluto! ¡Mi hermano tenía una soga en el cuello y yo no tenía idea del porque! ¡Usé el único recurso que tenía a mano!- se defiende Santiago.

- Sub-General, seamos honestos: usted no hubiera permitido esta ejecución, su hermano lo hubiera manipulado para la expiación. Usted es demasiado fácil de engañar- dice León.

- ¿Disculpa?- pregunta con indignación Santiago.

- Sub-General para nadie es una sorpresa que se ha vuelto el muñeco de su hermano. Todo el mundo se enteró de que se fue junto a su hermano cuando nacían sus hijos- le dice León.

- Cuide sus palabras señor Castillo- le advierte y León le suelta una burlona.

- ¿O qué Sub-General? Usted es un hazmerreir, nuestra General le prohibió el derecho de conocer a sus hijos por tres meses y bien merecido Sub-General: la dejo sola por irse ¡¡Con su hermano!!- habla León.

- ¡¡Se calla que no tiene conocimiento alguno de mi vida privada!!- grita Santiago.

- ¡¡No era responsabilidad de nuestra General informarle sobre lo que pasaba, era el nuestro pero nadie iba a decirlo!!- interviene Rowan Becker- ¡¡Lo mejor para todos nosotros era la ejecución inmediata de Xavier White pero no, tenía que arruinarlo!!- le dijo y Santiago ya estallaba.

- ¡¡Cuándo estén en mi lugar, entenderán porque salve la vida de mi hermano!!- dice Santiago.

- Basta señores- dije, interviniendo por primera vez.

- ¿¡Y de qué sirvió si al final tú mismo lo dijiste!? ¡¡La primera reacción de Xavier fue atacar a nuestra General!!- le grita Harry- ¡¡No le importo si quiera que tuviera a tu hijo en brazos y hasta atacó a Nicholas!!- dice.

- Basta, es momento de pensar con la mente fría- dije y me levanté, apoyándome en el respaldo de mi asiento.

Podía sentir como Xavier me agarraba de los hombros otra vez.

- ¿¡Lo ven!?- interviene William Saavedra- ¡¡Nuestra General está indispuesta por lo que pasó con Xavier!! ¡¡Ese hombre debía morir!!- se queja.

- Señores, es suficiente- dije con una voz más alta.

- ¿¡Cómo se te ocurre siquiera pensar que una persona con orden de ejecución merece perdón!? ¡¡Estás loco!!- habla Thomás.

- ¡He dicho que basta!- grité.

- ¡¡Todos ustedes hubieran hecho lo mismo en mi lugar!!- dice Santiago.

- ¡¡Por supuesto que no Sub-General, nosotros no cometeriamos semejante idiotez!!- reclama Mirko Falsetti.

Estiro mi mano derecha hacia atrás, uno de mis dos guardaespaldas comprendió la señal e inmediatamente siento el mango de mi espada en la mano. La desenvaino con algo de brusquedad y antes de que cualquiera de ellos pueda seguir hablando o apenas notarlo: clave la espada en la mesa, logrando que todo el mundo se espante al escuchar como la filosa cuchilla destruia la madera.

- ¡¡SUFICIENTE!!- grité, me di media vuelta y puse las manos en la cabeza- ¡¡No quiero una queja más!!- el dolor de cabeza iba a matarme, regresé a verlos y todos estaban sentados- Los resultados están hechos y ahora no queda nada más que protejernos de Xavier- Santiago iba a interrumpir pero levanté la mano- Cuando yo hablo, te callas, escuchas y obedeces- advertí.

- Aunque se dió el caso de expiación a Xavier White, no podemos confiarnos en que piensa cambiar. Como ya lo han dicho antes: intento atacarme después del suceso y lastimo a mi primer hijo- hablé- Lo máximo que puedo hacer es asignar un guardia a cada persona de sus familias mayor a los quince años- dije y me senté.

- Si usted lo ordena, General- dice Thomás- Al menos una de las dos cabezas de esta Academia sabe lo que es mejor para Las Dinastías- dice y mira a Santiago.




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