The Vampire Diaries: Love Sucks [2]

CAPÍTULO 5

 

 

 

 

 

 

Capítulo 5: 

Asesinando a un Fernández

 

 

 

 

 

 

 

Damon Salvatore

 

Entro en la sala de estar de los Fernández y me sirvo un trago. Empiezo a caminar con seguridad, pero me detengo. 

—Muy valiente de tu parte por venir aquí —comenta Beto. 

Giro la cabeza. Beto y su hijo, Valentín, están sentados en el sofá. Es como si me estuvieran esperando por mucho tiempo.

—Quería despedirme de este legado ridículo. 

—¿Te vas tan pronto? Tiene sentido —comenta Beto—. Después de todo, ya no eres un vampiro y ahora estás envejeciendo. No te deben quedar muchos años, ¿no? 

—Sé dónde no me quieren. Por suerte, tengo ese toque especial con las personas. —Observo que Valentín es igual a Stefan—. Eres un... 

—No hagas pucheros. No es atractivo para un hombre de tu edad. Es más, deberías tener cuidado aquí. —El clon de Stefan me mira—. No digas lo que es.

Me burlo. 

—Ay. ¿No le dijiste que es un clon de mi hermano? ¡Esto es una estúpida ridiculez!

Bebo mi bebida y comienzo a caminar fuera de la habitación. Beto acelera frente a mí y niega.

—Mi hijo no tiene idea de los duplicados. No lo metas en la bolsa de diversiones. Él nunca será como tu hermano o los otros —me comenta golpeando mi pecho—. Quiero que mantengas alejada a tu hija de este lugar y a los vampiros o si no... 

Suelto una carcajada sonora ante la amenaza del hombre. 

—¿O si no qué? —Alzo ambas cejas—. ¿Por qué no te mato a ti en su lugar? ¿Qué estás haciendo amenazándome a mí? 

—Créeme, no quieres saber de lo que soy capaz. 

—Soy mejor en las enigmáticas frases de una sola línea, señor Fernández. ¿Qué estás haciendo?

—Créeme, Damon, cuando esté tramando algo, lo sabrás. 

Se abre una de las puertas de la cocina y una joven sale. Me mira y suelta una risita vertida. Conozco esa risa: es Katherine. 

Ella se acerca a mis labios. Me doy vuelta y me alejo. Ella se apresura frente a mí y me agarra por el cuello. Ella me empuja al suelo y se acuesta encima de mí. Trato de hacer que me suelte, ya que estamos haciendo una escena.

—Mi dulce e inocente Damon.

Me giro sobre ella y la agarro por el cuello. Después de unos segundos de vacilación, le rozo los labios con los míos, pero me detengo.

—Eso es más parecido, aunque he sentido mejores y que provienen de ti.

Me fijo en los Fernández, todo ha sido una tonta trampa. Ellos han desaparecido mientras perdía el tiempo con Katherine. Nada de esto tiene sentido y, al mismo tiempo, todo lo tiene. Es complicado de explicar. 

He venido aquí para enfrentar a los Fernández, no entiendo la razón por la que Katherine está en complot con los guardianes. ¿Por qué haría eso? Ella también es un vampiro. En cualquier momento... 

Comienzo a comprender la razón por la que ella está aquí, es por el mini clon de Stefan. 

—Está bien, espera, breve pausa.

Katherine me aparta casualmente y se pone de pie.

—Tengo una pregunta. Responde y vuelve a los fuegos artificiales y al resplandor rojo de los cohetes. Responde bien y olvidaré los últimos años en los que intentaste acabar con todos y, por supuesto, por la muerte de mi hermano... ese estúpido sacrificio que hizo. Olvidaré lo mucho que te amaba, olvidaré todo y podremos empezar de nuevo. Juro que te dejaré ir. Este podría ser nuestro momento decisivo porque tenemos tiempo. Esa es la belleza de la eternidad. —Acaricio suavemente el rostro de ella—. Solo necesito la verdad, solo una vez.

—Detente. Ya conozco tu pregunta y su respuesta. La verdad es... —Hace una pausa a sus palabras, pero luego las continúa—. Nunca te he amado. Siempre fue Stefan. ¿Por qué demonios crees que estoy en la casa de los Fernández? Valentín es como yo, como Tatia, como Amara, como Elena y hasta tu pequeña mocosa.

Katherine me agarra del cuello y me obliga a irme. 

—No metas a Elena y a Stephanie en esto. 

Ella suelta una carcajada sonora y asiente. 

—Tú no metas a la eternidad en esto. —Sonríe amplia—. Ambos sabemos que la única eterna aquí, soy yo. Damon, tú ahora eres un simple humano. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Elena sale del baño y entra en nuestro dormitorio. Ahí estoy yo, sentado en la cama. Ella está sorprendida por mi apariencia.

—Oh, Dios, cariño, me asustaste.

—Solo estoy haciendo mi parte en la vigilancia del vecindario. No me agrada que Kol se haya venido a quedar con Step... —le explico con seriedad—. Es mi pequeña.

—Gracias. Por, um, por cuidarnos. —Ella se comienza a vestir con una pequeña sonrisa sobre sus labios—. Step ama a Kol, debemos aceptar eso. Eres su papá fiel, no puedes dejarla sola. 

—Este soy yo, su fiel guardaespaldas. Calma en crisis.

—¿Has estado bebiendo?

Suelto una risita divertida, mantengo el índice y el pulgar a una pequeña distancia, lo que indica que he estado bebiendo un poco.

—Y estás molesto con lo que está pasando con Stephanie. Esa no es una buena combinación.

—No, no estoy molesto por eso. El malestar es una emoción específica de quienes se preocupan. —La miro con seriedad.

—Vamos, Damon. Eso es una mentira. Te importa.



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En el texto hay: vampiros, hombres lobo, dolor

Editado: 26.02.2022

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