Tiempos de Guerra

Capítulo 31 ~ 1998

 

1998

Philadelphia, Pensilvania

 

 

Habían pasado dos semanas desde que Courtney Jones había salido del armario por la fuerza, pero la obsesión de la gente por su vida privada no hacía más que aumentar.

REY Records había cancelado todas sus entrevistas más próximas, y nadie la veía más que en los ensayos obligatorios y los conciertos, cuyo cronograma era lo único que se había mantenido de acuerdo al plan. El resto del tiempo, la muchacha se la pasaba encerrada en sus habitaciones de hotel o en reuniones infinitas con los mánagers, de las cuales siempre salía hecha una furia.

Toni había empezado a fijarse bastante en ella. No podía evitarlo. Sus ojos iban a ella cada vez que se encontraba en la habitación, a toda esa energía contenida y la manera en que su mirada resplandecía con desafío, como retando al mundo a tratar de hacerla trastabillar.

Era magnética, desbordante de poder y orgullo. Toni no tenía idea de cómo podía soportar algo tan horrible, y la admiraba y compadecía profundamente. Siempre que aparecía en los camerinos, con la barbilla en alto y el ceño fruncido, Toni tenía ganas de aplaudirle.

Aun así, no se atrevía a hablarle.

¿Qué iba a decirle, de todas formas? Courtney no apreciaría algún vacío comentario de apoyo. Courtney no necesitaba que alguien como él la confortara. Ella era fuerte, intensa y rebelde. Courtney había probado que podía plantarle cara al mundo ella sola sin quebrarse.

Toni deseaba tener su valor.

Pero la verdad era que ni siquiera podía decirle que ella y él no eran tan diferentes, no podía ir y decirle que tal vez le había arrojado sus peores miedos y los había convertido en realidad para ella.

Los días pasaban, entre viajes y ensayos, entre conciertos y grabaciones. Muy pronto The Milkshake Club tendría listo su primer álbum. Muy pronto publicarían su segundo single. Toni trataba de concentrarse en eso para seguir adelante. Estaba emocionado, las cosas iban bien, su carrera no corría peligro.

Pero luego se cruzaba con Courtney por algún pasillo, con los puños apretados y los ojos enrojecidos, y Toni sabía que sólo era cuestión de tiempo hasta que también lo descubrieran a él.

Las pesadillas eran recurrentes ahora. Cada noche soñaba con los ojos astutos de algún entrevistador, que le mostraba una foto muy evidente de él besándose con Chris, preguntándole qué significaba aquello. Cada noche soñaba que Ezra descubría la verdad en sus revistas, y volvía a recordar lo que le había dicho hacía tanto tiempo en la playa. Sus temores de no ser suficiente, de que la banda no funcionara, de que su carrera se hundiera.

Toni no podría soportar ser el culpable de arruinar la vida de sus amigos.

Se le había hecho costumbre dormir con Chris. Las pesadillas lo dejaban exhausto, pero al menos los brazos de su novio –después de fallar estrepitosamente tratando de romper con él, Toni había decidido que ese era el término más adecuado– eran reconfortantes y lo hacían sentir protegido por un rato, hasta que salía el sol y tenían que volver a ponerse las máscaras.

Era eso justamente en lo que estaba pensando, la perspectiva de echarse entre los brazos de Chris y dormir un rato, al abrir la puerta del estudio de grabaciones y salir al corredor. Era bastante entrada la noche, pero Toni había estado grabando un puente para una de las últimas pistas del álbum. Estaba completamente agotado.

Bostezó y dobló en una esquina. Su habitación se encontraba subiendo las escaleras que se hallaban más adelante, pero ni siquiera había llegado a la mitad del pasillo cuando una puerta se abrió de golpe y salió Courtney Jones, sollozando furiosamente. Toni se quedó de piedra.

La observó, tieso en su sitio, con los ojos desorbitados por la sorpresa y el miedo, pero Courtney no había notado su presencia. La chica soltó un suspiro irregular y se dejó caer en el suelo, enterrando la cara entre las rodillas.

Toni no tenía la menor idea de qué hacer. Necesitaba pasar junto a ella para volver a su dormitorio, pero no quería molestarla. Y tampoco quería enfrentarla. El corazón le latía a toda velocidad.

Ella debió de sentir la intensidad de su mirada, porque alzó la cabeza de pronto. Sus ojos se agrandaron cuando lo halló allí, estúpidamente parado en medio del corredor.

–Lárgate, imbécil –siseó, pero su voz sonaba rota–. Déjame en paz.

Toni estaba dispuesto a obedecer, pero algo lo detuvo al pasar junto a ella. La oyó sollozar suavemente, un gemido que se escapó en contra de su voluntad, y sólo entonces comprendió a fondo todo el dolor que debía estar sintiendo en aquel momento.

Seguramente él era la única persona por ahí que podía comprenderlo. Él y Chris.

Sus pies se quedaron quietos en la alfombra, indecisos. Tomó una bocanada de aire y se giró hacia ella.

–Lo siento mucho. –Dijo en un susurro–. Siento que al mundo le cueste tanto aceptar quién eres.

Courtney lo miró en silencio. Algo cambió en su mirada de repente. Todavía parecía molesta, pero ahora también había algo de curiosidad en sus ojos marrones.



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En el texto hay: musica, gay, lgbt

Editado: 18.04.2024

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