Capítulo 12:
La pregunta del millón
—¿Crees que Eli en verdad este de lado de Katherine? —le pregunto a mamá mientras bajamos del auto—. Ella jamás nos traicionaría así y menos después de que Katherine es la razón por la que ahora es un vampiro.
—Tal vez la esté amenazando o no sé. Pero, por ahora, papá y yo fingiremos pelear, solo para que Katherine crea que nos afecta —dice y yo asiento—. ¿Enzo vendrá?
—Sí, pasaría por Laucha antes de venir.
—¿Y ustedes que son? ¿Novios? ¿Amigos?
—Amigos, pero Enzo cree que aún tenemos una oportunidad para estar juntos —murmuro.
—¿Y tú? ¿Crees que todavía tienen una oportunidad de arreglar las cosas?
—Mía. —La Gobernadora Larreta camina hasta nosotras—. Tú estás con Myri en lo de repartir la comida y bebidas a los chicos —dice y yo asiento—. Y Elena, tú ayudarás con la pintura.
—Está bien —dice Elena y la Gobernadora Larreta se va.
—Nos vemos en un rato —dice, y yo asiento.
Camino hacia el centro de reunión del parque y busco a Myriam quien está en una esquina con la comida.
—Hoy estoy con usted mamá de Eli —digo cuando llego hasta ella.
—No tengo mi uniforme de madre puesto, Mía. Puedes llamarme Myri. —Sonríe amplia, y yo asiento.
—¿En qué te ayudo?
—¿Puedes ir sirviendo la limonada y después entregarla a los chicos que están pintando y construyendo las bancas?
—Sí.
—Voy por unas cosas que dejé en el auto, ahora vuelvo —dice antes de irse.
Saco los vasos de plástico y los lleno de limonada antes de acomodarlos en la bandeja.
La mamá de Eli regresa y yo voy a repartir la limonada. Cuando termino vuelvo con Myri para llenar la bandeja.
Martín Larreta está hablando con ella y se va cuando llego.
Lleno los nuevos vasos con limonada y vuelvo a irme. Reparto y regreso por mas limonada unas cuatro veces más.
—Si quieres puedes ofrecer los sándwiches —dice Myri, y yo asiento.
Por alguna razón, la noto un poco preocupada, pero decido no preguntar.
—Hola. —Miro al frente y veo a Kol.
—Señor Mikaelson, no sabía que venía —dice Myri y yo sigo acomodando los sándwiches.
—Sí, sabes que me gusta involucrarme en las cosas del pueblo. —Sonríe Kol.
Mentiroso.
>>Te vi con Martín antes. ¿Qué quería?
—Solo le estaba pidiendo que ayude con la limpieza del bosque —le explica.
Myriam me pasa unas servilletas y las pongo en la bandeja junto con los sándwiches.
—Es por lo que estoy aquí. Ponme a trabajar —le pide Kol—. ¿Quieres que vaya a ayudarlo?
—No, no. Estoy segura de que él está bien. —Myri se pone algo nerviosa.
—¿Estás bien, Myri? Pareces un poco molesta —comenta Kol con preocupación.
—Es Elizabeth. Tuvimos una discusión —murmura.
—Ahora vuelvo —digo y ella asiente.
Tomo los sándwiches y me voy.
Camino hasta los chicos que están construyendo las bancas y les entrego algunos sándwiches.
—¿Quieres? —le pregunto a papá y él niega.
—Gracias. —Me sonríe, y yo asiento.
Miro a Elena y Caroline frente a nosotras pintar.
—Espero que las cosas se arreglen entre ustedes —murmuro y él me da una pequeña sonrisa antes de asentir.
Camino hacia Elena y le ofrezco un sándwich al igual que a los demás chicos que están pintando.
—Debería ir hablar con él —dice mamá mirando a Damon.
—No, Elena. Creo que es una mala idea —dice Elizabeth apareciendo de la nada tratando de detenerla, pero no lo consigue.
—¿Qué pasa entre ellos? —pregunta Kol llegando de la nada.
—Discusiones de enamorados —dice Eli.
—¿Por qué te estás comportando como una perra con tu madre? —pregunta Kol mirando a Eli.
Lo miro extrañada.
—Eso a ti no te importa. —Sonríe sin humor Eli antes de alejarse.
Kol me mira; se acerca a mí y toma un sándwich.
—Te importa su madre —murmuro con sabiduría.
—¿Qué? —pregunta.
—Ella te importa, en verdad la consideras tu amiga.
—No, recuerda que soy un vampiro. —Entrecierra sus ojos hacia mí—. No debería tener sentimiento alguno, ¿no?
—Mentiroso. —Me alejo de él para seguir repartiendo los sándwiches.
—Mía. —Enzo camina hasta mí con una bandeja de macetas con flores.
—¿Quieres un sándwich? —pregunto y él niega.
—Mejor cuando termine de plantar esto —dice y yo asiento.
—Seguiré repartiendo esto —digo y el asiente.
Termino de repartir los sándwiches y regreso con la mamá de Elizabeth.
—Puedes quedarte aquí y solo servirle comida y bebida a los que vengan —dice con una pequeña sonrisa sobre sus labios.
—Está bien. —Me siento en una de las sillas.
Pocas personas vienen por comida, casi todos prefieren tomar limonada.
La Gobernadora Larreta llama a la madre de Elizabeth y yo me quedo sola sirviendo.
—¿Podrías darme un vaso con limonada? —pregunta Martín cuando llega hasta mí.
Asiento y le sirvo un vaso con limonada.
—Hola, Martín. —Kol llega detrás de él—. ¿Trabajando duro?
—Estoy haciendo mi parte.
—Te oí hablando con Stefan —dice Kol.