The Girly

8. La revancha.

“A nadie le gusta perder, es por eso que repetimos hasta que seamos el ganador”

Era un nuevo año escolar, nos cambiaron de área y ya llevábamos al menos mes y medio desde que empezó. En el primer día rompí con Barry y para ello mandé a Peter, para que le dijera que ya no quería salir con él «fue estúpido e infantil, me di cuenta después» y tiempo después empezó a salir con Ross, lo que hizo que me ardiera la sangre, porque ella me restregaba su relación en mi cara, me contaba lo que hacían y como era con ella.

¿Acaso sentí un déjà vú? Ja.

Estaba en una hora libre adentro del salón. Ross estaba hablando conmigo porque se había acercado a mí desde hacía unas semanas con la excusa de querer ayudarme a volver con Barry o a superarlo, sinceramente no entendía bien sus intenciones.

—Entonces… ¿tú y Barry? —La miré seria.

—Lo sé —dijo sorprendida—. Fue muy rápido, pero es que es tan tierno, me encanta.

Notaba su exageración al hablar, ya conocía ese tono de voz.

— ¿Ah sí?

—Si, el otro día estábamos en la biblioteca y me abrazó de la cintura, luego me susurró si tenía cosquillas, entonces empezó a hacerme y dijo que me veía linda cuando me reía.

—Vaya. —Esbocé una sonrisa a medias.

—Él nunca fue asi contigo, ¿verdad?

—No.

—Qué lástima. —Sonrió hipócrita.

Yo conocí a Barry de una forma peculiar, ella también y todo se desenvolvió en una fogata para ver quien de las dos resistía más. Me vengué por el asunto de Edward cuando creyó encontrar un chico que la quería de verdad y ella quería vengarse también, pero ella me la hizo primero y yo se la haría doble.

—Hey Ross, debo decirte algo.

Me acerqué a ella sin titubear.

— ¿Qué pasó?

Estaba relajada, me habló y miró indiferente así que no espero lo que venía.

—No sé cómo lo tomes, pero creo que es algo que debes de saber.

— ¿Sobre qué? —Frunció el ceño.

—He estado hablando con Barry y…dijo algunas cosas.

Me mantuve inocente y pretendiendo que me importaba ella. Saqué mi celular y le enseñé las conversaciones donde Barry afirmaba sentir algo por mí todavía y que Ross era algo momentáneo.

— ¡No es posible! —Masculló.

—Lo siento Ross…

—Iré a hablar con él.

Me quedé viendo cómo se iba apurada y no me contuve de sonreír. Lizzy se acercó a mí con el semblante desconcertado, no podía ser sincera con ella porque era buena amiga de Ross.

— ¿Qué ocurrió?

—Nada, nada.

Cuando el almuerzo acabó todos retomamos nuestros lugares. Las chicas y yo nos sentábamos cerca debido al número de lista, pero Emily siempre quedaba lejos debido a que su apellido iba antes.

— ¿Le dijiste? —Susurró Spencer— ¿Cómo lo tomó?

—No muy bien creo.

— ¿Qué harás?

La miré confundida.

—Con Ross y Barry.

—Nada, no es mi asunto. —Me encogí de hombros.

—Pero, ¿aún lo quieres?

Me quedé callada y escondí la mirada.

— ¡Alysson!

—Ya sé, ya sé, pero es que he empezado a sentir cosas por…

Hanna se apareció emocionada y tuvimos que dejar de hablar, debido a su facilidad para soltar las cosas evitábamos decirlas frente a ella.

—No lo creerás, Ross y Barry terminaron.

Eso nos dejó atónitas a mí y a Spencer.

— ¿Qué? ¿Ya sabían?

—Bueno…sí.

— ¿Y sabes por qué?

—Por… ¿mí? —Repliqué ingenua.

— ¡Perra! —Exclamó impactada.

—Bueno, en sí fue por Barry, él te escribió eso —intervino Spencer seria.

— ¿Escribir? —Alzó sus cejas— Oh…¡Qué zorra!

— ¡Hanna!

—O sea no tú, bueno, no de esa forma pues, no sé si me explico.

—Eso creo…

Durante los siguientes días Barry estuvo buscando insistentemente a Ross para explicarle todo y se enojó conmigo por decirle así que ya no volvió a buscarme, más tarde Ross y él volvieron.

Pobre chica.

—Alysson acompáñame a comprar. —Me jaló del brazo y me llevó deprisa.

Cuando bajamos las escaleras nos cruzamos con Barry que iba con otra chica y parecían ser cercanos porque él era muy cariñoso con ella.

—Creí que Barry y Ross estaban juntos —mencioné.

—Según.

Llegamos a la cafetería y me quedé sentada en una banca cerca de la tienda para esperar a Hanna cuando Ross apareció corriendo hacia una chica sentada en una de las mesas. Reconocí a la chica a quien se acercó y fui hacia Hanna.

—Hanna, mira —susurré.

— ¿Por qué lloras Ross? —Expresó en voz alta.

—Hanna…

Barry llegó corriendo hasta ella y quiso hacer que volteara a verlo.

— ¡Aléjate! —Ordenó Ross.

Hanna quería quedarse a terminar de ver la escena, pero la tomé de la mano para llevármela de ahí y cuando regresamos al salón fue directo a las chicas.

— ¿Qué creen?

Aria y Spencer levantaron la vista de sus celulares y esperaron a que la chica hablara, mientras que Emily se mantuvo leyendo.

—Barry y Ross terminaron.

— ¿Qué? ¿Por? —Preguntó asombrada Emily cuando oyó.

—No sabemos si terminaron oficialmente, pero Ross estaba llorando —respondí inquieta—. Yo lo había visto con una chica muy cariñoso antes de ir a la cafetería…

— ¡La engañó! —Celebró Hanna.

—Eso creo.

—De la que te libraste, Aly —comentó Aria—. Barry es un infiel.

—Aria tiene razón —apoyó Emily viéndome—, Barry no te convenía.

—Está bien que la haya engañado, se lo merece por zorra arrastrada.

—Hanna no digas eso —regañó Emily.

Fruncí mis labios y encogí un poco mis hombros.

—Bueno, si lo merece —dije dudosa—. Ella se ha metido con los novios de sus amigas, pero aun asi no puedo evitar sentirme mal por ella.

—No deberías, ella se metió con él sabiendo lo que sentías.

Hice una mueca de tristeza al oír a Hanna siendo tan cruel y encogí mis hombros.




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