Tiempos de Guerra

Capítulo 48 ~ 1999

 

1999

Oakland, California

 

 

Los últimos días se habían pasado volando.

Entre los conciertos, los ensayos y entrevistas, y además el breve viaje a Miami para pasar Navidad con sus padres o la escapada furtiva con Chris el 31 de diciembre para celebrar el Año Nuevo en privado; era natural que Toni sintiera que los días pasaban demasiado rápido. Estaban pasando muchas cosas en su vida.

Les quedaban solamente un par de fechas más antes de que terminara la gira, y Toni ya empezaba a echar de menos la aventura. Nunca se habría imaginado que llegaría hasta allí, que realmente haría una gira nacional de la mano de una artista como Courtney Jones.

Nunca se hubiera imaginado que acabaría siendo su amigo, además.

Todo lo que había pasado el año anterior había sido una locura absoluta, y a veces todavía le costaba un poco creerse que aquella era su vida ahora.

Pero era cierto. Ahora Toni era un cantante famoso, había publicado su primer álbum –que estaba recibiendo muy buenas críticas–, cada vez más personas lo reconocían en la calle, su carrera iba en ascenso. Y no sólo eso, sino que tenía un grupo de amigos en los que confiaba de verdad y un novio grandioso.

Por una vez, Toni se sentía optimista.

–¿En qué piensas? –musitó Chris, somnoliento, a su lado–. Estás extrañamente sonriente.

Era temprano en la mañana y todavía tenían un rato libre antes de empezar con el día. No tenían muchos planes por delante, tan sólo la prueba de sonido y el concierto. Ahora que ya no estaban grabando y la mayor parte de la publicidad del álbum había terminado, las cosas estaban un poco más tranquilas.

La próxima semana estarían grabando el video musical para su siguiente single, y Toni se sentía emocionado. Todo iba bien.

Toni le echó una mirada afectuosa a su novio.

–Nada especial. –Repuso, encogiéndose de hombros–. Estaba pensando en lo diferente que es mi vida ahora que el año pasado. Si me hubieran dicho entonces que hoy estaría dando conciertos a diario con Coco Jones, me les hubiera reído en la cara.

Chris se acomodó mejor en la cama y sonrió plácidamente. Así, con el cabello rubio aplastado de un lado, los ojos verdes todavía pesados por el sueño y el hilo de baba seca que le caía por la comisura del labio; a Toni no podría parecerle más hermoso.

Auténtico, honesto, vulnerable… y todo suyo.

–Parece imposible, ¿no? –murmuró, frotándose la boca con el dorso de la mano para limpiarse–. ¿Qué parte es la más sorprendente? Porque yo no sé si formar parte de una boyband en su camino a la fama, o hacer una gira por todo el país con un grupo de chicos que conocí hace diez meses, o haberme enamorado irremediablemente de uno de ellos.

Toni puso los ojos en blanco, pero su corazón tembló un poquito.

–Todo eso fue una excusa para ser cursi, no creas que no me di cuenta.

Chris le dedicó una sonrisa de oreja a oreja, desvergonzado.

–Algún día voy a conseguir que admitas en voz alta que te gusta que sea cursi.

Toni le sacó la lengua.

–Buena suerte con eso.

Pero entonces Chris lo rodeó con sus brazos y lo atrajo hacia su pecho, y Toni se alegró de que no le pudiera ver la cara desde esa posición, porque podría haber perdido toda la dignidad cuando sintió los dedos de Chris acariciándole el cabello.

Esto, todo esto: Chris y sus infinitas muestras de afecto, despertarse junto a él cada día, sus eternas sonrisas y sus carcajadas demasiado ruidosas… La seguridad que sentía estando allí, envuelto en sus brazos. Porque lo amaba, y Chris también lo amaba a él, y…

El Toni de hacía un año jamás habría pensado que podría llegar a tener todo eso.

–De verdad estás muy pensativo. –Le murmuró Chris al oído, la mejilla apoyada contra su cabello. Lo tenía abrazado con tanta fuerza que Toni apenas podía hacer nada más que oír los latidos sosegados en el pecho de su novio. Tampoco iba a quejarse.

–Pensando cosas cursis, la verdad.

–¿Ah, sí? –La sonrisa se escuchaba en su voz–. ¿No quieres compartir con la clase?

Todo rodó los ojos.

–Me siento muy afortunado, eso es todo. –Con la punta de sus dedos, acariciaba el brazo de Chris. No podía verle la cara, pero sabía que sonreía–. Por todo. La banda, los chicos, tú. Nunca pensé que podría… que esto podría pasar.

Chris se mantuvo anormalmente silencioso por unos segundos, meditando sus palabras.

–Es como un milagro –dijo al fin, besándole la coronilla–. Son cosas que no pasan en la vida real. Pero aquí estamos, de todas formas.

–Exacto –musitó Toni, girándose para poder mirarlo a los ojos–. Y me siento muy agradecido por eso.

La sonrisita que Chris le dedicó en ese momento casi le derrite las tripas. Le besó los labios con dulzura, sin profundizarlo, tomándose su tiempo para sentir el calor de su cuerpo tan cerca.



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En el texto hay: musica, gay, lgbt

Editado: 18.04.2024

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