The Lost Angel.

Prólogo.

Las llamas consumían todo a su paso, unos seres alados sostenían a una niña de doce años que aún permanecía dormida, la querían muerta.

—Déjenla—gritaba la madre con desesperación—ella no tiene la culpa de nada, llévenme a mí.

—Humana—dijo uno de ellos en tono neutral, sin mirarla a la cara—sabias en lo que te metías cuando te enamoraste de un Ángel, tu hija es demasiado poderosa, su destino es la oscuridad y el rey del inframundo la quiere ahora, los Ángeles solo la ven como una amenaza.

—Por favor—suplico la mujer—déjenla en paz.

La niña abrió los ojos y miro sorprendida a uno de los seres alados que la sostenía en sus brazos, sus alas eran negras, tan negras como la oscuridad misma, trato que zafarse pero no tenía las fuerzas suficientes.

—Mami—la pequeña tocia debido al humo que el incendio estaba provocando— ¿Qué son ellos?

La madre no tuvo tiempo de responder ya que el caos estallo.

La pequeña cayó al suelo golpeándose la cabeza, quedando en la seminconsciencia, vio a su madre quemándose, gritándole que se levantara y se fuera, pero la pequeña había inhalado demasiado humo y estaba demasiado débil.

Las criaturas desconocidas para la pequeña habían desaparecido, el fuego estaba consumiendo toda la casa, ella iba a morir.

Unos brazos fuertes la sacaron de la casa, sentía el viento impactar contra su frágil rostro, podía ver su casa quemándose desde donde se encontraba, entonces cerro los ojos.

 

 

Cuando los abrió de golpe había un puñado de personas a su alrededor, mirándola con desprecio, la pequeña busco con la mirada a su madre pero no la hallaba por ninguna parte, se levantó como pudo y vio su hogar, habían bomberos alrededor de él, mirándose con tristeza, ella se acercó hacia donde ellos se encontraban.

— ¿D-donde está mi madre?—pregunto la pequeña con voz temblorosa.

—Tu madre murió quemada—dijo uno de los bomberos con tono brusco—, solo tu pudiste salir.

El mundo se le vino encima, cientos de lágrimas calientes y espesas se resbalaron por su rostro, una de las vecinas la abrazo muy fuerte, ella no recordaba casi nada de lo que había pasado, solo recordaba pequeños fragmentos de lo que había pasado allí dentro.

Le conto todo a la policía ya que la habían interrogado, la única familia que tenía era su tía Lucy, quien opto por mandarla a un manicomio, todos creían que ella había provocado el incendio porque estaba loca.

Pero ella sabía que no había sido así, lo habían hecho esos seres alados, pero nadie le creía.

Permaneció allí hasta que cumplió 15 años, entonces su tía decidió sacarla para llevársela a un lugar alejado de todo, ella ya creía que se había recuperado.

Marfa, Texas.

 

 

 

 



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En el texto hay: angeles, angelescaidos, dolor

Editado: 17.01.2019

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