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¡Hola, gente!
Okay, ya sé. Pasaron cuatro meses desde que supieron algo de mí. Pero no morí. (Feliz Halloween, Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo).
Si venían siguiendo un poco mis comentarios al inicio de los caps, sabrán que estoy a punto de terminar la universidad. La verdad, estos meses han sido muy muy estresantes para mí. Sentía que me estaba quedando corta con todo, no tenía ganas de tocar un libro por el resto de mis días, y definitivamente no tenía ganas de escribir uno.
Mi salud mental fue una porquería el año pasado, y todavía estoy tratando de recuperarme de uno de los peores episodios que he tenido en la vida. En general, escribir este libro me ayuda porque puedo volcar en Toni todas esas cosas que yo también estoy sintiendo... pero, simplemente comenzó a abrumarme demasiado.
Aun así, le tengo muchísimo cariño a esta historia y siempre la tuve presente. Incluso aunque me costaba escribir capítulos enteros, guardaba algunas notas con ideas. Así que acá estamos. Creo que me siento lo suficientemente mejor para retomar la historia. Estoy tratando de hacer más cosas que me gusta hacer, y escribir es algo que amo.
¡Deséenme suerte! Y espero que les guste este cap :)
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2011
Los Ángeles, California
Toni le echó una mirada al reloj de la pared y frunció el ceño. Eran casi las diez de la noche y Chris todavía no había llegado. Volvió a mirar su celular, pero no tenía mensajes.
Se mordió el labio, tamborileando sobre la tapa del piano. Era extraño que se hubiera alargado tanto la reunión. ¿Habría pasado algo?
Con algo de vacilación, giró en la banqueta del piano y volvió a desbloquear su celular. El nombre de Chris estaba primero entre sus contactos, su último mensaje anunciando que llevaría empanadas del restaurante argentino que quedaba en la esquina del estudio. Eso había sido hacía más de dos horas.
Toni tipeó un mensaje rápido.
Hey
Cómo fue a reunión?
Llegas pronto?
Chasqueó la lengua y se guardó el celular en el bolsillo. Carolina Hernández cada día estaba más loca. Sus reuniones ridículas se alargaban más y más y dejaban a Chris agotado y frustrado. Incluso Toni, que ya no tenía nada que ver con Sunny Management, tenía ganas de ir a sus oficinas a decirles un par de cosas.
Trató de continuar con la canción que había empezado a componer aquella tarde, pero se dio cuenta de que estaba demasiado cansado. Sus dedos se arrastraban con desgana sobre las teclas, casi sin producir sonido alguno, así que terminó cerrando el piano y dando por concluido el trabajo por aquel día.
No había ido tan mal. Cada vez costaba menos.
Se estiró y fue a la cocina a prepararse un té. Su teléfono vibró mientras el agua seguía calentándose.
Hola cariño
Pero Chris tardó casi un minuto entero en agregar nada más. El ceño de Toni se acentuó.
Fue bien. Pero estoy cansado.
Esta noche me voy a quedar en casa, es muy tarde
Voy mañana temprano
Podemos desayunar juntos
Toni volvió a echar un vistazo a la hora, sombrío. Chris había ido mucho más tarde antes. La hora nunca había sido un problema. Chris sabía que no le molestaba, Toni ni siquiera era el tipo de dormirse temprano. Chris sabía que podría llegar en plena madrugada y él estaría feliz de verlo.
Sacudió la cabeza.
Prueba otra vez
El mensaje apareció como leído de inmediato, pero Chris se tomó su tiempo para responder. Ellos nunca habían sido el tipo de pareja que charlaba mucho por celular. Ninguno de los dos era muy bueno para responder mensajes.
La tetera empezó a silbar y Toni fue a apagar el fuego. Los tres puntitos en el chat de Chris indicaban que aún no sabía qué decir.
Está bien.
Escribió al fin. Pero aun así tardó unos segundos más en escribir el resto.
Fue un asco
Ya conoces a Carolina.