Tic Tac, Tic Tac

Prólogo

Tic Tac, Tic Tac

Miedo, el miedo es un sentimiento que nos mantiene alejados de distintas situaciones, personas o hasta nos priva de algunos momentos que no existirán jamás. Miedo, es abstracto, como una pintura indescriptible, el amor inconfundible, o el cariño tan finible. Pero para mí es tan tangible, que las yemas de mis dedos pueden rozarlo y mi espalda concuerda conmigo, después de haber tenido que cargarlo tantos años.

Tic Tac, Tic Tac

Debería levantarme, pero tengo la sensación tan conocida, llamada miedo; Mi viejo amigo, diría querido, pero no le pega el halago. Aunque no lo odio, en algún punto le agradezco existir, ya que por el miedo se siente mucho mejor avanzar teniendo la sensación de que lo venciste; lo malo es cuando no puedes superarlo y resultas tú el que está abajo y él pisándote la cabeza.

Mejor dicho los pulmones, porque en estos momentos, por él no alcanzo a recibir suficiente aire.

Tic Tac, Tic Tac

Quiero gritar, de verdad que lo intento, pero el tic tac está acallando mis lamentos, aunque precisamente en esta habitación no existe ningún reloj; quizás el mismísimo tiempo no me deja emitir ni un mísero graznido. Así que decido mejor, intentar mirar hacia otro lado, pero  mis pensamientos ocupan distintos espacios, por no decir que se dirigen y se repiten en cada recoveco de mi mente asfixiándome.

Tic Tac, Tic Tac

Sirenas se oyen lejanamente y posteriormente golpes que provienen de la puerta principal. Golpes tras golpe, pero siguen sin tener la capacidad de acallar el reloj.

Tic Tac, Tic Tac

Silencio, más silencio y nuevamente un golpe, pero este más seco y conciso que supongo, derribó la puerta, ya que surgen unas voces cerca. Yo sigo sin poder apartar la vista, pero de reojo veo a unos 3 individuos, algunos me tocan el hombro y me hablan; sin embargo,  a mis oídos solo me llega un eco irreconocible, no sé cuándo la vista comenzó a nublarse, ni tampoco cuando todos mis sentidos reaccionaron y como un control roto, comenzó a captar todas las acciones que quería hace unos segundos.

Tic Tac, Tic Tac

Empecé a gritar, gritar de verdad, como un rugido que le dejaría afónico a cualquiera; pero -por alguna razón- mi garganta, dejando de lado el sentimiento de cuchillas, resistió, resistió más que mi corazón. Es inimaginable la fuerza exterior que tenía en estos momentos, segundos atrás me flaqueaban las piernas, pero esta vez me sentí capaz de correr kilómetros tras kilómetros por el resto de mi vida sin parar.

Y eso es lo que hice, como un cobarde, salí de esa habitación. Pasé por el pasillo silencioso, lleno de fotos impecables antes, pero ahora con una tela invisible que separaba esas personas de estas (aunque fuésemos nosotros indiscutiblemente)

Las cuatro paredes se burlaban de mí, si me esforzara podría captar sus risas, cerrándose a mis costados y aproximando el techo cada vez más cerca de mi cabeza.

Tic Tac, Tic Tac

Un maldito cobarde, de la mano del miedo y  del desconcierto. Corriendo fuera de la casa, que nunca sería la misma, es gracioso como unos segundos de amargura pueden cambiar las miless de alegría

¿Debería quedarme? ¿Para qué?

No queda nada, jodidamente nada, no me queda nada. Solo el sonido ensordecedor del...

Tic Tac, Tic Tac

 



#1954 en Novela contemporánea
#2899 en Thriller
#1535 en Misterio

En el texto hay: ballet, duelo, escritor

Editado: 18.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.