Capítulo 25:
Hosie
Josie
—No puedo creer que me llamaras —murmuro mientras acaricio su espalda mojada y el besa mi cuello—. Pensé que estaba yendo demasiado lejos al haber dejado esa carta. Pensé que se me había ido la mano…
Muerde el lóbulo de mi oído antes de alejarse de mí.
—Me gusta una mujer que sabe lo que quiere —dice con su voz super sexy.
—Gracias. —Sonrío y acaricio su espalda llena de espuma—. Así que, ¿qué quieres? —pregunto aparte de lo obvio.
Se recarga contra la bañera y yo hago lo mismo.
—Necesito una distracción —suspira con una sonrisa amplia.
—Puedes llamarme cuando quieras. —Juego con el agua, al mismo tiempo, que mi pie pasea por su muslo.
—Mira, la cosa es, Josie. —Se estira por su copa de vino—. Tengo un problema y necesito ayuda porque está jugando con mi mente.
—Háblame de ello —le pido mientras bebe.
—Estoy enamorada de una mujer que nunca podré tener —murmura y yo me golpeo en el trasero por ser tan ingenua. Esto no podía ser perfecto.
Ella no podía hablarme y pedirme que viniera a su casa para hablar sobre los casos extraños en Mystic Falls y después terminar en su bañera desnudas disfrutando el uno del otro.
—Lo sabía —suspiro—. Yo sé cómo elegirlos. —Tomo su copa de vino y bebo—. Entonces, ¿por qué no puedes tenerla? ¿Ella está con otro hombre?
—No. Sí… —Frunce el ceño—. Pero ese no es el punto. —Me quita la copa de vino y bebe—. El problema es que estoy enamorada de ella y eso me está volviendo loca y no estoy en control. Sé que ella nunca me elegiría ante su novio…
—¿No confías en ti cuando estás cerca de ella? —pregunto viendo como, poco a poco, la espuma desaparece.
—Yo no confío en mí estando cerca de nadie, Josie —murmura—. Soy mala, Josie, hago cosas —dice misteriosa y yo aparento que me asusto—. Mato personas. Bueno, tú me conoces…
Me incorporo y veo que habla en serio. Me toma del brazo y me mira fijamente.
—No tengas miedo. Estás bien. Sabes que no te haré nada…
Cierro mis ojos y cuando los abro vuelvo a recargarme contra la bañera.
—¿Por qué matas personas? —pregunto tratando de entenderla—. ¿Acaso bajaste el interruptor?
—Porque soy como mi padre… —confiesa—. Está en mi naturaleza. Es quien soy, pero tengo que estar junto a ella para protegerla y ella quiere que sea una mejor mujer. Lo que significa que no puedo ser quien realmente soy —gruñe.
>>¿Ves el problema que tengo, Josie?
—Bueno, tal vez, esto es quien eres ahora —murmuro—. El amor hace eso, Hope. Nos cambia.
Niega con su cabeza antes de dejar la copa de vino a un lado.
—Ya deja de hablar —me pide antes de tomar mi brazo y acercarme a ella—. Solo bésame y sé mi distracción —me ordena antes de besarme.
Paso mis brazos alrededor de sus hombros y hago lo que me pide. Soy su distracción. Baja sus besos por mi cuello y, de repente, siento como encaja sus dientes en mi piel. Me duele, me duele mucho, pero no tengo miedo. Acaricia mi espalda mientras succiona.
Lentamente lo voy disfrutando…
STEPHANIE
Abro la puerta de la casa cuando escucho el timbre sonar. Sé que se trata de papá, que ha regresado de limpiar la casa del lago. Me hago a un lado y lo dejo pasar, pero antes me saluda y ríe.
—Estás muy contento hoy. —Cierro la puerta—. ¿Se debe a que llevaras a mamá a la casa del lago de la familia que está a la mitad de la nada para que puedan pasar todo el fin de semana juntos? —pregunto y él ríe.
—Tal vez —responde y yo sonrío.
—He visto al doble del tío… Su nombre es Valentín y es el primo de Enzo. —Regreso a la conversación anterior y le comento—: Cuídala —le pido y él asiente.
—Siempre —responde y yo asiento—. Lo sé, lo he visto hace unos meses.
Mamá baja las escaleras con una pequeña maleta.
—Ya le avise a Jeremy donde estaría, puedes llamarnos si pasa cualquier cosa. Y por favor cuídate —me pide y yo sonrío.
Me recuerda cundo la abuela y el abuelo salían por cosas de trabajo y nos repetían lo mismo que ahora mis padres.
—Lo prometo, ahora vete. —Abro la puerta justo cuando Valentín sube las escaleras de mi casa.
—Buenas días —saluda.
Nos mira a Elena y a mí unos segundos antes de sacudir su cabeza.
—Hola —murmuro extrañada por verlo en mi casa.
—La policía me dijo donde vivías, quería hablar contigo sobre Enzo si no te importa.
—Sí, claro. Pasa —lo invito a pasar y él lo hace—. Ella es mi mamá, Elena, y él es mi padre, Damon —los presento.
—Hola —lo saluda Elena.
—Soy Valentín Fernández, el primo de Enzo —se presenta y Elena me mira preocupada.
—Damon Salvatore —le ofrece su mano y Valentín la estrecha.
—¿Salvatore? ¿Eres hermano de Stefan? —pregunta Valentín y Damon asiente.