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¡Buenas, gente!
Nada, quedan solo cinco capítulos para terminar, así que ya casi estamos ahí. Seguramente una vez que termine la novela le haga algunas revisiones, pero ningún cambio muy drástico.
Obviamente tenía que agregar algún capítulo que pase en una de mis ciudades favoritas, en la cual llevo viviendo hace años.
¡Espero que disfruten!
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2003
Buenos Aires, Argentina
Haberse confesado mutuamente que ambos estaban enfadados con el otro había hecho milagros por salvar su relación.
Chris no entendía del todo por qué, pero desde la discusión que habían tenido hacía unos días, en la cual le había echado en cara a Toni que le guardaba rencor por irse y por la manera en que se estaba comportando, las cosas habían dado un giro drástico. Parecía que volvían a estar en buenos términos.
Ya no se ignoraban. De hecho, Toni estaba más cariñoso que nunca. Se la pasaba colgado del brazo de Chris, tocándolo, acariciándolo, besándolo sin importarle demasiado que lo vieran sus agentes o guardaespaldas. Era… francamente extraño.
Por supuesto, Chris estaba lejos de sentirse molesto ante tal cambio de actitud, pero no podía negar que lo ponía un poco nervioso. En general Toni no era muy entusiasta de las muestras de afecto públicas, ni solía ser tan romántico o meloso. A veces Chris lo miraba desconcertado tras algún beso impulsivo y notaba cierta ansiedad en los ojos de su novio, como si pensara que en cualquier momento pudiera desaparecer frente a él.
Chris sospechaba que él lo miraba exactamente igual.
Incluso los otros habían notado la transformación repentina de Toni. Tim le había preguntado qué clase de pócima amorosa le había dado para que estuviera tan necesitado de afecto. Y Chris no había sabido responder, porque sinceramente él estaba tan confundido como los demás.
Además, no era sólo con él que actuaba distinto. Chris había llegado a considerar que podría estar teniendo una especie de ataque de histeria prolongado. En el concierto de la noche anterior había estado bailando, riéndose a carcajadas, charlando con el público, leyendo en voz alta algunos de los carteles de las fans, incluso los que contenían mensajes controvertidos.
En cierto punto había leído en voz alta, directamente sobre el micrófono: “Espero que algún día alguien me mire como Toni mira a Chris”. Y se había echado a reír, se giró deliberadamente hacia él y le guiñó un ojo, todavía sonriendo.
Chris no sabía cómo había sobrevivido sin venirse abajo allí mismo. Su reacción seguramente había sido de lo más vergonzosa. Pero no podía evitarlo: Toni mirándolo con aquella sonrisa tan amplia e inusual, todo transpirado y sonrojado por el concierto era demasiado para su corazón.
No entendía qué estaba pasando, pero no podía negar que era adictivo contemplar a Toni en aquella nueva faceta rebelde suya.
Así que ni bien había terminado el concierto, se había lanzado sobre él. Si a Toni ya no le importaba tener público, Chris no veía por qué él tendría que contenerse.
Apenas habían llegado a su habitación de hotel con la ropa puesta, prácticamente incapaces de sacarse las manos de encima. Chris tenía que admitir que era un buen cambio, tomando en cuenta que hacía dos semanas apenas podían mirarse a los ojos.
La mañana siguiente durmieron hasta tarde. Chris lo hizo, al menos. No estaba seguro de que Toni hubiera dormido mucho.
Era uno de sus días libres. Uno de los que había recibido Chris a cambio de la confirmación de matrimonio, ya hacía un par de meses. Eso significaba que tendrían el día enteramente para ellos, sin que nadie viniera a molestarlos.
Hasta ahora, Toni había evitado por completo el tema de aquellas mini vacaciones, pues seguía enfadado con Chris al respecto. Pero aquella mañana, lo primero que hizo al ver que Chris estaba despierto fue preguntar:
–¿Cuál es el plan para hoy?
Chris no había querido mencionar antes aquella cuestión, temeroso de arruinarle el buen humor de los últimos días, así que fue un alivio que fuera el mismo Toni quien lo señalara.
–Pues… tenemos todo el día para nosotros, así que supongo que lo que queramos.
Toni le dedicó una sonrisa condescendiente. Amable, pero falsa.
–Sabes que no es cierto. –Se acomodó en la cama para poder mirarlo mejor–. En realidad, ni siquiera podemos salir del hotel, ¿no? No pueden vernos juntos afuera, solo a nosotros dos, mientras Tim y Ez están dando una entrevista.
Así que Chris se quedó callado, considerando sus opciones.
–Podemos reservar la piscina del hotel –sugirió, meditativo–. Está en el último piso y es un lugar cerrado, así que podemos llamar y decir que no queremos que nadie más entre por el resto del día.