---------------------------------------------------------------------
¡Hola, gente! ¿Cómo están?
Acá me tienen de nuevo, volviendo a esta novela (y a la vida) después de tres meses.
Parece que esta historia está destinada a hacer de catarsis de todos mis traumas, ¿qué es lo que no ha pasado en mi vida durante la escritura de este libro?
En fin, mi papá murió hace tres meses, así que estuve ausente no solo de la escritura, sino de muchas otras cosas últimamente. Pero estoy tratando de retomar algunas cosas?? Y tratando de recordar por qué las disfrutaba(? Así que esto es parte de eso.
Tomando todo eso en cuenta, creo que este capítulo es mucho más esperanzador de lo que podría haber sido.
---------------------------------------------------------------------
2003
Madrid, España
Era uno de esos días eternos y agotadores a los que Chris ya estaba acostumbrado. Estar de gira por el mundo a la vez que promocionaban su nuevo álbum siempre conllevaba ese tipo de cansancio abrumador que solo se podía mitigar con cuatro bebidas energéticas diarias y maquillaje para las ojeras.
De todas formas, estaba de buen humor.
Por lo general, no disfrutaba mucho de la agenda de marketing, pues solía implicar entrevistas incómodas, dormir muy poco y viajar para asistir a reuniones tediosas. Pero hoy tenían programada una firma de discos, lo cual significaba que podría charlar un poco con sus fans.
Le gustaba eso. Sí, era una actividad agotadora (se le terminaba entumeciendo la cara después de tantas horas sonriendo), pero lo disfrutaba enormemente.
Le hubiera gustado que Toni pudiera estar allí hoy, le habría encantado verlas. Y le haría bien a su ego saber que absolutamente todas preguntaban por él y deseaban que se encontrara mejor. Muchas le entregaban a Chris cartitas coloridas y dobladas para que se las diera a Toni de su parte.
Era una lástima que se lo estuviera perdiendo… Pero, bueno, necesitaba el descanso. No había dormido la noche anterior, Chris lo había escuchado tarareando para sí mismo durante la madrugada. Ahora que estaban de gira, no podía simplemente encerrarse en la sala de música y fingir que el resto del mundo no existía. Era más duro para él.
Así pues, cuando amaneció y sonó la alarma, Chris se encontró con que su novio ya estaba completamente vestido, sentado en el borde de la cama con una expresión de dolor y un vaso de tequila en la mano.
–Buenos días –murmuró Chris con cautela–. ¿Cómo estás?
Toni suspiró y se volvió a mirarlo. Tenía los ojos rojos.
–No puedo hacerlo –farfulló. Sacudió la cabeza–. No puedo.
Chris se sentó en la cama. No se animó a tocarlo, no estaba seguro de cómo se lo tomaría.
–¿Qué no puedes hacer?
Toni cerró los ojos con fuerza. Se pasó la mano por la cara, tratando de tranquilizarse.
–Salir. Hablar. Ver a otras personas. –Su respiración se estaba acelerando, y el vaso se tambaleó en su mano–. No puedo.
–Tranquilo –exhaló Chris, acercándose tentativamente a su novio–. Respira hondo.
Toni parecía estar teniendo problemas con eso. Se llevó la mano libre al corazón, su pecho se movía rápidamente y sus ojos se estaban llenando de lágrimas.
Chris le sacó el vaso de las manos con toda la delicadeza que pudo. Lo miró a los ojos con preocupación, luego dijo:
–¿Puedo tocarte? –Toni parecía inseguro, tenía una expresión de pánico en la cara–. Quiero ayudarte. Sigue mi respiración. Respira conmigo.
Su novio asintió una sola vez. Chris tomó la mano de Toni y la colocó sobre su propio pecho. Respiró hondo, lento, contuvo el aire por unos segundos y lo soltó por la boca. Toni lo observaba con atención.
–¿Puedes hacer eso? ¿Conmigo? –pidió Chris, tratando de alentarlo–. Imítame. Respira conmigo, siente cómo lo hago yo.
Poco a poco, Toni consiguió bajar su ritmo cardíaco y sus respiraciones a un nivel más normal. Soltó un suspiro profundo y cerró los ojos.
–Gracias –musitó, todavía un poco sin aliento. Parecía avergonzado por la escena.
Chris colocó su propia mano sobre la de Toni, que seguía en su pecho. La apretó con fuerza.
–Siempre que lo necesites.
Toni finalmente abrió los ojos. Lo observó con atención, su rostro inquieto, sus manos unidas sobre el pecho de Chris. Soltó otro suspiro.
–No puedo salir hoy.
Chris asintió.
–Está bien…
Pero Toni ya lo estaba interrumpiendo, alterándose de vuelta.
–No está bien. –Apartó la mano de un tirón y se secó los rezagos de lágrimas de los ojos con algo de brusquedad–. Esperan que esté allí. Que les hable y que sonría y que les firme los discos…
–La firma llevará varias horas, Toni –dijo Chris con delicadeza–. Y sí, tendrías que fingir que está todo bien si no queremos un escándalo. Tendrías que sonreír y charlar con ellas, sacarte fotos, ser amable.