The Girly

23. Graduación: Parte 2.

Parte 2

“…arriésgate y empieza de nuevo…”

Después de un rato alistándome llegué a la fiesta. Todo el lugar seguía adornado de la misma manera que a mediodía, solo que sin tantas sillas y ahora con mesas, también había una para las bebidas y botanas.

Vi a mi grupo de amigas ir a hacia mí y sonreí.

—Te ves hermosa —comentó Spencer estupefacta—, como siempre.

Sonreí avergonzada y luego Aria la hizo a un lado.

—Tu maquillaje es lindo y te pusiste pestañas falsas, ¡yo también! —Expresó emocionada— ¿Te sientes incómoda? A mí aún me cuesta ver.

—Sí…algo, ¿se notan mucho? ¿Se ven mal? ¿El maquillaje no es mucho?

Negaron seguras y luego Hanna se quedó en silencio inspeccionándome de pies a cabeza para al final sonreír enseñando sus Brackets que en principio la avergonzaban.

—Nah —contestó jocosa—. Te ves bien.

Su respuesta me causó gracia y sorpresa al mismo tiempo, ella no solía hacer cumplidos de ningún tipo ni mucho menos decir que alguna chica fuera linda a menos que fuera ella o que de verdad luciera como supermodelo de Victoria’ s Secret.

—Todas se ven muy preciosas —comenté.

Yo tampoco solía dar tantos cumplidos al menos no con tanta sinceridad y emoción como la que tuve al decírselo viéndolas de pie frente a mí mientras usábamos nuestros vestidos más lindos, maquillaje que nunca usábamos «Hanna, sí», un par de zapatillas que seguro más tarde nos cansarían y tratando de imitar a la futura versión que querríamos ser cuando saliéramos de allí esa noche.

—Al final usaste el vestido negro —añadí viendo a Spencer—, luce bellísimo en ti, Spencer.

Todo el tiempo trataba de hacer que el resto se aceptara y quisiese a sí mismos como fuera que ellos eran, pero nunca lo hacía conmigo a pesar de que había quienes querían lo mismo para mí; oía atenta a todos los comentarios que hicieron y seguían haciendo a mí cuerpo o hacia mi forma de ser y de actuar porque cuando decían cosas buenas me quería ver el espejo y decirme que lo habíamos hecho bien, pero cuando recordaba las veces que los comentarios se volvieron contra mí como flechas filosas que atravesaban y pesaban, empecé a odiar mi reflejo y querer cambiar cada centímetro de él sin darme cuenta que a quien lastimaba no era al reflejo sino a mí misma y que fui yo también quien se convirtió en el verdugo porque las flechas se volvieron cuchillos y ya no eran lanzadas por el resto sino por mí esperando el momento en que se volvieran hachas.

—Bueno, hay que ir a nuestra mesa… ¡Eddie está aquí!

—Se puso más guapo en este año —murmuró Hanna.

Nos fuimos hacia la mesa hablando y riendo sobre lo mucho que a Hanna le gustó Eddie durante los dos años que estuvo en nuestra clase.

Un rato más tarde estábamos sentadas en la mesa tomando refresco en vasos de plástico rojos que un grupo en las mesas de atrás usaban para jugar en secreto con alcohol y algunos retos.

—Esto es tan…aburrido —se quejó Hanna—, ni la musica es buena. ¿Quién contrató a ese DJ?

— ¿Por qué no bailamos un poco? —Sugirió Spencer tomando mi mano y viendo al resto— ¡Vamos!

—Espera, yo no sé bailar…

Hanna fue con el DJ para pedir una canción mejor de las que a ella le gustaban y aunque creí que no aceptaría el hombre, lo hizo. En la pista de baile estábamos las cinco bailando como fuera que se bailase esa canción que Hanna eligió; nos reíamos de los pasos de Hanna, también de los míos y de que casi me caía sobre Spencer; bailábamos raro y eso nos divertía, luego se unieron Halsey con Gwen y Annie quienes nos siguieron el ritmo.

De lejos vi a Peter con Luka en una de las mesas cerca a la nuestra, estaban viendo hacia nosotras, pero no a mí sino a Emily que les hacía señas para que fueran hacia la pista; caminaron hacia nosotras y en el camino Luka se jaló a Garret que minutos después obligó a Sid y a Eddie a unírsenos.

Siempre me había dado pena bailar y hacer el ridículo frente a todos, pero esa noche me sentía bien y no me importaba verme “patética” como seguro las chicas populares estarían diciendo de nosotras.

Bailaba con Emily, estirábamos nuestros brazos y luego me jalaba hacia ella como si fuera la escena de baile de una pelicula romántica solo que no era una pelicula ni tampoco había romance…

—Yo creo que deberías bailar con Peter —me susurró Emily poco antes de empujarme hacia él.

Casi me daba contra el piso por el empujón y digo casi porque antes de hacerlo terminé en los brazos de Peter que me sostuvo como si fuese un reflejo nato.

—Hey —lo saludé tímida.

Tenía sus ojos marrones más claros que los míos viéndome fijo mientras yo trataba de volver a respirar teniendo los mechones de mi fleco largo de regreso a mi cara.

—Hola —me dijo en voz baja con una sonrisa perfecta que disimulaba su semblante nervioso—. ¿Quieres bailar?

—No sé bailar.

—Yo tampoco…

Al principio sentí tiesa la cara por nervios, pero al oírlo decir eso mis músculos se relajaron y sin quererlo terminé sonriendo abiertamente a pesar de lo poco que me gustaba hacerlo ya que debía cubrir mi boca para no mostrar mis dientes grandes que me hacían sentir mal porque creía que eran como los de un conejo.

—No estás cubriendo tu boca —mencionó y enseguida dejé de sonreír—. No lo dije para que dejarás de sonreír, es todo lo contrario…me gusta cuando sonríes, pero es una pena que siempre te cubras porque tienes una sonrisa muy linda.

Sentí que mis mejillas estaban subiendo su temperatura y eso solo significaba una cosa, que quizá por primera vez me estaría sonrojando y eso nunca pasaba, jamás nadie me había hecho sonrojar a pesar de que hubo ocasiones en las que creí que pasaría.

—Yo… —vacilé sin saber cómo reaccionar—. Iré a ver a Emily un segundo, ¿esperarías aquí un momento?

Peter asintió y yo regresé con Emily más nerviosa que nunca.

— ¿Estoy ruborizada? —La sujeté de los brazos y me vio sin entender— Mis mejillas, ¿están sonrojadas?




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