Tiempos de Guerra

Capítulo 45: hasta el fondo ~ 1998

1998

Seattle, Washington

–Entonces… –canturreó Tim, dejándose caer a su lado en el suelo del escenario–. ¿Ya le dijiste que lo amas?

Toni escupió el té que acababa de llevarse a la boca y empezó a toser. Ezra, echado a su otro lado, soltó una risita silenciosa.

¿Qué? –graznó con la voz ronca.

Tim se encogió de hombros, fingiendo inocencia. Le dio un par de palmaditas en la espalda.

–Llevas algo así como diez minutos mirándolo sin pestañear. No debe ser bueno para la salud.

A regañadientes, y todavía tosiendo superficialmente, Toni apartó los ojos de Chris y los clavó en Tim, ofendido. Él, como siempre, estaba sonriendo.

–Chismoso –masculló Toni, tratando de no sonrojarse y fracasando sin lugar a dudas.

Todavía era muy nuevo que pudieran hablar sobre estas cosas. Y aunque sabía que ellos no tenían ningún problema, Toni aún sentía un poco de vergüenza cada vez que lo pescaban en una situación comprometida con Chris.

Y sí, puede que lo estuviera observando con mucha intensidad, pero era completamente razonable. Porque Chris y Coco estaban al otro lado del escenario y hacía ya varios minutos que charlaban ininterrumpidamente. Alternando expresiones serias y algunas sonrisas, parecían estar hablando sobre algo importante.

Era un poco tonto, tal vez, pero había algo fascinante en la imagen. Courtney, su primera y única amiga abiertamente queer, charlando con su novio secreto. Toni esperaba que Coco pudiera ayudarlo como había hecho con él. Le gustaba mucho la idea de que pudieran ser amigos.

Así que sí, seguramente los estaba mirando con una cara de tonto enamorado. ¿Y qué? No era asunto de Tim.

–No soy chismoso –resopló Tim, el muy mentiroso–. Pero es que nunca te vi así por nadie. No sabía que eras un romántico por dentro.

Ezra pasó la página de su revista, impasible.

–De todas formas, no respondiste la pregunta.

Toni se volvió hacia él con expresión traicionada.

–¡Gracias, Ezra! ¡Qué bueno que puedo contar contigo!

Ezra le dedicó una sonrisita.

–Siempre que lo necesites, amigo. –Hizo ademán de darle una palmadita en el brazo, pero Toni lo esquivó–. Entonces, ¿vas a responder?

Tim empezó a hacer ruiditos grotescos de besos a modo de broma. Toni le dio un manotazo.

–Basta, qué asco.

Tim bufó.

–Asco la cara que tenías hace un momento mientras te comías a Chris con la mirada. –Fingió un estremecimiento–. Ni siquiera quiero saber en qué estabas pensando.

–Los odio mucho a los dos.

No era cierto. En aquel mismo instante, los quería más que nunca.

Nunca antes se había sentido tan libre para ser él mismo. Ni siquiera le importaba que se rieran a su costa, sabía que ellos también lo querían. Que lo conocían y lo aceptaban tal y como era.

No podía entender por qué había tardado tanto en decirles la verdad.

–Bueno, pero a lo que iba… –continuó Tim, dejando de lado las bromas–. Esto que tienes con él parece ir en serio. Era cierto lo que dije: nunca te había visto así por nadie.

Toni se quedó en silencio.

Tenía razón. Él, que siempre dudaba de todo y se estancaba en sus pensamientos circulares, por una vez no tenía dudas sobre lo que sentía por Chris.

–Yo, eh… –farfulló Toni, sintiendo que se le calentaba la cara–. No, no se lo he dicho.

Tim le echó una mirada cómplice.

–Pero lo sientes.

Las mejillas de Toni estaban rojas como tomates.

–…Sí.

Tim sonrió de oreja a oreja.

–¡Oh, estoy tan feliz por ti! –Y sonaba real. Sinceramente alegre porque su mejor amigo estaba enamorado de otro chico. Dios, cómo quería a Tim–. Deberías decirle.

Toni carraspeó. Bajó la vista, algo avergonzado.

–¿No crees…? O sea, es un poco pronto. No llegamos ni a cuatro meses. –Se mordió el labio–. Y… bueno, ni siquiera somos oficiales.

Ezra dejó la revista a un lado y se incorporó para quedar sentado frente a él, examinándolo con expresión severa.

–La cantidad de personas que sepan sobre ustedes no tiene nada que ver con la autenticidad de su relación, ¿sabes? Es algo solo sobre ustedes –dijo con voz autoritaria–. Y no hay reglas sobre estas cosas. Si es lo que sientes, es lo que sientes.

Toni tragó saliva. Sus dedos empezaron a tirar de un hilo suelto de su buzo. En realidad, su preocupación real era otra.

–Sí, pero… ¿y si él no…? –Se aclaró la garganta–. ¿Qué pasa si él no… siente lo mismo? No quiero arruinar las cosas.

Hasta ahora, su relación con Chris había sido como un sueño, y no quería forzar nada antes de tiempo. Odiaría incomodarlo con sentimientos no correspondidos.

Ezra y Tim intercambiaron una mirada.



#42752 en Novela romántica
#4670 en Novela contemporánea

En el texto hay: musica, gay, lgbt

Editado: 02.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.