“Sentía miedo, pero también alegría, mi corazón latía de forma diferente. ¿Estaba enamorada por primera vez?”
Era joven y estúpida, realmente estúpida, ¿me enamoré? Así parecía, no tenía idea de que era eso, toda mi vida me la había pasado pensando en calificaciones, juegos tontos de niños tontos, no veía a los niños de otra forma hasta esa vez en que se intensificó lo que ya antes había sentido, pero jamás pasó a más.
Era un último ciclo escolar «no entraré en detalles sobre las fechas porque me veré muy obsesiva, aunque quizá sea así», en este ciclo juntaron a los dos grupos para crear tres, esa idea me pareció tonta, demasiado diría yo, no solo por los que no conozco sino por mis amigas que quedarían en otros grupos y digamos que no soy buena haciendo amigos.
Ya estaba en la escuela, seguía igual después de las vacaciones en las que claramente no le arreglaron nada «es aquí donde me pregunto dónde quedan nuestras inscripciones».
Vi a Yaely venir hacia mí, la chica de cabello afro que era mi mejor amiga desde los 7 años.
—¡Hola! —Me saludó entusiasmada— ¿Oye ya viste en qué grupo quedaste?
—No, recién acabo de llegar ¿y tú? —Dije abatida.
—Si, ya —replicó decepcionada—. Quedé en el grupo 3.
— ¡Oh! ¿Viste mi nombre ahí?
Ansiaba de verdad que dijera que sí, no quería estar sola en el rincón del salón mientras todos pasaban el rato en el almuerzo
—No.
La forma en que negó me pareció sonar algo molesta. Un maestro calvo y alto se paró frente a la puerta de un salón y gritó:
—Alumnos del grupo 3 vengan por aquí.
Yaely suspiró agotada.
—Te veré luego, ¿verdad? —Le pregunté.
—Si, eso creo —contestó sin interés.
La chica de rizos se marchó y yo empecé a buscar mi nombre entre las listas pegadas a las puertas de los otros dos salones de mi grado. Cuando acabé y lo encontré me metí al aula donde ubiqué a algunas caras conocidas, no me sentía animada porque mis mejores amigas estaban en distintos grupos al mío, aunque tenía algunas buenas amigas aqui, pero había otro problema…él.
Todos estábamos sentados durante la primer clase y había en el fondo un chico insoportable que se creía el más apuesto de la escuela, no sé qué le veían, me caía mal porque era un presumido.
La maestra pidió que nos presentáramos. Me levanté cuando fue mi turno y me puse nerviosa cuando todos me miraron.
—Mi nombre es Alysson Vasco, me gusta escuchar música y dibujar.
—Me llamo Yenna Rother y me gusta el chocolate —anunció con risas.
Yenna es como mi hermana, no solo por el gran parecido físico que hacía que todos pensaran que de verdad lo éramos, sino también porque es una gran amiga conmigo.
—Soy Edward Golz. —Se levantó el chico insoportable—. Me encanta jugar futbol y no me gusta venir a clases.
Él y todos se rieron con su comentario final.
—Agh es tan fresa —susurré a Yenna— , ¿no crees?
—Ay, vamos —expresó alegre—. Es un buen sujeto.
—Lo dices porque ya anduviste con él.
— ¡Claro que no! —Negó picara— ¿Cómo crees?
Me reí y negué en broma luego ella imitó mi risa.
Más tarde en el almuerzo le conté a Yaely mi opinión sobre Edward, pero sus respuestas no me dieron apoyo.
—Te mueres por él, no te hagas.
Negué molesta y aun así ella siguió molestando. Cuando acabaron las clases y estaba por irme, Edward me vio de lejos y me sonrió muy picaro, ¿por qué hace esto?
El ciclo pasado me habló o coqueteó y no dejé de pensar en él todo el verano, deseaba que no estuviera en mi grupo y ahora que lo estaba no entendía porque su presencia me molestaba tanto ¿acaso era la forma en que debía saber que él sería un problema?
4 meses después.
Ya era diciembre y estábamos de vacaciones, durante ese tiempo empecé a hablar más con Edward y me comenzó a agradar más…creí que quizás me gustaba. Comenzamos una falsa relación por chat, sé que es tonto, pero me enamoré así a pesar de que no sabía si él también, pero sabía que no iba a pasar a más porque yo no era su tipo, le gustaban las chicas bonitas, divertidas y rebeldes con espíritu aventurero, es decir yo no.
Cuando volvimos a clases, el primer día tuvimos una actitud extraña entre ambos.
— ¡Hola! —Saludé a las chicas.
— ¡Hola! —Me abrazó Yenna.
Ross y Audrey «mejores amigas de Yenna y chicas muy populares, como Yenna claro» estaban con ella, me saludaron gentilmente. Audrey y yo fuimos amigas por un breve e inesperado lapso de tiempo cuando teníamos ocho, a diferencia de Ross con quien…no me llevaba mucho.
Llegó Edward y se acercó a nosotras de forma jocosa, él también era muy amigo de Ross y Audrey.
—Hola chico fresa. —Le sonreí picara.
—Hola destruye cabellos. —Me devolvió la sonrisa.
Ambos nos quedamos viendo unos segundos olvidando que no estábamos solos hasta que alguien interrumpió.
— ¿Hola? —Habló Yenna.
—Hola —expresó picaro.
No era una sorpresa que Yenna le correspondió su picardía, así como tampoco que Edward fuera igual con casi todas las chicas ¿acaso yo era una de las tantas?
Por quedarme en mis pensamientos no me di cuenta cuando las chicas se fueron y me quedé a solar con Edward. ¡Diablos! Me estaba poniendo nerviosa, no sabía qué decirle después de lo que hablamos en diciembre, así que esperaba que él no lo mencionara, aunque quizás si quería.
—Oye… —Titubeó— ¿Recuerdas las conversaciones?
—Mmm... ¿cuáles? No recuerdo nada —dije queriendo sonar interesante.
—Ah —expresó decepcionado—. Y-yo tampoco recuerdo nada —añadió desinteresado.
—Entonces ninguno se acuerda de nada.
Fui torpe y no noté que cada vez lo estaba arruinando más.
—Supongo que no pasaron. —Se marchó disgustado.
Me quedé en el mismo lugar sin comprender que rayos había sido eso, quizás si hubiera sido más lista en estos asuntos lo hubiera entendido en su momento.
#8534 en Joven Adulto
#3679 en Novela contemporánea
adolescentes lgbt, adolescencia mentiras desconfianza, romance drama
Editado: 17.01.2023