Capítulo 3:
La charla
Me recargo en la mesada de la cocina hasta que siento la presencia de alguien, así que giro y me encuentro con mi padre. Su mirada es de desaprobación, él se cruza de brazos y niega.
Imito su accionar y alzo ambas cejas. Al menos, estoy esperando que me diga algo, pero ¿qué se supone que me pueda decir?
—¿Por qué? —Es lo único que sale de sus labios.
No entiendo muy bien a lo que se está refiriendo.
—No lo sé… —Comienzo a comprender que se trata de Kol—. ¿Por qué siempre la misma conversación?
La mueca de su rostro se alarga y se acerca para sacar una botella de agua del refrigerador.
—Porque es como si fueras sorda, Stephanie. —Niega con la cabeza más de una vez al escuchar lo que acaba de decir—. Espera, estoy insultando a los sordos. Ellos sí lo entenderían a la primera.
Me hago una colita alta y lo observo a los ojos.
—¿Todo eso es lo que crees? —Asiento—. Entonces, creo que heredé eso de ti.
Comienzo a caminar hacia mi habitación, me lanzo en la cama y miro la nada. Tengo ganas de ir a ver a Elizabeth, pero es demasiado tarde para que me lleven al hospital y… apuesto lo que sea a que después de la discusión con mi padre no va a querer llevarme.
—¡Stephanie! —Grita con todas sus fuerzas.
Escucho mi teléfono sonar, así que estiro mi mano para responder. Es una videollamada de Kol.
—Hola —digo sin ganas.
—¿Qué es lo que ha pasado, mi dulce Step? —Él comienza a caminar a su habitación.
—Lo mismo de siempre —respondo—. Las chicas me contaron que Elizabeth ya está bien —le comento con una enorme sonrisa—. Eso es lo único que me mantiene feliz. Me gustaría poder ir a verla, pero acabo de discutir con papá, así que…
Kol niega.
—Él no te llevará —me explica y luego sonríe—. Hope acaba de llegar, le diré…
No lo dijo continuar con sus palabras.
—No es necesario, mañana iré. —Sonrío amplia—. Dile que gracias por la información que me ha dado. Espera… —Frunzo el entrecejo—. No me gustó que le dieras tu sangre a Elizabeth.
Él sonríe de lado al escuchar mis palabras.
—Nunca me habías celado de esa forma.
Niego apretando mis labios.
—No se trata de celos —repongo con seriedad.
—Tengo más de mil años, ¿por qué me estás mintiendo, Step?
—No tengo razones para… —Hago una mueca con mis ojos y luego ruedo mis ojos—. Está bien. Sí, lo estoy haciendo.
—Solo intentaba salvar a tu amiga —me explica—. ¿No querías eso?
Asiento.
—Por supuesto que sí, pero… —Pongo una pausa en mis palabras—. Bueno, no sé lo que podría suceder ahora. Ya sabes, ella está de regresó y puede hacer una tontería.
—Lo sé —responde.
—¿Tus hermanos también están de regreso? —Me atrevo a preguntar.
—Debo irme, Step.
Asiento con una dulce sonrisa.
Cuando la llamada termina, me quedo pensando seriamente en que no me respondió la pregunta.
Él no me ha dicho mucho de sus hermanos, solo sé las historias que me ha contado mi familia, pero nunca las escuché salir de los labios de un original.
Espero que alguna vez alguien me explique la verdad.
—Stephanie. —Papá golpea la puerta.
Me siento en la cama y lo observo con seriedad.
—¿Qué pasó? —Me atrevo a preguntar.
—Tu madre vendrá en un par de horas. Está con Jeremy comiendo —me explica y se adelanta para sentarse a mi lado—. ¿Quieres que te prepare algo para cenar?
Lo miro con preocupación.
—¿Es broma? —Alzo ambas cejas—. Katherine casi mató a mi abuelo, después, Jeremy apareció casi muerto y… —Niego—. Elizabeth casi murió, ahora está bien porque Kol le dio de su sangre.
—Tú no necesitas comida, sino alcohol —me dice.
Suelto una carcajada sonora y niego.
—Lo único que necesito es dormir. —Le sonrío—. Come tú.
Él asiente; se pone de pie, se agacha y luego deja un beso sobre mi frente. Me mira a los ojos y se acerca a la puerta para irse.
Suelto un suspiro sonoro de mis labios.
Cuando por fin estoy lista para ir a dormir, siento que algo va a suceder.
Me despierto al escuchar el despertador sonar.
—Es hora… —susurro.
Me pongo de pie y comienzo a caminar hacia mi armario, allí noto que hay un diario, pero creo que no es el de mamá ni el del tío. Entonces, ¿de quién es?
Lo agarro para leer, pero lo dejo en su sitio al escuchar a papá llamando para desayunar.
Corro las escaleras con velocidad, lo saludo y luego escaneo la cocina.
—¿Y mamá? —pregunto preocupada—. ¿Y Jer?
—Están con John —confiesa él.
—¿Por qué? —Alzo ambas cejas—. Él nunca se preocupó, ¿para qué hablar con él?
—Ya sabes como es tu madre —responde y se sienta para comenzar a desayunar—. Él sigue en el hospital. Me parece que Stefan está con ellos dos.
—Eso me tranquiliza —respondo con seriedad.
—A mí no —me dice.
—Stefan lo amenazó, así que… —murmuro con una gran sonrisa.