Capítulo 14:
La vida es un desastre
Ayudo a Elizabeth a bajar la maleta de su madre del coche y caminamos en silencio a la entrada de la mansión Salvatore.
Siempre creí que este lugar estaba en ruinas, pero veo que no. Es más, se mantiene en perfecto estado.
Toco el timbre y esperamos a que abran la puerta. Mamá se hace a un lado para dejarnos entrar.
—Estaba preocupada, tardaron un poco —dice Elena cerrando la puerta tras de ella.
—Es que no sabía por cuánto tiempo mi mamá iba a estar aquí y no quería que le faltara nada —le explica Elizabeth.
—Stefan dice que tomara tres días para que la verbena salga de su sistema. Tal vez, más pronto —dice Elena.
Stefan aparece por el pasillo.
—¿Ya comiste algunos conejos? —le pregunta Caroline a Elizabeth.
—Sí. —Sonríe—. Ya me siento mucho mejor. ¿Tú, Stefan? —Eli mira a mi tío.
—Sí, también estoy mucho mejor.
—¿Podemos no hablar de conejos? —les pido con tranquilidad.
Bajamos al sótano y yo voy al frente para guiar a Eli.
—Cuando la verbena salga de tu sistema te obligaré a olvidar todo y serás una mujer libre. —Escuchamos la voz de Kol.
La mamá de Eli es una cazadora, eso... ¿Eso significa que ella es una guardiana? ¿Cómo es eso posible? Entonces, Elizabeth tiene corriendo por sus venas ese gen.
—Puedes mantener a Elizabeth lejos de mí, por favor —le pide Myri.
Elizabeth y yo nos detenemos, y Stefan y Elena hacen lo mismo... Volteo a verla y ella escucha atentamente lo que su mamá le está pidiendo a Kol.
»No quiero verla.
—Es tu hija, Myri —murmura Kol—. Un dicho dice que la familia es siempre y para siempre.
—Ya no lo es, mi hija se ha ido.
—No tienes ni idea de lo equivocada que estás. —Kol trata de hacerla entrar en razón.
Elizabeth deja la maleta sobre el suelo y se va rápidamente. Sin pensarlo, la sigo hasta que llegamos arriba.
Camina directo a la sala y se sienta en uno de los sillones. Pone sus codos sobre sus rodillas mientras esconde su rostro entre sus manos.
—¿Quieres que te lleve a casa? —pregunto, y ella niega.
—No puedo ir a casa. —Solloza.
—¿Por qué no?
—Porque estoy asustada.
—¿Por qué estás asustada? —Me siento junto a ella. Aparta la mirada de la mía y veo como limpia unas lágrimas que se le escapan—. Eli, puedes decirme.
—Katherine va a estar ahí, y ella va a querer que le diga todo lo que sucedió hoy. —Respira hondo antes de seguir hablando—. Me dijo que las espiara y se lo cantara todo.
—Lo sé —confieso. Ella me mira sorprendida—. Y no lo podía creer, cuando Elena me dijo lo que ella y Damon pensaban yo le dije que eso era imposible. Eres Elizabeth y jamás tratarías de lastimar a Elena y a papá.
—Yo no...
—Pero luego pensé que a lo mejor Katherine te estaba obligando o amenazando. Traté de buscar alguna explicación porque te conozco y te quiero.
—Y tienes razón —me asegura con una pequeña sonrisa que se dibuja sobre sus labios—. Ella me amenazó con lastimar a Lautaro. —Solloza—. Te juro que le tengo mucho miedo.
—Te creo —la tranquilizo.
—No entiendo por qué está haciendo todo esto, ¿qué quiere?
—No lo sé —murmuro con seriedad.
Se acerca a mí y recarga su cabeza sobre mis piernas. La abrazo con fuerza para hacerle saber que no está sola.
Miro al frente y veo a Elena y Damon. Mamá sonríe levemente haciéndome ver que todo está bien. Los veo alejarse en silencio para que Elizabeth no los escuche.
Dejo que Eli se desahogue y, en pocos minutos, se queda dormida. Me levanto lentamente mientras la acomodo sobre el sillón. Tomo la manta que está en el sillón y la arropo.
Camino en silencio al pasillo y me encuentro a papá saliendo del sótano.
—Eli dormirá en una de las habitaciones desocupadas. Ella quiere dormir en el sofá, pero le dije que no es necesario —le informo y él asiente.
—¿Y tú?
—Le prometí a Enzo hablar con él.
—¿Vas a decirle toda la verdad? —pregunta y yo niego.
—No quiero ponerlo en peligro diciéndole toda la verdad.
—Él aún tiene interés en ti.
—Lo sé, papá.
—¿Tú tienes interés en él? —pregunta y puedo ver la necesidad de saber en sus ojos.
—No —confieso—. Sé que te hubiera gustado eso, pero… Kol.
Camino hacia la salida, pero antes de abrir la puerta volteo a ver a Damon.
—Lo que hiciste por la madre de Elizabeth... Ese es el Damon que tenía mi confianza. Hope deseaba acabar con Eli, pero tú, Kol y Stefan me ayudaron.
Abro la puerta y salgo de la casa. Camino hacia mi camioneta y abro la puerta y entro.
Tomo el volante con mis manos y recargo mi cabeza en este.
Mi vida es un verdadero desastre, pero ahora que lo pienso mejor: la vida es un verdadero desastre. No solo mi vida, también la de muchos otros.