The Girly

14. 90-60-90.

ADVERTENCIA. 

Este capítulo contiene referencias sobre temas relacionados a la baja autoestima y dismorfia corporal, si eres sensible a ellos no lo leas y si lo haces, pero te incómodas te pido que abandones el capítulo.

The Girly no fomenta ninguno de estos temas, si te sientes identificado y necesitas hablarlo puedes contactarme en redes sociales o comentarios...recuerda ser amable.

 

“Por querer ser aceptados por otros nos olvidamos de aceptarnos nosotros”

Somos jóvenes y apenas estamos conociendo el mundo, por esa misma razón no sabemos cómo actuar ante situaciones que creemos son más grandes que uno mismo. En algunas ocasiones hicimos mención sobre nuestro peso, el tamaño de nuestros pechos, nuestra altura, el diámetro de nuestra cintura, el tipo de cabello que teníamos, entre chicos hacían bromas sobre el tamaño de su parte íntima, de cualquier forma, la comparación salía en ambos géneros y en ocasiones reíamos, pero en otras solo nos callábamos.

Nunca he sido delgada, mi complexión es ser llenita y tenía facilidad para subir de peso si comía mucho y por eso todo este ciclo subí algunos kilos, pero ni así me crecieron los pechos, algo que me acomplejaba mucho ya que era ver una tabla frente al espejo, aunque…había algo más que en secreto me hacía sentir inferior al resto de chicas con caras bonitas y cuerpos formados.

— ¿Nada más desayunaras eso? —Me vio sorprendida Aria.

—Ah…sí.

Respondí extraña mientras destapaba el yogurth de fresa que recién compré en la cafetería.

—Antes traías tu almuerzo, ¿por qué ya no? —Agregó Emily sacando su almuerzo.

—Convencí a mi mamá de que no era necesario y de igual forma ni comía todo.

Encogieron sus hombros resignadas y siguieron almorzando, así como yo bebía despacio de la botella.

Hacía un tiempo que dejé el almuerzo hecho en casa para beber un simple yogurth o una fruta porque no quería comer tanto ya que el uniforme me apretaba y debía bajar de peso para que el resto de mi ropa me quedara también, además así evitaba gastar de más en la cafetería o eso respondía yo cuando preguntaban si no me daba más hambre por comer tan poco.

Annie y Marinette se acercaron a preguntarnos por Yam, pero está seguro se hallaba con su novio de último grado así que ambas chicas se marcharon de regreso al aula.

— ¿Quieres yogurth? Es que me llené.

—Bueno… —Respondió distraída—. ¿De qué es?

—Fresa con cereales.

Emily le dio un sorbo, pero luego me lo regresó así que lo mantuve en mi mano y le daba uno que otro trago corto hasta que el timbre sonó para la siguiente clase.

Todos fuimos retomando nuestros asientos y Garret apareció porque en esa clase se sentaba cerca de mí.

— ¿Quieres yogurth? —Le ofrecí la botella— Emily ya no tomó.

— ¿Todo?

Asentí desinteresada una vez que tomó el bote, ya que pensaba que entre menos comida tuviera en el estómago menos ibas a engordar.

— ¿Le diste tu yogurth? —Spencer me miró como si me regañara.

—Sí, ¿por qué?

— ¿Y qué comiste tú?

— ¿Una manzana y medio yogurth? —Encogí mis hombros jocosa— Calma, no tengo hambre porque desayuno de camino.

Spencer suspiró y dejó el tema.

Esa parte era cierta, pero no la de no tener hambre porque la verdad es que al inicio mi estomago gruñía luego me acostumbré.

Más tarde estábamos el taller de costura para entregar el trabajo final del año, un vestido confeccionado por uno mismo. El problema surgió cuando la maestra ordenó que presentáramos el vestido puesto ya que debió ser hecho a nuestra medida.

—Me cae mal esa anciana —despotricó en voz baja Hanna en el probador.

—Ni hiciste el vestido.

Las cinco nos reímos y seguimos probándonos el proyecto para liberar los probadores ya que otras chicas aguardaban.

—Te quedó lindo, Emily —expresé asombrada.

Emily se sonrió avergonzada.

—No puedo creer que no lo hayas hecho, Hanna —comentó Emily en regaño.

—Yo sí, ella nunca hace los proyectos del taller —agregué.

—Aly, ¿por qué te escondes detrás de la cortina?

—Es que…me veo fatal con esto, me quedó apretado —confesé abatida.

—A mí me quedó grande el mío —dijo Emily queriendo darme ánimos.

—Es diferente, tú adelgazaste a mitad de año mientras que yo engordaba cada mes…

—Eso no es cierto —afirmó Spencer seria.

—Me parezco a Fiona de Shrek —expresé con muecas.

Salí del probador porque la maestra nos apuró, empezó por el de Emily a quien por supuesto halagó y mientras yo esperaba atrás de ella vi como algunas chicas se me quedaban viendo y murmuraban. Tal vez no estaba tan gorda como yo decía, pero me sentía así y cuando la maestro me observó, arrugó sus labios y dijo que para la próxima tomase bien las medidas sino quería yo volver a estar en una situación así.

Entonces lo confirmé, debía bajar de peso sí o sí.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.