Tiempos de Guerra

Capítulo 44: no me importa ~ 2003

2003

Berlín, Alemania

Los ojos de Chris estaban cerrados. El sonido del secador de pelo y los tirones suaves del cepillo le estaban provocando sueño.

El concierto empezaría en poco más de una hora. Era uno de los últimos que harían en Europa, después tendrían dos semanas libres antes de tener que viajar a Latinoamérica. Chris estaba deseando volver a dormir en su cama.

Disfrutaba de las giras. Le encantaba conocer países distintos, la adrenalina del movimiento constante. Pero a veces extrañaba la comodidad de su propia casa. La familiaridad de sus propios muebles y su barrio. Esos ratos a solas con Toni, simplemente descansando en brazos del otro, o mirando una película, o componiendo en la sala de música.

Y es que las últimas semanas habían sido duras. Por mucho que Chris odiara tener que admitirlo, era innegable que las cosas no iban bien entre Toni y él.

No era solo el tema del contrato y las discusiones con management. No era solo que la depresión de Toni estaba fuera de control y había días en que no pronunciaba ni una palabra. No era solo que Chris ya no supiera cómo dejar de… de tratar de mitigar su dolor con mentiras.

Porque sí, Chris le había dedicado la mayoría de sus noches en vela a aquellos pensamientos. Era consciente de que él tampoco había tomado las mejores decisiones. Sabía que sus mentiras piadosas no habían resultado ser tan inofensivas como él creía. Sabía que gran parte de la culpa recaía sobre él.

Y aunque se odiaba por eso, había otra parte que…

Una parte de él estaba profundamente furiosa con Toni. Una parte de él apenas podía soportar mirarlo a la cara.

No quería. Detestaba sentirse así, pero no sabía cómo parar. Estaba desesperado.

No podía creer que Toni fuera a dejarlo.

Al final, se reducía a eso. Era lo único en lo que podía pensar cada vez que lo miraba a los ojos. Se sentía traicionado, confundido y lleno de culpa.

Y sabía, por supuesto, que lo hacía por su propio bienestar. Había conseguido aceptar que no era una decisión suya. Incluso… odiaba pensar en eso, pero a veces incluso le parecía una buena decisión.

Chris no quería ser egoísta. De verdad que no. Pero igual estaba furioso.

Era un rencor que se había asentado y cristalizado en su corazón desde el instante en que Toni le había anunciado su renuncia. Apenas habían charlado desde entonces. Aún cuando los nervios de ambos acabaron enfriándose un poco y volvieron a ser cordiales, seguían evitando el tema.

Durante el día fingían que todo estaba bien –estaban tan acostumbrados a mentir– por Tim y por Ezra. Por el equipo. Por sus fans.

Durante la noche… fingían por ellos mismos. Llegaban a su habitación de hotel, exhaustos después de un día movido, y simplemente se miraban a los ojos.

Ambos lo pensaban. Era lo único en lo que podían pensar últimamente. Pero habían perdido la capacidad de ser honestos con el otro.

Toni sacudía la cabeza, incapaz de mirarlo por más tiempo. Siempre era el primero en rendirse. Sin decir una palabra, se encerraba en el cuarto de baño y tomaba duchas larguísimas. Y mientras tanto, Chris fruncía el ceño y esperaba su turno sentado, tieso y a punto de venirse abajo.

Durante la noche dormían sin mirarse, sin hablarse. A veces, ya en la seguridad de las sombras, sus cuerpos se buscaban instintivamente. No podían ver al otro, así que dolía menos. Pero al día siguiente, cuando amanecían enredados en brazos del otro, ninguno podía ocultar el alivio de su cara.

Chris no sabía cuánto más tiempo podían durar así. Tampoco sabía cómo detenerlo. No sabía cómo dejar de estar enojado. No sabía cómo acercarse.

Por una vez, no tenía palabras. No había nada que pudiera decir para salvar la situación.

–Ya estás listo –murmuró Charlie al fin, dejando el secador a un lado.

Chris volvió a la consciencia de golpe. Abrió los ojos y se miró al espejo.

Habían hecho un excelente trabajo con él. Su cabello rubio formaba ondas suaves, su rostro resplandecía, le habían cubierto las ojeras. Era el rostro de un hombre que no había escuchado nunca la palabra “preocupado”.

–Gracias, C. –Suspiró y se levantó de la silla.

Ezra estaba echado en uno de los sofás del camerino, ojeando una revista con poco interés. Tim dormía en el otro, con la boca entreabierta y un brazo sobre los ojos. La prueba de sonido había sido rápida y sin complicaciones, así que les quedaba una hora entera sin hacer nada. Y, después de varias semanas viajando sin parar, durmiendo en aviones y autobuses, habían llegado a un punto en que aprovechaban cualquier rato libre para descansar.

A Toni no se lo veía por ningún lado, pero tampoco era de extrañar. Últimamente parecía que fuera alérgico a la humanidad. Aparecería cinco minutos antes del concierto, con los ojos rojos y el aliento oliéndole a vodka, y Chris fingiría que no notaba ninguna de las dos cosas. Es más, fingiría que ni siquiera se había percatado de su ausencia.

Con un suspiro, se sentó sobre el brazo del sofá de Ezra. Éste le echó un vistazo rápido antes de volver a su revista.



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En el texto hay: musica, gay, lgbt

Editado: 02.08.2025

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