Tiempos de Guerra

Capítulo 30 ~ 2003

2003

Los Ángeles, California

–Tengo que admitir, Chris, que por un momento me pusiste bastante nerviosa –dijo Carolina, esbozando una mueca–. Todas esas risas y comentarios, parecía que habías perdido la cabeza. Pero lo hiciste bien al final, chico, pudiste llevarlo adelante.

Chris tragó saliva, tenso en su sitio. La oficina estaba helada, Chris tenía la piel de gallina y había ocultado las manos bajo su regazo, tratando de evitar que aquella mujer viera que temblaban.

No quería que supiera lo aterrado que estaba, así que aceptó el cumplido con un asentimiento seco.

–Hider no tenía permiso de hacer una pregunta tan personal –protestó con desgana. Nada de esto hubiera pasado si ese imbécil no le hubiera tendido una trampa.

Carolina negó con la cabeza.

–No, tienes razón. Es un insensato. Casi nos mete en un problema serio.

¿Casi?

Chris tragó saliva y posó la mirada en los ojos negros de Carolina con toda la determinación que pudo reunir.

–No voy a casarme con Sam, Carolina –pronunció despacio, quería que quedara claro–. Esto no forma parte del contrato. No voy a hacerlo.

Ella desdeñó su comentario con un ademán.

–Por supuesto que no, no pretendemos eso.

Chris tuvo que contener el suspiro de alivio. Pero aun así, su cuerpo no se relajó del todo. Había algo que no tenía sentido allí. Ellos nunca eran tan comprensivos, ellos nunca dejaban de hacer algo sólo porque Chris no quisiera.

–La gente va a olvidarlo con el tiempo –comentó con cautela, tanteando el terreno. Si lo había dejado ir tan fácilmente, significaba que había algo más que no le había dicho aún.

Las revistas, por supuesto, explotarían el rumor hasta su límite, pero eso no quería decir nada. Siempre estaban hablando sobre ellos, eran la boyband más famosa del momento. Y los chismes nunca le interesaban a nadie por mucho tiempo, se olvidarían de todo esto en un par de semanas.

No había de qué preocuparse. A estas alturas, estaban más que acostumbrados a los rumores. Un simple error no tenía por qué arruinarle la vida.

–La cuestión aquí es, Chris –repuso Carolina, dando golpecitos en el escritorio con gesto pensativo–, que tal vez no nos conviene que lo olviden. Esto podría ser una gran oportunidad.

La boca de Chris se secó de golpe. El pánico empezó a extenderse por su pecho.

Por supuesto, allí estaba lo que había estado esperando. Las cosas nunca eran fáciles cuando se trataba de Carolina.

–Habrá quienes vean a través de tu primera reacción –agregó su agente, frunciendo el ceño–. Las fans siempre están buscando alguna falla, algo con qué vincularte con Toni. Tenemos que obligar a los medios a que se concentren en lo que nos interesa.

Chris respiró hondo.

–No voy a confirmarlo –repuso con voz ronca–. No lo haré. No puedes obligarme.

Carolina enarcó una ceja, pero no dijo nada. No necesitaba hacerlo, ambos sabían que sí que podía obligarlo. La imagen de Chris Hughes le pertenecía a Sunny Management, y podían hacer con ella lo que les apeteciera.

Chris se derrumbó. Si hubiera creído que rogar conseguiría algo, lo hubiera hecho. Pero se trataba de Carolina, y lo único que podría hacerla cambiar de opinión sería presentarle una mejor opción.

–Esto no se trata sólo de mí –dijo en cambio, tratando de apelar a su lado racional–. ¿Crees que Sam lo aceptaría así simplemente? Todo el mundo tiene un límite.

Todo el mundo tiene un límite, quiso chillar, y Toni no volverá a hablarme si no peleo por esto. No puedo volver a casa y decirle que perdí. No pueden hacernos esto.

Carolina soltó un bufido.

–No nos interesa que te cases, Chris –repitió, como si fuera un tonto–. Pero sí me parece que ésta es una excelente oportunidad para incrementar esos rumores. Levantar la popularidad que tienes con Sam, y desestimar a las personas que todavía piensan que estás en una relación secreta con tu compañero de banda.

–O sea que si alguien me pregunta si me voy a casar con Sam, ¿quieres que diga que sí?

Lo dijo con desprecio, pero Carolina le devolvió una sonrisa astuta.

–Bueno, eso ya lo hiciste tú solito, ¿no? –Y como Chris no pudo hallar ninguna réplica, prosiguió–. Si alguien te pregunta, sólo tienes que decir que sí está en tus planes. Que quieres un futuro con ella, que la amas y todas esas cosas cursis que ya sabes. Nadie está diciendo que te vayas a casar mañana.

–No voy a casarme nunca –escupió Chris, recuperando al fin su voz. Se puso en pie de golpe–. No me voy a casar con Sam. Pueden demandarme, si quieren. Hagan lo que les plazca, no va a pasar.

Su respiración se había agitado. Tenía las manos en puños y ojos furiosos. No le importaba. Podían hacer lo que quisieran, no iba a aceptarlo.

Cerró los ojos con fuerza. No podía hacerle esto a Toni.

Cuando volvió a abrir los ojos, vio que Carolina lo observaba completamente impasible. Tomó el vaso de agua que se hallaba a su lado y bebió un trago largo. Después le hizo un gesto a Chris para que volviera a tomar asiento.



#4350 en Novela romántica
#1018 en Novela contemporánea

En el texto hay: musica, gay, lgbt

Editado: 02.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.