1998
Nueva York, Nueva York
El entusiasmo que Toni sentía ante la gira de Courtney Jones había aumentado incluso más, si eso era posible, desde que Chris y él habían… actualizado su relación.
Los últimos ensayos habían sido absolutamente agotadores. Practicaban con Shyla por horas, luego con Mariel, que siempre les exigía más y más, y después continuaban con la producción de su propio álbum musical, que debía estar listo para inicios del próximo año. Aún con lo cansados que estaban, Toni y Chris no dejaban de intercambiar miradas cómplices, ruborizándose como estúpidos cada vez que pescaban al otro mirándolo y sonriendo nerviosamente después. A vísperas de salir de gira, rodeados de agentes y productores musicales, era lo único que podían hacer.
Aquella noche de su primer beso, el día del cumpleaños de Toni, no habían podido permanecer juntos mucho más tiempo. Aún seguían enredados el uno en el otro, con los labios y las mejillas sonrosadas, cuando la madre de Chris había llamado para decirle que debía volver a casa. Tras intercambiar una mirada anhelante, Chris le había pedido verlo al día siguiente en la playa. Y Toni, por supuesto, asintió efusivamente antes de darle un último beso de despedida.
Así que el domingo salieron juntos muy temprano y pasaron el día entero en la playa de Bill Bags Cape, compartiendo roces casuales que hacían que Toni se estremeciese y miradas ansiosas que lo hacían sonrojar. No podían hacer gran cosa estando en público, sobre todo porque ya había gente que comenzaba a reconocer sus caras. De hecho, en un par de ocasiones se acercaron grupos de chicas para pedirles fotos y autógrafos.
No podían besarse o ser demasiado cariñosos, pero charlaron bastante, por horas y horas, e incluso Toni se sorprendió de no sentirse incómodo hablando tanto. Nunca había sido del tipo conversador, pero Chris conseguía que pareciera fácil. Era amable y sus ojos verdes siempre lo seguían con atención, así que Toni le habló de su colegio, de las presentaciones en el restaurante de la tía de Tim, de su familia, de cómo se había dado cuenta de que le gustaban los chicos además de las chicas. Le habló de cosas que nunca le había dicho a nadie, pero que sabía que Chris podría entender. Y a cambio, Chris le habló de su infancia con Jessica y su tío Edward, de cómo fue él quien le enseñó a hornear y a tocar la guitarra, de cuánto lo extrañaba. Y mientras lo hacía, Toni dibujaba círculos de arena en su brazo y lo miraba con fascinación.
Pasaron horas echados allí en la arena, susurrando historias y viendo pasar las nubes en el cielo. El verano estaba llegando a su fin, pero el calor se negaba a irse fácilmente. El sol resplandecía y la arena estaba caliente por debajo de ellos. Comieron tortillas de verde que les preparó la mamá de Toni, tocaron la guitarra por un rato, e incluso jugaron con la pelota que Chris había llevado. Después, ambos transpirados y sonrojados por el ejercicio, habían ido a chapotear en el mar, forcejeando y abrazándose entre las olas, y Chris le había robado un beso salado por debajo del agua.
El sol ya estaba bajo en el horizonte cuando regresaron juntos a la casa de Toni, empapados y llenos de arena, el brazo de Chris rodeando la cintura desnuda de Toni. Cuando su madre los vio llegar enarcó una ceja, pero no hizo ningún comentario, lo cual Toni le agradeció en silencio.
De todas formas, supuso que era bastante obvio lo que estaba pasando entre ellos, porque no dejó que Chris se quedase a dormir y esa misma noche le dio una charla bastante incómoda sobre salud sexual y le advirtió que tenía que ser responsable durante los meses que estaría fuera.
Toni entendía la preocupación de su madre, pero tenía que admitir que la perspectiva de la gira había mejorado mucho desde que implicaba cinco meses besando a Chris Hughes todos los días, viajando con él, e incluso durmiendo en la misma habitación.
No había desoído por completo sus consejos, de todas formas. Todo esto era muy nuevo, ninguno tenía intenciones de llevarlo más allá de lo que tenían ahora. Eran jóvenes, y ninguno de ellos había tenido una pareja real antes. Aquel día en la playa, Chris le había confesado que solo había estado con un chico antes que Toni, y que ambos habían estado demasiado aterrorizados por la situación como para que funcionara. Chris, al contrario que Toni, no sentía ningún interés por las chicas, aunque las chicas sí que sentían interés por él, lo que lo había hecho muy popular en el colegio. Chris había besado chicas, le confesó en un susurro avergonzado, porque tenía miedo de que la gente comenzara a murmurar si se daban cuenta de que las rechazaba a todas.
Toni tampoco tenía demasiada experiencia saliendo con nadie, hombre o mujer, así que ambos estaban de acuerdo en tomarse las cosas con calma. Ni siquiera eran oficiales, después de todo, y tampoco podían serlo. Nadie sabía siquiera que Toni o Chris podrían estar interesados el uno en el otro en primer lugar. Y, además, hacía solo dos semanas que los besos formaban parte de su relación; Toni no estaba apurado. Podían ir lento, podían ser discretos.
Aunque, en realidad, quizás ahora no era el mejor momento para hablar de discreción.
Estaban en el autobús, de camino a Nueva York para su siguiente concierto, y Chris y Toni estaban recostados en sus asientos, abrazados y cabeceando del sueño.
Se habían dormido muy tarde ayer, lo cual probablemente no había sido una buena idea. Pero Morgan había alquilado habitaciones dobles para los chicos de The Milkshake Club y Chris había exigido compartir con Toni, así que habían tenido toda la noche para charlar y besarse en paz, lejos de los ojos curiosos, y eso era algo que no podían desperdiciar. Era increíble, de hecho, que hubieran durado tanto tiempo despiertos, sobre todo considerando que el concierto del día anterior los había dejado completamente exhaustos.