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¡Hola, gente! ¿Cómo están? No morí jaja, pero mi compu murió y tuve que reescribir el capítulo entero (y es larguísimo), así que no pude actualizar a tiempo. Pero acá estamos y ya retomamos :) Espero que les guste el capítulo, fue toda una montaña rusa de emociones escribir esto jajaja.
En fin, un par de ADVERTENCIAS: Hay discusiones sobre la depresión, autolesión y alcoholismo.
Y nuevamente les recuerdo que aunque hay drama, las cosas acaban bien. Me parece que se va notando igual, pero nunca esta de más repetirlo: esto no es una tragedia.
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2011
Los Ángeles, California
Las cosas no fueron tan sencillas.
El tiempo había pasado, y aunque en muchos sentidos seguían siendo los mismos, en otros ya no lo eran. Todavía tenían heridas sin cicatrizar, discusiones pendientes y explicaciones que dar.
Aquel primer día casi no hablaron. Ya habría tiempo para eso después.
No hicieron gran cosa. Se besaron mucho, principalmente. Ambos estaban nerviosos, abrumados por la cercanía del otro. Aún cuando empezó a atardecer, ninguno de los dos lo mencionó. Toni se sentía físicamente incapaz de apartarse de él. Había añorado tanto su cuerpo cálido, su espalda ancha, la forma de sus hombros, los hoyuelos en la parte baja de su columna, la manera en que sus ojos resplandecían cuando lo miraba, el lunar que tenía bajo el ojo izquierdo… todo.
Así que lo recorrió con manos hambrientas y lo besó de todas las maneras posibles. Con dulzura, con desesperación, con nostalgia, con frustración, con deseo. Y por insólito que pareciera, Chris parecía sentirse exactamente igual.
En algún punto de la tarde acabaron por quedarse dormidos, y cuando Toni se despertó de repente por una pesadilla, como solía ocurrirle, se encontró envuelto por sus brazos. Era la primera vez en mucho tiempo que no se despertaba solo.
Toni temía el final inevitable. El momento en que Chris se levantara y dijera que tenía que irse. El momento en que tuviera que despedirse de él y el sueño se rompiera. No sabía qué pasaría una vez que saliera por esa puerta. Ahora que había probado de vuelta un trozo de él, no podría soportar perderlo otra vez.
Su único consuelo era que sabía que Chris tampoco quería irse. Así que cuando el reloj dio las cuatro de la tarde y ellos seguían enredados el uno en el otro, sin la más mínima intención de separarse, Chris tomó su celular de la mesa de noche y marcó el número de Tim. Toni lo oyó contestar al otro lado de la línea, un sonido opaco y apenas comprensible.
Chris carraspeó.
–Tim, ¿podrías decirle a David que no voy a poder ir al ensayo de hoy? –preguntó, tenía la voz un poco ronca. Toni lo contempló con fascinación–. Inventa alguna excusa, dile que estoy descompuesto.
–Claro –escuchó que respondía su amigo con facilidad. Hubo una pausa–. ¿El verdadero motivo es bueno o malo?
A Chris se le escapó una sonrisa boba y le echó una mirada de reojo a Toni. Toni estaba seguro de que su expresión debía de ser aún más estúpida.
–Creo que bueno.
El suspiro de alivio de Tim fue tan fuerte que Toni pudo oírlo con toda claridad a través del auricular.
–¿Estás con él ahora? ¿Lo pondrías al teléfono un segundo, por favor?
Chris le echó una mirada con las cejas enarcadas, pero Toni asintió y tomó el celular. Él también tenía ganas de decirle un par de cosas.
–Eres un completo imbécil, Carson –le soltó–. Espero que lo sepas.
A Tim se le escapó una risita húmeda.
–Sí, sí. Lo sé. –Tragó saliva pesadamente–. Pero, ¿me perdonas?
Una parte de Toni seguía ardiendo de ira. No podía creer que realmente se había atrevido a contarle a Chris su secreto. Pero… entendía por qué lo había hecho. Y no podía negar que tal vez hubiera sido la decisión correcta.
Suspiró.
–Todavía tengo ganas de matarte. A ti y a Morgan –advirtió, pero luego sonrió–. Gracias.
Toni oyó cómo Tim cambiaba el teléfono de posición, como si lo estuviera sosteniendo más cerca de su oreja.
–Supongo que… eh, ¿fueron al hospital?
Toni se mordió el labio. Con la visita inesperada de Chris anoche y aquel día sumidos en su propia burbuja, había olvidado por completo contarle a sus amigos sobre los resultados.
–No, no fue necesario. –Sintió que Tim iba a protestar, así que se apresuró a hablar–. Yo había ido antes. Me dieron los resultados ayer. Negativo.
–Oh. –Lo escuchó inhalar con fuerza–. Oh, Dios, eso es genial.
Toni tragó saliva.
–Sí, no había de qué preocuparse. –Pensó en dejarlo ahí, pero luego recordó lo furioso que se había puesto el otro día, cuando lo acusó de regodearse en su sufrimiento y no pedir ayuda. Tomó una bocanada de aire–. O sea, en realidad… Bueno, tampoco estoy perfecto. Me dijeron que mi dependencia al alcohol podría haber afectado a mi salud estos últimos días. Y… mi estado mental, que tampoco es el mejor.